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Aprobación de maíz BT avanza en el Caribe Húmedo y el Valle del Río Magdalena

Un análisis revela que la totalidad de las fincas donde potencialmente se podría sembrar maíz Bt están a la distancia legal de resguardos indígenas y no representan un riesgo potencial para las variedades convencionales de maíz

1 de junio de 2007

Bogotá.- Mediante un estudio de georeferenciación, Monsanto, compañía tecnológica agrícola, trazó un mapa de las regiones dónde se ha autorizado las siembras semicomerciales de maíz BT.

El análisis identificó las distancias precisas que la tecnología guardará frente a los resguardos indígenas y a la presencia de maíces convencionales en el territorio nacional.

Esta iniciativa de Monsanto es la primera en su tipo en América Latina y fue desarrollada mediante el uso conjunto de sistemas de posicionamiento satelital (GPS) junto con los programas MAP Sirgas y MAP Desk. El programa MAP Sirgas se empleo para transformar las coordenadas planas, cartesianas o de Gauss Kruger (X, Y) en coordenadas de formato WGS84 o coordenadas de grados, minutos y segundos y el programa MAP Desk, incorporo los datos del sistema (GPS) ubicación de las fincas) y calculó las distancias exactas.

Esta iniciativa se llevo a cabo con tres objetivos: a) Dar cumplimiento a lo estipulado por el Instituto Colombiano Agropecuario, ICA en torno a las siembras controladas de maíz Yieldgard®; b) asegurar la conservación de variedades convencionales de maíz sembradas dentro de los resguardos indigenas y c) respetar la diversidad cultural y étnica de las comunidades indígenas consagrada en la constitución política nacional.

El estudio, concretamente, referencia la distancia entre las fincas dónde potencialmente se podría sembrar maíz genéticamente modificado y los resguardos indígenas de las zonas agro ecológicas del Caribe húmedo (departamentos de Córdoba y Cesar) y del Valle Geográfico del Río Magdalena (Tolima y Huila). “La totalidad de las fincas evaluadas son aptas para la siembra”, señala las conclusiones de dicho análisis.

El marco general en bioseguridad para organismos genéticamente modificados en Colombia emana del Protocolo de Cartagena Sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio de la Diversidad Biológica, el cual fue incorporado a la legislación nacional a través de la Ley 740 de 2002. Colombia es uno de los países reconocidos como líder en regulación de biotecnología en América Latina.

Para Rafael Aramendis, Gerente de Asuntos Gubernamentales y Públicos de Monsanto en la región, Colombia es el primer país de la región Andina, Centroamérica y el Caribe en adoptar simultáneamente dos cultivos biotecnológicos en el sector agrícola (algodón y maíz) y es el primer país de la región andina en contar con una reglamentación moderna y efectiva para la evaluación, siembra y comercialización de cultivos provenientes de Biotecnología moderna.

Para la aprobación comercial de un cultivo GM en Colombia se deben surtir tres etapas de evaluación en campo que las compañías peticionarias deben cumplir bajo la estricta dirección y supervisión del ICA. En la primera etapa de Bioseguridad, se llevan a cabo estudios que determinan la interacción de la planta modificada con el ambiente, especialmente con otros organismos no objetivo de la tecnología, en la siguiente fase, la semicomercial (1.1/2 medio año aprox), se realizan estudios adicionales sobre los potenciales efectos de la tecnología y sobre la efectividad (en control de insectos y reducción en el uso de plaguicidas) y rendimiento de la semilla hasta que finalmente se logra la autorización comercial zona por zona agroecológica del pais. En paralelo a este proceso se llevan a cabo ante el INVIMA y el propio ICA las evaluaciones que garantizan la seguridad e inocuidad de las tecnologías para la salud humana y animal.

Solo hasta este momento agricultores y campesinos comienzan a disfrutar las ventajas de la biotecnología moderna.

Actualmente Monsanto y el ICA adelantan una fase de siembras controladas de la tecnología Bt ( Yieldgard® marca comercial del maíz BT de Monsanto) En este caso, la primera etapa concluyó que el 98% del polen de la planta donadora de polen de maíz se queda en una franja de 20 metros. Sin embargo, y como medida de precaución, el ICA estableció un margen mínimo de 300 metros entre las fincas potencialmente sembradas con maíz Bt y las variedades convencionales de maíz existentes en las zonas agroecológicas estudiadas.

Una política similar ha sido implementada por Monsanto en México, desde el pasado mes de abril. En ese país la compañía y la Confederación Nacional de Productores Agrícolas de Maíz (CNPAM) firmaron un acuerdo para constituir un fondo que sirva para proteger las variedades nativas de maíz mexicano y acercar a los productores a la biotecnología. El acuerdo contó con el aval de la secretaría de Agricultura de México. En Mesoamerica, centro de origen del maíz, Monsanto se comprometió a crear un banco de germoplasma, que permitirá a los campesinos acceder a semillas mejoradas de alta productividad.