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Cae erradicación manual de coca en Colombia

La erradicación manual de coca se derrumbó del 2008 a este año debido a falta de fondos para el financiamiento de las cuadrillas de trabajadores que arrancan las plantas, materia prima de cocaína, indicaron el martes las autoridades.

15 de diciembre de 2009

Bogotá  — La erradicación manual forzosa, o con cuadrillas de trabajadores escoltadas por integrantes de las fuerzas militares o de policía, pasó de 95.470 hectáreas el año pasado a 54.180 hectáreas en 2009, aunque aspiran cerrar con 60.000 hectáreas, indicó Victoria Restrepo, directora del Programa Presidencial Contra Cultivos Ilícitos, que encabeza el plan de erradicadores.

La meta que tenía el programa para este año era erradicar o arrancar 70.000 hectáreas de coca, dijo.

El presupuesto del programa para la erradicación forzosa fue en 2008 el equivalente a US$60,5 millones y cayó a unos US$49,7 millones este año, añadió Restrepo en entrevista telefónica.

Con la merma de los ingresos, el programa, que contrató en 2008 unos 6.000 "erradicadores" o en su mayoría campesinos que en turnos de 60 días arrancan plantas de coca con las manos, sólo pudo contratar este año unos 4.000 erradicadores, aseguró la funcionaria.

"Tengo que reconocerlo, o sea, yo no puedo mentir...el presupuesto este año fue uno de los problemas más difíciles", dijo Restrepo. "Sin sentarme a generar una polémica interinstitucional por culpa de quién (bajó la erradicación y el presupuesto)...hagamos un llamado a que todo el mundo se comprometa" a aportar al plan de erradicación, agregó.

Dijo que aún carecen de un cálculo sobre cuánto podrán erradicar en 2010.

El Programa Presidencial Contra Cultivos Ilícitos, que nació como una iniciativa gubernamental en 2002, divide a los erradicadores en grupos, todos hombres que cobran unos US$280, o poco por encima del salario mínimo mensual de unos US$254.

Los integrantes de estos grupos móviles de erradicadores intervienen exclusivamente en áreas de difícil acceso, se desplazan entre distintas localidades y a lo largo de 60 días arrancan con las manos matas de coca. Tras esos dos meses de trabajo, los erradicadores vuelven a sus municipios, de siete a 15 días para descansar y, posteriormente, salir a los campos por otros dos meses.

Restrepo destacó además que aparte de los problemas de presupuesto y su impacto en el volumen de erradicación, encaran la muerte y heridas que sufren los erradicadores, principalmente por efecto de minas antipersona colocadas en regiones de cultivos ilegales.


(AP)