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Ambiciosos planes de Chávez tropiezan con obstáculos

Chávez dijo que era una vergüenza que legisladores de Brasil y Paraguay no hayan ratificado a Venezuela como miembro pleno del Mercosur.

2 de agosto de 2007

Caracas_ Hugo Chávez ansía desde hace tiempo unirse al Mercosur y lograr el apoyo de otros países para su proyecto de construir un gasoducto que cruce el continente.

Pero esas ambiciosas iniciativas están tropezando con obstáculos incluso entre sus aliados y algunos analistas lo atribuyen a que países como Brasil quieren mantener sólidos vínculos económicos con Washington.

Chávez acusó a Estados Unidos el miércoles de perjudicar la campaña de Venezuela en busca de ser admitida en el bloque económico Mercosur y de causar demoras en sus planes de construir un gasoducto que iría desde Venezuela hasta Argentina.

"Estoy seguro de que esas dificultades son producto de la acción del imperio", expresó el presidente venezolano durante un discurso televisado.

Acusó a funcionarios estadounidenses de "comprar" y "chantajear" a funcionarios de los países del Mercosur para impedir el ingreso de Venezuela. "Están en una ofensiva muy fuerte", afirmó.

Chávez dijo que era una vergüenza que legisladores de Brasil y Paraguay no hayan ratificado a Venezuela como miembro pleno del Mercosur a pesar de que los líderes de ambos países, junto con los de Argentina y Uruguay, avalaron su admisión.

"Lo lamento mucho. Pero lo he dicho, no podemos esperar ad infinitum", señaló.

El analista político Alberto Garrido declaró que los lazos cada día más estrechos entre Brasil y Estados Unidos, los principales productores mundiales de etanol, tendientes a promover el uso de combustibles alternativos han perjudicado los planes de Chávez de contrarrestar la influencia económica estadounidense en la región.

"Chávez apostó a la relación con Brasil como una relación estratégica", dijo Garrido en una entrevista telefónica. "Lo que ha pasado con Brasil es realmente un traspié inesperado muy importante".

La reticencia de Brasil a comprometerse plenamente con el gasoducto se hizo evidente luego del encuentro de marzo entre su presidente Luiz Inacio Lula da Silva y el mandatario estadounidense George W. Bush, según Garrido.

En ese encuentro, Bush y Lula firmaron un documento promoviendo la producción y el uso de etanol. Poco después, Chávez acusó a Estados Unidos de tratar de impulsar un cartel del etanol para dividir a la región.

Chávez y Lula limaron sus diferencias y mantienen una cordial relación.

Chávez considera al Mercosur como una forma de unir a Sudamérica contra la influencia política y económica estadounidense. Promovió el gasoducto por la misma razón, diciendo que permitiría a Venezuela compartir su riqueza energética con sus vecinos.

Pero Garrido sostuvo que el énfasis que pone Chávez en su política "antiimperialista" perjudica su admisión en el Mercosur porque los demás países del bloque, a pesar de sus profundas diferencias con Washington, prefieren colaborar con Estados Unidos por razones económicas.

En su discurso, Chávez dijo que el proyecto de construir un gasoducto de 9.000 kilómetros (5.600 millas) estaba congelado. Agregó que había propuesto construir uno de los gasoductos más grandes del mundo por razones políticas, más que económicas. Algunos expertos dicen que la iniciativa costará unos 40.000 millones de dólares y planteará un enorme desafío tecnológico.

"Yo les decía a algunos amigos en Suramérica, 'mira, si yo estuviera pensando en dinero, para nada plantearía un gasoducto hacia el sur"', señaló Chávez, sin mencionar nombres.

Steve Ellner, experto en ciencias políticas de la Universidad de Oriente, dijo que Chávez tal vez subestimó las dificultades relacionadas con un ingreso al Mercosur y sus posibilidades de convencer a los demás países de la conveniencia de un gasoducto.

"Creo que fue demasiado romántico. Exageró al pensar que sería algo fácil", manifestó Ellner.