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En Portugal los recortes no paran el carnaval

Los portugueses han aceptado resignados las reformas al mercado laboral, lo que ha elevado el desempleo, y los recortes de beneficios, pero los llamados a cancelar la centenaria tradición del Carnaval fueron demasiado lejos.

21 de febrero de 2012

LISBOA - En nombre de la austeridad impuesta por prestamistas internacionales, el Gobierno intentó forzar el fin del feriado público del martes, pero el país cerró sus actividades de igual modo pues los portugueses se negaron a perder su festival previo a la Cuaresma.

En Lisboa, las calles estaban silenciosas y muchas tiendas y oficinas estaban vacías, además de las de Gobierno.

Los desfiles del Carnaval se desarrollaron normalmente en muchos lugares del país, algunos adornadas con muñecos del Fondo Monetario Internacional, de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo, la "troika" de prestamistas del rescate de 78.000 millones de euros de Portugal.

"Prescindir del feriado de Carnaval no va a salvar al país", dijo Filipe Garcia, jefe de la consultoría Información de Mercados Financieros. "Es en puntos simbólicos donde se ha perdido la credibilidad, el Gobierno debería estar más preocupado sobre la cohesión social que en medidas simbólicas", agregó.

Es un oportuno recordatorio de que pese al leve nivel de protesta social y huelgas contra las dificultades de Portugal bajo el rescate, hay límites respecto a cuánta austeridad aguantará el país durante la mayor recesión el décadas.

Dado que Portugal es el segundo país con más riesgo en la zona euro después de Grecia, funcionarios europeos están conscientes de que cualquier caída del país en protestas sociales podría minar el argumento de Europa de que la situación de Atenas es única.

Peligro de Descontento 

Una clara señal emergió la semana pasada con la divulgación de datos que mostraron que el desempleo alcanzó el récord del 14 por ciento en el cuarto trimestre del 2011, por sobre la estimación del Gobierno de un 13,7 por ciento para el 2012, cuando se espera que la recesión empeorará.

"Si incluyes a gente inactiva, el desempleo ya alcanza más de un millón de personas, lo que significa un futuro a corto plazo impredecible", comentó Renato Carmo, profesor de sociología de la Universidad Instituto de Lisboa.

"El Gobierno está claramente preocupado (...) podría haber una situación de descontento que termine en protestas generalizadas más vehementes", añadió.

Esas preocupaciones se han vuelto más relevantes en la medida en que algunos economistas temen ahora que Portugal necesite más fondos para reestructurar su deuda como Atenas, que vio manifestaciones violentas y saqueos antes de asegurar finalmente su segundo paquete de rescate financiero por 130.000 millones de euros.

El Gobierno portugués ha descartado esa posibilidad y ha prometido cumplir las duras metas fiscales con profundos recortes de gastos y alzas impositivas, además de realizar dolorosas reformas para impulsar la competitividad.

Los pasos en falso por parte del Gobierno, incluyendo la sugerencia del primer ministro Pedro Passos Coelho de que la gente debería "quejarse menos" y persistir para ayudar a la economía a superar la crisis, podrían haber empeorado el humor de los portugueses.

El mayor sindicato del país, el CGTP, convocó a una paralización general para el 22 de marzo tras sólo dos huelgas de ese tipo desde el 2010. El CGTP también congregó a un grupo inusualmente grande de cerca de 100.000 personas en una protesta este mes.

REUTERS