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Correa desecha preocupación europea por Ecuador

Los diplomáticos fueron convocados por Correa al palacio de gobierno, donde el embajador de Alemania, Bernd Sproedt, en su intervención, aludió a una reciente exposición del ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, ante el cuerpo diplomático, en la cual les reseñó la situación política ecuatoriana.

10 de mayo de 2007

Quito.- El presidente Rafael se manifestó extrañado por la preocupación que los embajadores de los países de la Unión Europea le expresaron el jueves en torno a los "complejos" momentos políticos que vive el país.

"No sería honesto, señor Presidente, como verdaderos amigos de Ecuador, ocultar la preocupación de nuestros países por los momentos políticos complejos detallados por el ministro de Gobierno", manifestó el embajador Sproedt, que habló a nombre de los diplomáticos europeos.

"Yo no sé por qué esa preocupación", le respondió Correa en su intervención en la que invitó a los diplomáticos a fijarse en "la maravilla que constituye este momento en Ecuador. Por fin el pueblo ecuatoriano, después de tanta explotación, por fin está despertando", acotó el gobernante, que se define como cristiano de izquierda.

"En buena hora que el pueblo ecuatoriano haya despertado para rechazar a tanta mafia política, económica, (y) extranjeros que nos han dominado", agregó el mandatario. Fue una evidente alusión a la situación del país tras su llegada al gobierno el 15 de enero.

El embajador alemán resaltó que "nuestra cada vez más estrecha relación se fundamenta esencialmente en valores e ideales comunes: la democracia, el estado de derecho, la separación de poderes, la independencia judicial, el pluralismo".

En el encuentro estuvieron presentes los embajadores de Bélgica, España, Francia, Italia, Holanda, Gran Bretaña, Alemania y el jefe de la delegación de la Comisión Europea, Adrianus Koetsenruijter.

El país se ha visto sumido en una crisis político-jurídica desde marzo, cuando el Tribunal Supremo Electoral destituyó a 57 legisladores de oposición del congreso unicameral de 100 miembros. Fueron acusados de obstaculizar la convocatoria a una consulta popular, que se cumplió el 15 de abril y en la que se aprobó la instalación de una asamblea constituyente, promovida por Correa.

Los diputados destituidos rechazaron la decisión, intentaron en varias ocasiones ingresar a la fuerza al Congreso para ocupar sus cargos pero siempre fueron impedidos por la policía con anuencia del gobierno.

Luego, el Tribunal Constitucional restituyó en sus cargos a los diputados pero esa decisión ha sido desconocida por el gobierno y la corte electoral, por lo que hasta el momento el Congreso funciona con los diputados suplentes de los destituidos, que han denunciado ser víctimas de una "dictadura".

 

 

AP