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Lanzan campaña nacional por la puntualidad en Perú

Al mismo tiempo sonaron las sirenas de los carros patrulleros y de bomberos, las campanas de la Catedral de Lima empezaron a tañer, papel picado rojo y blanco --colores de la bandera peruana-- fueron lanzados al viento, mientras bailarines danzaban los bailes típicos del país.

1 de marzo de 2007

Lima.- A las 12 del mediodía del jueves, el presidente Alan García hizo sonar una campana y dio inicio a una campaña nacional para desterrar de Perú la impuntualidad.

Se trataba del lanzamiento de la campaña "Perú, la hora sin demora" que ha impulsado el gobierno para eliminar la "horrible, pésima, nefasta costumbre" de llegar tarde, según dijo García. "Ser puntual es respetar al prójimo... Terminar con la impuntualidad significa también engrandecer a la patria. Cuando perdemos tiempo hacemos perder tiempo al Perú", dijo el mandatario en la ceremonia que tuvo lugar en la Plaza Mayor de Lima, y a la que asistieron ministros de estado, congresistas y otros funcionarios del gobierno.

La campaña fue hecha coincidir el jueves con el inicio del año escolar, y durará hasta el 28 de julio, día del aniversario de la independencia. Paradójicamente, una tarjeta de invitación remitida al jefe de la AP para asistir a la ceremonia programada para las 11 de la mañana, fue recibida a las 13:30 de la tarde del jueves. La invitación provenía de la Presidencia del Consejo de Ministros.

En Perú, como en la mayoría de países latinoamericanos, llegar tarde por unos 30 minutos a una cita, evento, o reunión de negocios, es socialmente aceptable. El mayor ejemplo de impuntualidad lo dio en Perú el ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006) de quien se dijo que instituyó la "hora Cabana", --el nombre de su pueblo natal-- porque aparecía en eventos públicos hasta con dos horas de retraso.

García, quien desde que inició su gestión en julio pasado, ha marcado distancia del comportamiento de su predecesor, dijo que media hora de tardanza diaria de cada uno de los 16 millones de peruanos mayores de edad, equivalía a 3.000 millones de horas perdidas al año. "Era tiempo, no tanto que el gobierno se preocupara por eso, sino que nosotros como ciudadanos debemos aprender a ser puntuales y eso debemos enseñarlo en casa. Que nuestros hijos aprendan desde su niñez a ser puntuales", dijo Juan Tello, técnico petrolero, de 56 años, quien transitaba por la Plaza Mayor.

Alistair Williamson, un turista londinense de 29 años, que observaba el espectáculo en la plaza, comentó que tuvo que pasar una hora entera en inmigración esperando sus maletas en el aeropuerto cuando llegó a Lima. "Es probablemente una buena idea (esta campaña) porque muchos países de Latinoamérica pierden negocios por la impuntualidad", dijo a la AP.

 

 

AP