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Ejecuciones de hipotecas dejan a inquilinos en las calles

5 de mayo de 2009

LOS ANGELES  — Con los piyamas de sus tres hijitos más pequeños en un bolso, Janice Johnson llegó a un albergue de desamparados en la zona de Skid Row, en el centro de Los Angeles, frustrada y agotada luego de otra infructuosa búsqueda de apartamento.

El albergue de Midnight Mission era su último recurso luego de ser desalojada cuando un banco tomó posesión del edificio del sur de la ciudad donde ella alquiló un apartamento durante años.

"Yo no quiero estar en las calles", dijo Johnson, una mare soltera que vide de la asistencia pública. "Yo estoy tratando de mantener que niños en la escuela. Con esta situación del desamparo, estoy recibiendo llamadas de que mi hijo de ocho años se está quedando dormido en clase".

La crisis de las ejecuciones de hipotecas está golpeando especialmente duro a los sectores pobres de las ciudades, a medida en que cifras récord de caseros se ven impedidos de pagar sus préstamos, lo que está dejando en la calle a numerosos inquilinos. Edificios de apartamentos clausurados se han vuelto algo común en manzanas pobres de las ciudades, mientras que los albergues de emergencia están llenos de madres con niños.

"No damos abasto por la cantidad de personas con este problema", dijo Mercedes Márquez, administradora general de viviendas de la municipalidad de Los Angeles. "Y la ola sigue llegando".

El problema ha crecido a proporciones tales que el Concejo Municipal recientemente suspendió las órdenes de desalojo y la municipalidad decidió comprar edificios vacíos y designarlos como apartamentos de bajo costo.

La compañía federal de hipotecas Freddie Mac dijo recientemente que permitiría a los dueños de casas que enfrentan ejecución de hipoteca quedarse como inquilinos en las propiedades, mientras que Fannie Mae ha adoptado medidas similares para evitar que dueños e inquilinos sean desalojados.

Ciudades en todo el país están lidiando con el dilema, que afecta a muchos de sus residentes más pobres.

En Chicago, el alguacil del condado Cook, Thomas J. Dart, requiere ahora que los bancos den a los inquilinos un aviso de cuatro meses de antelación para un desalojo. El año pasado, Dart bloqueó los desalojos por ejecuciones de hipotecas luego de ver a inquilinos expulsados sumariamente, dijo el portavoz Steve Patterson. El número de ejecuciones de hipotecas en Chicago se ha triplicado en los últimos dos años, a 4.500 en el 2008.

Boston comenzó a enviar tarjetas a inquilinos informándoles de sus derechos y ahora requiere que los dueños coloquen en la propiedad un cartel que especifique quién es el casero y un contacto local, dijo Pat Canavan, asesor de viviendas para el alcalde Thomas Menino. Si los inquilinos no tienen calefacción, los inspectores municipales están autorizados a colocar pedidos de combustible de calefacción y pasarle la cuenta al casero. Mientras tanto, la municipalidad están considerando la compra de edificios con hipotecas ejecutadas.

"Los bancos acreedores desean que esos edificios sigan desocupados, pero nosotros los queremos ocupados", dijo Canavan. "Esta situación causa todo tipo de problemas".

Los activistas sociales dicen que se está dando el mismo fenómeno en ciudades grandes y pequeñas, y en suburbios.

Algunos desalojados incluso tienen empleo, pero no ahorros lo suficientemente grandes como para conseguir un nuevo apartamento.

"Nosotros estamos viendo a familias trabajadoras en los albergues, gente que sale del albergue a trabajar y que lleva a sus hijos a la escuela", dijo Ellen Bassuk, presidenta del Centro Nacional de Familias Desamparadas.

Es casi seguro que los desalojos continuarán aumentando con el incremento del desempleo, dijo Delores Conway, experta en el Centro Lusk de Bienes Raíces en la Universidad del Sur de California.

"Las presiones van a continuar a causa del alza del desempleo", dijo Conway.

Aunque la tasa nacional de ejecuciones de hipotecas de edificios de apartamentos es aún relativamente baja, está subiendo rápidamente. Fannie Mae, por ejemplo, dijo que su tasa de cese de pago de hipotecas era de 0,30% al final del año pasado, el doble de lo que era en septiembre y casi cuatro veces la tasa del final del 2007.

En el 2007, edificios con un total de 1.690 apartamentos vieron ejecutadas sus hipotecas. En el 2008, los dueños perdieron edificios con un total de 4.789 apartamentos, de acuerdo con el departamento municipal de viviendas.

Márquez dijo que quejas de los inquilinos desalojados han inundado las oficinas municipales. El grupo de derechos Inquilinos Unidos nunca ha visto tantos casos de desalojos de inquilinos por ejecuciones de hipotecas como han ocurrido en los últimos seis meses, dijo la organizadora Silvia Sandoval.

La mayor parte de los desalojos han sido realizados por bancos que no desean ser caseros luego de que ejecutan la hipoteca de un edificio, incluso cuando pierden los ingresos por alquiler. Una propiedad ocupada significa que hay que contratar a un administrador, algo que muchos bancos están renuentes a hacer, incluso en condiciones normales en el mercado, dijo Dustin Hobbs, portavoz de la Asociación de Bancos Hipotecarios de California.

"Ese no es su negocio", dijo. "Ellos quieren volver a vender la propiedad".

Pero en muchos casos, inquilinos que han pagado su alquiler están siendo desalojados porque el casero no ha pagado la hipoteca.

Encima de eso, muchos inquilinos de quejan de que los caseros están empleando intimidación para sacarles rápidamente y con poco costo. Inquilinos en apartamentos de alquiler controlado deben recibir una notificación con 60 días de adelanto y pagos por costo de reubicación que pueden totalizar miles de dólares, dijo Márquez.

El concejo va a considerar ahora una ordenanza que requeriría que los bancos notifiquen a la municipalidad sobre ejecuciones de hipotecas, para que las autoridades se puedan poner en contacto con los inquilinos e informarle de sus derechos.

"La crisis nos está dando un nuevo sector demográfico que está experimentando el desamparo", dijo Orlando Ward, director de asuntos públicos de Midnight Mission, donde unas 14 familias buscan camas cada noche, unas 10 más que hace seis meses.

El alojamiento es espartano. Las familias, en su mayoría mujeres con un par de niños, duermen en una habitación separada del área de los hombres, en catres con colchones delgados, una sábana y una pequeña almohada. Una habitación contigua sirve de sala de juegos para los niños. Las puertas abren a las 6:30 p.m., las luces se apagan a las 10 p.m. Los residentes deben salir del albergue para las 7 de la mañana, tras un desayuno ligero.

Es a menudo la única opción para los inquilinos de clase trabajadora, que tienen pocas reservas financieras para lidiar con un contratiempo como perder un apartamento, y cuyos familiares y amigos tienen recursos limitados.

Padres con numerosos niños o adolescentes a menudo se ven forzadas a repartir las familias en varios lugares. La mayoría de los albergues, por ejemplo, no aceptan a varones adolescentes, por temor a conducta violenta.

Para parejas como Gabriela y Mario Hernández, que tienen dos hijos, el estrés es abrumador. Ellos recibieron una notificación de desalojo de 90 días, pero no pueden pagar el depósito para un nuevo apartamento mientras siguen pagando los 875 dólares mensuales de alquiler.

El dueño del edificio, dicen, no ha pagado la hipoteca desde agosto. Si él hubiese sido honesto sobre la situación, ellos habrían ahorrado para un nuevo apartamento.

"Simplemente no tenemos los recursos", dice Gabriela. "¿Adónde vamos a ir, a la calle?".

 

(AP)