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Europa ve con calma baja del dólar

El euro se cotizó el jueves a 1,3257 dólares en la contratación europea, comparado con 1,3156 dólares el Nueva York el miércoles, su mayor cotización en 10 meses.

30 de noviembre de 2006

Berlín
 
Con el repunte de la economía europea, las empresas y gobiernos han restado importancia esta vez a la caída del dólar frente al euro, un fenómeno otrora considera un veneno potencial para los exportadores del Viejo Continente.

Las empresas parecen haberse amoldado al alza del euro, al menos por ahora, especialmente Alemania, la reina de las exportaciones.

El fortalecimiento de una divisa resta competitividad a las exportaciones del país al encarecer sus productos en los mercados extranjeros. Pero, salvo los franceses, el resto de los europeos no se han alarmado esta vez.

"No estoy preocupado", afirmó el presidente del Banco Central holandés Nout Wellink. Empero, el viceministro de Economía alemán Bernd Pfaffenbach reconoció que la fortaleza del euro no ayuda particularmente a las exportaciones.

Por su parte, el presidente del Banco Central europeo Jean Claude Trichet, que consideró en el 2004 la anterior baja del dólar un acontecimiento "súbito y brutal", no intentó esta vez intervenir ni siquiera verbalmente en los mercados.

Las razones de esta calma son variadas. Muchas empresas, por ejemplo, tienen centros de producción en Estados Unidos, lo cual elimina el factor de las fluctuaciones de los cambios monetarios de sus productos vendidos en la mayor economía del mundo, mientras que otros han limitado su vulnerabilidad a las fluctuaciones de divisas mediante complejos mecanismos financieros.

Además, un mayor crecimiento económico en los países que usan el euro situará este año su expansión en el 2,6% frente al 1,4% en el 2005, reduciendo las consecuencias, al mismo tiempo que el público recuerda que los pronósticos calamitosos emitidos en diciembre del 2004 cuando el euro llegó a su récord de 1,3667 dólares, no llegaron a ser realidad.

"La gente se ha acostumbrado al euro robustecido", afirmó el economista Christian Dreger, del Instituto Alemán de Investigación Económica, en Berlín. "Esa es la diferencia frente a la situación de hace dos años".

Además, la fortaleza del euro ha reducido la inflación al abaratar las importaciones, agregó Dreger.

Es poco lo que pueden hacer esta vez, al igual que las anteriores, los políticos europeos ante la baja de la divisa estadounidense. Como dijo en una ocasión el secretario del Tesoro de Estados Unidos John Connally, el dólar es "nuestra divisa y su problema".

Los economistas sostienen que los enormes déficit presupuestarios y comerciales de Estados Unidos presionarán por largo plazo al dólar. Además, tasas bancarias más altas en Europa en comparación a las de Estados Unidos encarecen el euro al aumentar en rendimiento de algunas inversiones en euros.

Las principales empresas europeas han formulado moderados comentarios sobre el tipo de cambio, otro contraste con 2004, cuando muchas de ellas atribuyeron la reducción de beneficios corporativos a la baja del dólar.

La única salvedad a esta calma europea la protagoniza Francia, que encara este año elecciones presidenciales y que en el tercer trimestre sufrió un nulo crecimiento económico.

La debilidad del dólar se sumó a los apuros financieros sufridos por la empresa European Aeronautic Defence and Space Co. en su empeño de poner en el mercado un nuevo avión de capacidad media, al mismo tiempo que hace frente a un retraso de dos años en el lanzamiento del súper jumbo A380.

Empero, los economistas sostienen que la aceptación general de un euro robusto podría variar si la divisa europea llega a los 1,40 ó los 1,50 dólares el próximo año, o si el encarecimiento ocurre a tal velocidad que las empresas no pueden adaptarse.
 
AP