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Brasil podría iniciar construcción de un tren bala en 2008

Costaría US$9.000 millones y conectaría a Sao Paulo con Río de Janeiro.

28 de mayo de 2007

Sao Paulo_ La construcción de un sistema de tren bala que conectaría las dos principales ciudades de Brasil, con una inversión de 9.000 millones de dólares, podría iniciarse el próximo año, dijo el lunes el ministerio del Transporte.

 

El gobierno de Brasil podría someter a concurso en agosto la construcción de la vía de 403 kilómetros entre Río de Janeiro y Sao Paulo, dijo el ministerio del Transporte en un comunicado.

 

Dilma Rousseff, jefa de personal del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, se reunirá con representantes del Banco Internacional Europeo durante un viaje a Italia esta semana, dijo la declaración. La institución está interesada en financiar parte del proyecto.

 

"Esta construcción podría definir el gobierno del presidente Lula", dijo José Francisco da Neves, presidente de la empresa de transporte estatal Valec, en un comunicado.

 

Las autoridades han aprobado la realización de estudios de viabilidad para el sistema de alta velocidad y la agencia de protección ambiental Ibama realiza actualmente estudios sobre el impacto del proyecto.

 

Empresas brasileñas, sudcoreanas, italiana y francesas han mostrado interés en el proyecto, dijo el ministerio de Transporte.

 

La empresa ferroviaria francesa Alstom hizo de hecho una propuesta preliminar para construir el sistema, dijo en abril la agencia de noticias Estado.

 

Se espera que el sistema de trenes de alta velocidad tome siete años en ser construido.

 

Se ha hablado durante décadas de un enlace de tren bala entre Río y Sao Paulo, pero nunca se pasó a una etapa de planeación avanzada. Las dos ciudades tienen una población combinada de casi 30 millones de personas.

 

Con capacidad de cubrir la distancia entre las dos ciudades en una hora y media, el tren de alta velocidad presentaría una competencia directa a las aerolíneas locales.

 

Las vías férreas brasileñas ahora están dedicadas principalmente a la carga, forzando a los pasajeros a elegir entre sus precarias carreteras y las caras aerolíneas.

 

 

AP