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"Bolívar fuerte" venezolano avasallado por la inflación

Pese a que el país petrolero, que importa casi todo lo que consume, se ha acostumbrado desde hace tiempo a lidiar con una inflación de dos dígitos, la reciente caída de los precios del crudo está golpeando duro en momentos de contracción económica por menores ingresos.

31 de agosto de 2009

CARACAS - Café con galletas: US$8,14 dólares. Utiles escolares: US$164 . Mercado para una semana: US$830. Con precios como estos, no sorprende que la capital venezolana haya sido declarada en julio como una de las ciudades más caras del mundo.

Mientras otros países de la región han experimentado una moderación de las presiones inflacionarias en medio de la crisis global, en Venezuela los precios siguen subiendo debido a que los menores ingresos petroleros han forzando al Gobierno a restringir la entrega de divisas al sector privado.

Importadores que no pueden obtener dólares al tipo de cambio oficial de 2,15 bolívares por dólar han tenido que recurrir al ilegal mercado negro, o paralelo, donde el billete verde se cotizaba recientemente a unos 6,7 bolívares, casi el doble que hace un año.

La escasez de dólares ha minado el "bolívar fuerte", como se llama a la moneda después de que el Gobierno eliminara tres ceros en el 2007, asegurando que la operación facilitaría las cuentas y reduciría los precios.

"Todo es carísimo. El dinero desaparece como azúcar metido en agua", dijo Yurimar Chirinos mientras compraba útiles escolares a su hija de ocho años en una zona de clase media.

La inflación en 12 meses a julio tocó un 23,6 %, aunque algunos consumidores y economistas creen que las estadísticas oficiales subestiman el incremento de precio para muchos bienes y servicios.

En un estudio de la consultora internacional Mercer, Caracas aparece como la segunda ciudad más cara de América, sólo por detrás de Nueva York y por por encima de Los Angeles.

PLAN DE ESTIMULO

La inflación suele aparecer en los sondeos como uno de los problemas que más preocupa a los venezolanos, pero el Gobierno se niega a modificar su estrategia de control de precios y control de cambios a favor de una política monetaria más ortodoxa.

Pero esta política parece sólo funcionar cuando hay suficientes dólares para importadores y ciudadanos.

"La proporción de importaciones a tasa oficial (frente a tasa paralela) declinó a un 49,2% en el primer trimestre frente al 64,9 % el año anterior", dijeron economistas de CreditSuisse en una nota la semana pasada.

La inflación crónica que agobia a la nación socia de la OPEP supone un difícil problema para el Gobierno, mientras prepara un segundo paquete de estímulo económico después de que el primero no lograra evitar que la economía se contrajera en el segundo trimestre por primera vez en cinco años.

Las medidas sólo suavizarían la inflación si logran aplacar el diferencial entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, según economistas.

En el pasado, el Gobierno ha recurrido a multimillonarias emisiones de deuda para reducir la liquidez en manos del público y otorgar legalmente dólares, lo que ha tenido éxito en bajar temporalmente el tipo de cambio en el mercado no oficial.

Sin embargo, la reciente recuperación en los precios del crudo permitiría engrasar el sistema financiero con más dólares para importadores y reducir la presión en el mercado negro.

Por su parte, los consumidores probablemente continuarán gastando sus salarios sin poder ahorrar en un país donde las tasas de interés están muy por debajo de la inflación.

"¿Por qué ahorrar? No valdrá nada dentro de unos meses. Mejor gastar la plata y disfrutar mientras puedes", dijo María Elena Blanco, mientras disfrutaba de su cena en un lujosos restaurante en el este de Caracas.

 


(Reuters)