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La genealogía cobra vida con ADN y la internet

Lee Drew conversaba los otros días con unos primos suyos.

30 de abril de 2007

Nueva York.- Mientras él estaba en la oficina que tiene en su casa en Orem, Utah, cuatro de sus primos estaban en Inglaterra, otro en Australia y un sexto en Sudáfrica. Otros más se comunicaron con él desde otras partes de América del norte.

Drew es uno de los nuevos genealogistas que hacen lo que habría sido imposible en la era no tan distante de polvorientos archivos y rechinadores visores de micropelícula: halló a tantos de sus parientes que necesita una base de datos de computadora para mantener el rastro de todos ellos, nada menos que 1.700.000. Al igual que los equipos modernos han permitido que toda persona con motivación suficiente escale el monte Everest o se zambulla para explorar el Andrea Doria, las nuevas tecnologías han posibilitado hazañas en la investigación genealógica con un esfuerzo relativamente modesto.

Ahora no hace falta más que una curiosidad informal y unas pocas horas de investigación para descubrir que el activista por los derechos humanos Al Sharpton desciende de esclavos que fueron propiedad de antepasados del fallecido senador de Carolina del Sur Strom Thurmond, enérgico adversario de la desegregación racial. Eso se logró gracias al cibersitio comercial de genealogía ancestry.com, que se jacta de tener el banco de datos más numeroso de antecedentes familiares en todo el mundo, con más de 4.000 millones de registros. Entre los 725.000 suscriptores de la compañía hay quienes han descubierto que descienden de la realeza, o de los pasajeros del Mayflower, o que Butch Cassidy es primo lejano.

Además de su banco de datos, Drew también usa la internet para comunicarse con sus familiares dispersos por el mundo, con quienes comparte informaciones y hallazgos de sus investigaciones. Y servicios como Google Books le dan acceso gratuito a vastas colecciones de bibliotecas universitarias. A sus 57 años recuerda los viejos tiempos en el que dedicarse a la genealogía significaba manejar hasta la biblioteca sobre antecedentes familiares de la iglesia mormona en Salt Lake City o pasarse las vacaciones revisando los cementerios de las iglesias en busca de las inscripciones en las lápidas. Ahora no requiere más que activar la computadora en la oficina de su propia casa.

La genealogía en internet puede ser extremadamente productiva, coincidió Dick Eastman, que escribe en línea una carta informativa sobre genealogía. Pero depende en gran medida de donde provengan los antepasados del interesado. La internet es estupenda para Estados Unidos, particularmente Nueva Inglaterra. Y es bien efectiva para Gran Bretaña e Irlanda. Pero si los antepasados que uno busca provienen del sur de Europa, Africa, Asia o incluso Canadá en algunos casos, puede que no se obtenga ningún resultado.

"Si quiero averiguar mis antepasados francocanadienses no hay prácticamente nada que me ayude a rastrear más de dos o tres generaciones", dijo Eastman. "No es una experiencia tan fructífera como la que algunos servicios en línea quieren hacerte creer". Herbert Huebscher, un ingeniero eléctrico retirado de Franklin Square, estado de Nueva York, se halló en esa situación cuando empezó a investigar sus antecedentes familiares. Los más distantes que pudo identificar eran judíos ucranianos que vivían en un pueblo cerca de la frontera rumana alrededor de 1830.

"En general, los antecedentes escritos de judíos tienden a interrumpirse alrededor de 1800, cincuenta años más o menos", observó Huebscher. Para indagar más en el pasado, apeló al ADN.

Los exámenes de ADN han posibilitado que los interesados encuentren otras líneas de parentesco cuando se acaban los registros escritos. La tecnología se empleó hace varios años para demostrar que Thomas Jefferson _o uno de sus familiares varones_ tuvo un hijo de su esclava Sally Hemings. También reveló que una proporción significativa de varones en la Irlanda moderna puede rastrear su ascendencia a un varón descendiente directo de Niall de los Nueve Rehenes, un legendario rey del siglo V.

La compañía Customers of Relative Genetics, con sede en Salt Lake City, ha rastreado sus raíces a Escocia, Africa y otros países distantes con pruebas de ADN. Huebscher puso a examen su perfil genético con la empresa Family Tree DNA, de Houston. Halló que coincidía con otro individuo en el banco de datos de la firma, un londinense nacido en Sudáfrica llamado Saul Isseroff. Resultó que los dos tenían ciertas anomalías bien características en su mapa de ADN, que les permitió identificar otras coincidencias cuando otros clientes se sumaron a la base de datos. Ahora ya han hallado a más de 40 familias estrechamente relacionadas entre sí. Casi todas eran judías y casi todas rastrean su linaje a Europa oriental, aunque curiosamente una línea tiene sus raíces en Puerto Rico.

Un análisis estadístico de todos los datos genéticos revelaron que ya fuese que se llamasen Huebscher o Isseroff, Wolinsky o Rosa, todas las familias compartían un antepasado común que probablemente vivió hace cuatro o cinco siglos, mucho antes de que la mayoría de los judíos tuviese siquiera apellido, y mucho menos registros escritos. Aunque su investigación no es concluyente todavía, Huebscher cree que el antepasado genético común pudo haber descendido de judíos sefardíes que vivían en España antes de la Inquisición.

Un poco de paciencia puede ser suficiente para solucionar el misterio, afirmó Peggy Hayes, de Relative Genetics. "Los bancos de datos están creciendo muy rápidamente", explicó. "A medida que se expandan, la tasa de éxitos también va a subir". Para algunos afortunados, las técnicas les ha posibilitado rastrear sus orígenes no sólo algunos siglos, sino un milenio o más. Todo lo que tienen que hacer es tener algún vínculo con una línea real, dijo Drew, y observar hasta dónde se remonta. "Todos estamos vinculados con la realeza", aseguró.

La cuestión está en demostrarlo. Pero gracias al poderío de la nueva genealogía, puede ser mucho más fácil de lo que uno piensa. Todo monarca francés desde el siglo X era descendiente de Carlomagno. También lo era Guillermo el Conquistador, lo que significa que todo monarca británico desde 1066 desciende del rey de los francos. Y eso significa que al menos 18 presidentes estadounidenses, 14 primeras damas, Walt Disney, Colin Powell, Brooke Shields _algunos de quienes han sido investigados a fondo por los genealogistas_ pueden rastrear su ascendencia a Carlomagno.

 

AP