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Desazón y desconsuelo en parientes de secuestrados colombianos

Para algunas familias esa gestión de Chávez, debido a que consideran que tiene afinidad ideológica con las FARC, era una luz al final de un túnel de años de ausencia de sus seres queridos.

23 de noviembre de 2007

Bogotá.- Con el rostro curtido por el sol y la mirada triste que dan los años de angustia, José Uriel Pérez dice estar "descorazonado". Su sobrino, el suboficial del ejército Luis Alfonso Beltrán va a cumplir una década secuestrado en manos de las FARC y la más reciente esperanza de su liberación pareció desvanecerse.

Como Pérez, muchos de los parientes de militares, policías y políticos secuestrados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han manifestado su inconformidad con la determinación del presidente Alvaro Uribe de acabar con la mediación del mandatario venezolano Hugo Chávez y de la senadora colombiana Piedad Córdoba para lograr un canje entre rebeldes en prisión por esos rehenes en manos de la guerrilla.

Y otros dicen que seguirán insistiendo en que Chávez continúe sus gestiones y Bogotá reconsidere su decisión. El gobierno de Uribe dijo que acabó con la mediación del venezolano debido a que tuvo contactos directos con mandos castrenses colombianos, lo que calificó como inconveniente, así como por percibir un "juego de dilaciones" de las FARC para liberar a los retenidos.

También se quejan por lo que consideran un proceso de negociación en la que parece haber secuestrados de primer grado, mientras otros son relegados: políticos en manos de los rebeldes encabezarían la lista de posibles liberados, mientras militares y policías de bajo rango ni se mencionan.

"Nuestros hijos no son un bulto de papas que se puede dejar podrir en la selva", dijo en entrevista telefónica el profesor Gustavo Moncayo, cuyo hijo Pablo Emilio, un soldado del ejército, fue capturado por las FARC en 1997 durante un ataque a un puesto de comunicaciones. Pablo Emilio tenía 19 años al momento de su captura, y su padre dijo que la última vez que lo vio fue en un vídeo hecho por los rebeldes y divulgado en julio pasado.

"Hay que decirlo, por nuestros hijos (militares y policías) es que los colombianos tienen seguridad...y me duele ver que 'el tesoro' (de la negociación de un posible canje) sean algunos como Ingrid", agregó Moncayo, quien ganó fama nacional al recorrer a pie Colombia este año en un gesto simbólico, reclamando el retorno de Pablo Emilio.

Moncayo dijo que sigue su nueva caminata, iniciada en Bogotá el pasado 19 de noviembre, rumbo a Caracas para entrevistarse con Chávez y presentarle el drama de los secuestrados colombianos. Pérez, en un diálogo con la AP dijo que "nosotros vemos valioso lo que hicieron en tres meses el presidente Chávez y la senadora Córdoba y que no lo ha hecho el gobierno en cinco años".

A Uribe "no lo conmueve nada, ni la muerte, ni el llanto, ni el dolor de los familiares de los secuestrados", añadió Pérez. Su sobrino Luis Alfonso Beltrán fue secuestrado por las FARC el 3 de marzo de 1998 durante un cruento combate en El Billar, en el departamento del Caquetá, a 420 kilómetros al sur de Bogotá.

En el gobierno "dejaron acabar descaradamente el proceso" humanitario, que buscaba el intercambio de unos 45 políticos, militares, policías, tres estadounidenses y la ex candidata presidencial colombo-francesa Ingrid Betancourt, en manos de las FARC, por un cientos de rebeldes en las cárceles.

"Ahora estamos como de nuevo, desilusionados", dijo Lorenzo Delloye, hijo de Betancourt, en una entrevista con la televisora estatal Venezolana de Televisión. A las "FARC (pido) que por favor nos den una prueba de vida (de los secuestrados) porque eso es lo único, por el momento, que va hacer avanzar la situación (de las negociaciones del canje)...que las FARC tenga por una vez un gesto humanitario para hacer que ese acuerdo humanitario pues se haga", agregó Delloye desde París.

 

 

AP