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España concluye una agridulce presidencia de la UE, marcada por la crisis

El Ejecutivo que encabeza José Luis Rodríguez Zapatero considera cumplidas sus prioridades, pese al difícil contexto en el que se desarrolló la presidencia.

30 de junio de 2010

Madrid.- España concluye hoy su cuarta presidencia de la UE con un balance agridulce de un semestre que estuvo marcado por la profunda crisis económica que sufre Europa y las turbulencias de los mercados financieros, que obligaron a tomar medidas para poner a salvo el euro.


Entre las fechas culminantes de este semestre está la cumbre que la UE celebró con América Latina en Madrid, el 18 y 19 de mayo, en la que se firmaron acuerdos de asociación con los países de Centroamérica, Perú y Colombia, y se relanzó la negociación con Mercosur, congelada desde 2004, que estaban entre los principales objetivos fijados.

Para el secretario de Estado para la Unión Europea (UE), Diego López Garrido, se dio "un salto" esencial para forjar una unión económica, ya que cuando se decidió la creación del euro se optó por establecer una unión monetaria pero sin una unión económica.

Esta valoración, expresada hoy en la radio pública española, es compartida por el analista Ignacio Molina, experto en la UE del Real Instituto Elcano, quien considera que la presidencia española dejará huella por haber sembrado el "germen de un posible gobierno económico europeo".

"Ha sido una presidencia muy complicada por el contexto económico. La situación económica mundial es mala, la situación económica europea es muy mala y la situación económica española es muy, muy mala, y eso complica muchísimo el margen de maniobra político para ejercer una función institucional", declaró a Efe.

Partiendo de ese trasfondo, la Presidencia "se ha ejercido de forma bastante razonable" y si se analiza capítulo a capítulo "se han cumplido los objetivos, que eran bastante heterogéneos y ambiciosos".

En la parte económica, España se encontró con una situación muy compleja, "porque es muy difícil ser al mismo tiempo uno de los principales enfermos y querer ser médico a la vez", señaló en alusión a las fuertes presiones que sufrió la economía española en los mercados internacionales y desde algunos medios europeos.

De esa situación se salió con una reunión clave celebrada por los responsables de economía y finanzas el 10 de mayo, en la que se decidió la creación de un mecanismo, dotado de 750.000 millones de euros (922.000 millones de dólares al cambio actual), para proteger al euro y salir en rescate, si fuera necesario, de países en grave riesgo económico.

Esta decisión fue aparejada con la exigencia de que algunos socios, entre ellos España, llevarán a cabo fuertes ajustes.

Desde el punto de vista político, donde las expectativas iniciales eran muy altas y "se habló de presidencia histórica, de una presidencia transformadora, entonces, obviamente, el resultado no es bueno, porque no se han cumplido", señaló Molina.

Algunas expectativas se frustraron, como fue el caso de la cumbre con EEUU, que hubiera supuesto la primera visita del presidente Barack Obama a España, o con la Cumbre Euromediterránea, que se aplazó.

"La relación transatlántica en este semestre ha sido muy fructífera. Se han aprobado acuerdos políticos importantes y de cooperación real, sobre todo en el ámbito de Justicia e Interior, pero, sin embargo, en lo visible, con tanta expectativa de que Obama iba a venir, en el momento en que eso te falla, parece que todo falla".

Lo mismo se podría decir sobre la cumbre Euromediterránea, "el trabajo legislativo, técnico a largo plazo, como con América Latina, estuvo bien hecho".

Para el experto, "era muy ambicioso querer hacer las tres cumbres: con América Latina, con EEUU y con el Mediterráneo, que son regiones muy complejas, para hacerlas en el margen de un mes".

Sobre el empeño del Gobierno español en lograr el cambio de la posición común de la UE hacia Cuba, Molina consideró que "se ha gestionado de una forma muy extraña, porque no estaba en el programa de la Presidencia como una prioridad" y se hizo pensar que era una prioridad cuando no había mayoría suficiente entre los socios europeos.

 

 

EFE