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Crisis laboral pone en jaque a automotrices Venezuela

12 de marzo de 2009

CARACAS - Josmar, una oficinista de Caracas, lleva más de cinco meses intentando comprar un auto. Tiene el dinero, pero un coctel de medidas del Gobierno y protestas sindicales la ha mantenido en espera y mientras tanto el precio del vehículo ha subido más del 60 por ciento.

 

Las ensambladoras de Toyota, Mitsubishi y Hyundai en Venezuela están paralizadas por conflictos laborales, mientras que las autoridades han limitado la importación y acentuado la escasez de vehículos nuevos en un mercado con alta demanda.

 

Las protestas de los trabajadores han detenido un 25 por ciento de la producción total de autos del país latinoamericano, profundizando la crisis local de un sector que ya vio reducidas sus ventas a casi la mitad durante el 2008, luego de varios años continuos marcando récord.

 

Los automóviles son usados en Venezuela como refugio de capital debido a su alta revalorización en el mercado secundario, que llega a superar la galopante inflación en el país sudamericano, debido a la escasez de opciones para invertir y acentuada por un control de cambios que impide sacar divisas al exterior.

 

La planta local de Toyota, la tercera mayor por ventas en el país, dejó de producir 210 unidades diarias tras ser bloqueada la semana pasada por un grupo de trabajadores que exigen mejoras contractuales.

 

El desempeño de Toyota en Venezuela ya bajó en el 2008 debido a retrasos para recibir divisas por el control de cambio vigente en el país y fallas en la recepción de piezas.

 

La ensambladora MMC -que monta modelos Mitsubishi y Hyundai- lleva paralizada unos dos meses por protestas laborales e iniciaría el jueves, por cuarta vez, una mesa de negociación con los trabajadores para intentar poner fin al paro en su planta en el oriental estado Anzoátegui.

 

En enero, un tribunal falló a favor de la compañía, ordenando la reactivación de la planta, lo que culminó con la muerte de dos trabajadores en enfrentamientos con la policía.

 

El diálogo ha sido retrasado además por el cambio de titular en el Ministerio del Trabajo tras las modificaciones al gabinete del presidente Hugo Chávez, anunciadas la semana pasada.

 

La producción conjunta de Toyota y MMC representó casi una cuarta parte de los 135.000 vehículos ensamblados en el país durante 2008, según cifras de la cámara local del sector.

 

A la espera de la crisis

 

La distorsión del mercado automotor en Venezuela ha llevado a que la fuerte demanda, impulsada por años de bonanza económica, rebase con creces la oferta disponible, obligando a los clientes a anotarse en largas listas de espera para obtener su vehículo muchos meses después.

 

Las empresas del sector atribuyeron el desplome en las ventas del año pasado a las severas restricciones a la importación de autos, retrasos en la obtención de dólares para partes y problemas laborales en las ensambladoras.

 

Analistas creen que el fin del auge de los precios del petróleo y la crisis mundial aumentarán los controles gubernamentales en el sector así como las fricciones laborales, lo que acentuará el problema en el mercado.

 

Pese a que la producción de las dos mayores automotrices del país, General Motors y Ford Motors, se mantiene actualmente estable, sindicatos creen que pueden surgir problemas por medidas que han tomado sus casas matrices para enfrentar los malas perspectivas para la industria.

 

Las automotrices estadounidenses como GM y Chrysler han recibido recursos millonarios de Washington y solicitan más para sortear la caída del consumo, mientras Ford tuvo que reestructurar sus finanzas para evitar un colapso en medio de la recesión económica en ese país.

 

Gilberto Troya, representante sindical de la planta local de Ford, en el central estado Carabobo, explicó a Reuters que la gerencia ha detenido para este año el ingreso de personal nuevo y el reemplazo a quienes dejen la fábrica.

 

"Pero si cuatro trabajadores en una línea se van, no vas a poner a dos personas a hacer el mismo trabajo", dijo el sindicalista.

 

"No se está buscando recortar, pero tampoco invertir", agregó Troya, quien explicó que la planta espera un año positivo para este año, que espera producir unas 32.000 unidades desde las 29.234 del año pasado.

 

Por su parte, Adan Tortolero, sindicalista de General Motors, comentó que actualmente la producción de la planta es estable luego de un intenso conflicto que golpeó sus operaciones hasta principios de este año.

 
 
(Reuters)