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Las deudas de Madeira amenazan la credibilidad de las reformas de Portugal

Cuando parecía que Portugal dejaba atrás a Grecia en su lucha por recuperar la confianza de los mercados, irregularidades detectadas en las finanzas de la región autónoma de Madeira amenazan con cuestionar la disciplina y firmeza mostrada por el país para aplicar severos recortes y salir de la crisis.

17 de septiembre de 2011

El aumento del IVA que penaliza la luz y el gas, la subida de los precios del transporte público, la aprobación de un impuesto extraordinario sobre la paga extra de Navidad o la liberalización del despido son sólo algunas de las medidas aprobadas por el nuevo Gobierno luso, de signo conservador, en los últimos meses.

Estos ajustes, cuyas consecuencias ya nota en su día a día el ciudadano medio, han sido aplicados sin dudar por el Ejecutivo del primer ministro Pedro Passos Coelho (PSD), cuya máxima prioridad es cumplir con los compromisos acordados con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio de su rescate financiero.

Sin embargo, la aparición de deudas desconocidas hasta ahora en las cuentas del archipiélago de Madeira desde el año 2004 -estimadas en unos 1.000 millones de euros- podría perjudicar la percepción en el exterior del rigor aplicado por Portugal en sus ajustes y complica el cumplimiento de sus objetivos en reducción del déficit.

"El impacto es más importante en términos de imagen que económicos", asegura en declaraciones a Efe el director de la Escuela de Negocios de la Universidad Nova de Lisboa, José António Ferreira, quien advierte que la "pelota" se encuentra ahora en el tejado del Ejecutivo luso.

"La alteración en el déficit ya está hecha, por eso es preciso saber qué hace el Gobierno portugués para contrarrestarlo. Debe ser muy duro y rápido en su actuación sobre el régimen de Madeira", insiste.

Ferreira defiende, tal y como hacen otros analistas lusos, que lo ocurrido en el archipiélago refleja "la ausencia de un sistema independiente de control de las cuentas públicas".

En su opinión, el caso madeirense demuestra, además, que las peculiaridades del sistema político portugués han permitido a la región presidida por Alberto Joao Jardim "utilizar el chantaje independentista para hacer básicamente lo que quiso".

"Hay que alterar de forma urgente la autonomía financiera de la que gozan las regiones -en referencia a Madeira y las Islas Azores-", resaltó el catedrático, autor de varios estudios sobre el desarrollo económico de Portugal.

Fuentes oficiales del Instituto Nacional de Estadística citadas por la agencia Lusa admitieron igualmente que el principal efecto de las deudas descubiertas en Madeira puede ser "disminuir la credibilidad internacional del país", que vive bajo la intensa presión de los mercados desde hace un año.

Desde Polonia, donde se reunieron ayer los ministros de Finanzas de la UE, fue el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, quien hizo patente su malestar por la noticia al calificar las nuevas irregularidades de "sorpresa no bienvenida".

A las deudas de Madeira se le añaden los problemas de Portugal para definir en qué cifra cerró su déficit público en 2010.

En enero de 2011, el entonces primer ministro, el socialista José Sócrates, anunció que el país terminó 2010 con un déficit público equivalente al 7,3 % del PIB, tal y como había prometido.

A finales de marzo, sin embargo, el Gobierno incrementó esta cifra hasta el 8,6 % por las pérdidas registradas en varias empresas públicas de transporte y de un banco nacionalizado, y apenas tres semanas después, volvió a aumentarlo hasta el 9,1 % debido a una serie de precisiones metodológicas en la contabilidad de la UE.

Para el profesor José Antonio Ferreira, estos cambios "perjudican" la imagen del país y las compara con las variaciones al alza hechas públicas por el Gobierno griego en los últimos meses.

Las irregularidades financieras detectadas en Madeira -región con la que históricamente existen tensiones sobre su autonomía- se suman al "agujero" encontrado en las cuentas públicas lusas por el recién elegido Gobierno conservador, de 2.200 millones de euros, y que le obligará a adoptar "medidas de austeridad adicionales".

(EFE)