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En caso de guerra, Irán podría afectar el suministro petrolero

El potencial de Irán para bloquear casi el 40% del comercio petrolero mundial representa un arma posiblemente más poderosa que sus misiles, cañoneras navales o cualquier sistema de armas que asegure poseer.

2 de diciembre de 2007

VIENA_ Pero a la vez, dicha medida podría ser un arma de doble filo en cualquier enfrentamiento militar con Estados Unidos.

La abrumadora dependencia de la República Islámica de los ingresos por la exportación de su petróleo crudo significa que podría terminar perjudicándose dolorosamente si cierra el suministro petrolero en el Golfo Pérsico.

El precio del petróleo sigue cerca de sus máximos históricos. Y los mercados nerviosos se conmocionan ante cualquier indicio de que los suministros pudiesen verse afectados, lo que los lleva a observar atentamente todo signo de nuevas tensiones por el desafío nuclear de Teherán.

Pero los recientes aumentos empalidecen en comparación con los niveles otrora inconcebibles que podrían alcanzarse: los expertos hablan de la posibilidad de que llegue hasta a 200 dólares el barril de petróleo si Washington y Teherán se encaminan a un enfrentamiento abierto.

Esa posibilidad se mantiene en pie debido a la insistencia de la Casa Blanca de que todas las opciones permanecen abiertas para impedir que Irán obtenga armas nucleares, pese a indicaciones de líderes del Pentágono de que no hay ninguna planificación apresurada para otra guerra en el Oriente Medio. Irán insiste en que su programa nuclear es exclusivamente para la producción de energía.

"El mercado petrolero ya está afectado por las tensiones" en la región, dice el analista petrolero John Hall, de John Hall Associates en Londres. "Si un país de la OPEP como Irán es atacado por cualquier motivo, el mercado se volverá loco. El precio del petróleo podría llegar a cualquier nivel".

Irán vende 2,5 millones de barriles de petróleo por día, lo que lo erige en el segundo productor de la OPEP. Cualquier decisión de Teherán de retirar su aporte del mercado de por sí haría aumentar fuertemente los precios.

Pero Irán también podría restringir más los suministros tratando de bloquear el estrecho de Ormuz, la angosta boca del Golfo Pérsico que sirve como ruta de tránsito para más de 30 millones de barriles de petróleo diarios, o casi el 40% del suministro mundial.

Otros 2 millones de barriles diarios de productos petroleros, incluyendo fuel oil, pasan por el estrecho, como también los buques cisterna que transportan gas natural licuado.

El líder supremo iraní, el ayatola Ali Jamanei, ha amenazado cerrar el estrecho en reacción a las presiones militares estadounidenses. Sus comandantes navales dicen tener una serie de armas de alta tecnología, incluyendo torpedos de velocidad y un misil naval que evade el radar.

Los oficiales militares estadounidenses y los expertos independientes son escépticos.

Anthony Cordesman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales con sede en Washington, escribió que "Irán ha hecho tantas afirmaciones exageradas sobre el progreso de su arsenal en el pasado que parece estar tratando más bien de desalentar las acciones militares estadounidenses o de tranquilizar al público iraní".

Irán ya ha emplazado misiles antiaéreos y antinavales en Abu Musa, una isla cerca de las rutas navieras del estrecho.

Con el portaaviones Enterprise en la región y los barreminas y otros buques de la armada listos para su rápido despacho, Cordesman calcula que un bloqueo iraní no podría durar más de dos semanas.

La vía fue navegable durante la "Guerra tanquera" de 1984-87 entre Irán e Irak, durante la cual cada uno de los dos rivales disparó contra los cisternas del otro, y a veces contra buques de bandera extranjera. Pero las hostilidades redujeron un 25% del tráfico naval en la región y obligaron a Estados Unidos a asegurar rutas navales.

"El problema no es solamente el petróleo iraní", dijo Michael Klare, autor de "Sangre y petróleo: los peligros y consecuencias de la creciente dependencia estadounidense del petróleo" (Blood and Oil: The Dangers and Consequences of America's Growing Petroleum Dependency). La gente puede sobrevivir un tiempo con eso. La cuestión es si _y por cuánto tiempo_ Irán podría alterar el flujo petrolero de otros países".

Para cumplir eso, Irán tiene otras armas a mano aparte de un bloqueo al estrecho de Ormuz, que podrían sumarse para hacer daño.

Teherán, por ejemplo, podría optar por aprovechar su supuesta influencia sobre las milicias chiíes en la vecina Irak. El sabotaje de oleoductos e instalaciones petroleras podría paralizar buena parte de las exportaciones iraquíes, ahora cerca de los 2 millones de barriles diarios.

Como el mundo ya está consumiendo prácticamente todo el petróleo que se produce, un déficit de Irán e Irak cercano a los 4 millones de barriles haría que la demanda fuese muy superior a la oferta.

Pero Irán también pagaría un precio muy caro si se redujeran sus petrodólares, que ahora representan el 80% de sus exportaciones, provocando potencialmente la inestabilidad en una nación con una tasa oficial de desempleo del 14% y que algunos analistas creen mucho mayor.

"Se estarían perjudicando a sí mismos", comentó Mustafa Alani, director de estudios sobre seguridad nacional y terrorismo en el Centro de Investigación del Golfo, con sede en Dubai. "Una cosa es poner a prueba la sicología del mercado, y otra dar el paso concreto y detener las exportaciones petroleras".

El Departamento de Energía estadounidense calcula que las exportaciones petroleras financian la mitad del presupuesto oficial de Irán. Y aunque los elevados precios petroleros han aumentado la tasa de crecimiento anual a un 5%, la economía iraní tiene puntos flojos debido a las restricciones comerciales a las tecnologías sensibles que se le han impuesto.

Estas incluyen las sanciones de las Naciones Unidas como consecuencia de su negativa a detener el proceso de enriquecimiento de uranio, décadas de paulatinas restricciones económicas estadounidenses _incluyendo nuevas sanciones contra los militares, bancos e industrias iraníes impuestas por Washington el mes pasado_ y la reducción de los vínculos comerciales y financieros con Europa debido a las presiones estadounidenses.

Mientras tanto las naciones consumidoras de petróleo tienen por lo menos una carta de triunfo: las reservas de crudo. Estados Unidos y otros miembros de la Agencia Internacional de Energía tenían el año pasado un total de 1.480 millones de barriles de petróleo en sus reservas de emergencia. Eso equivale a unos 600 días de las exportaciones iraníes netas.

Con unos 700 millones de barriles, las reservas estratégicas estadounidenses de por sí son suficientes para compensar más de dos meses de importaciones, y por otra parte Estados Unidos depende del Oriente Medio para sólo el 15% de sus necesidades.

De todos modos, un ataque militar a Irán probablemente acarrearía consecuencias a largo plazo a los mercados petroleros, dijo Frederic Lasserre, director de investigación sobre materias primas en Societe Generale en París.

Cualquier ataque estadounidense "reforzaría la idea de que la geopolítica se deteriora año tras año", afirmó. "Primero fue Irak, ahora Irán. La gente se preguntará qué país petrolero será el próximo".

 

AP