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A Nicaragua le gustaría competir con el canal de Panamá

Las autoridades están elaborando la legislación, realizando estudios de factibilidad y gestionando ayuda internacional para el proyecto, ya considerado en un pasado distante por los exploradores españoles que recorrieron la costa de Centroamérica en el siglo XVI en busca de una vía navegable desde el océano Atlántico hasta el Pacífico.

19 de octubre de 2006

San Jorge, Nicaragua.- Desempolvando un sueño que se remonta más de cinco siglos, Nicaragua quiere construir una alternativa de 18.000 millones de dólares al cada vez más congestionado Canal de Panamá. 

"La posibilidad de tener algo así es probablemente mayor ahora que en cualquier otro momento en el pasado", dijo Marc J. Hershman, experto en embarques marítimos en la Facultad de Asuntos Marítimos de la Universidad de Washington. "Hay un gran crecimiento en envíos marítimos de carga alrededor del mundo, y va a acelerarse más y más".

La idea está ganando apoyo en momentos en que los panameños llevarán a cabo un plebiscito el domingo en cuyas urnas predicen se aprobará la ampliación de su canal de 92 años de edad. Pero las autoridades nicaragüenses insisten en que no es rivalidad, y argumentan que hay tráfico suficiente para sostener dos vías marítimas, y la suya sería capaz de manejar navíos de mayor tonelaje.

Mediría 277 kilómetros. Desde el Caribe, correría a lo largo del río San Juan, el cual forma la frontera sur de Nicaragua con Costa Rica y tiene salida al Lago Nicaragua. Desde el lado oeste del lago, cerca de 19 kilómetros de canal serían construidos a través del Istmo de Rivas para alcanzar el Pacífico.

También se han propuesto otras rutas ribereñas hacia el Lago Nicaragua, así como la posibilidad de una vía ferroviaria de costa a costa.

Muchos en la industria de embarques marítimos han estado analizando "con más detalle la posibilidad de otro canal, de mayor amplitud y profundidad" que el de Panamá, dijo Hershman.

A México y a Guatemala también les gustaría construir corredores interoceánicos para embarques marítimos, pero es Nicaragua que ha perseguido la idea de manera más activa.

Su presidente saliente, Enrique Bolaños, dice que un canal podría construirse en 12 años y abriría el camino para los buques tanque gigantes de Asia que no alcanzan a pasar a través del Canal de Panamá de 80 kilómetros. La opción de Nicaragua podría ahorrar un día a los embarques entre California y Nueva York, mientras que los cisternas chinos podrían ahorrar hasta 36 días y dos millones de dólares en sus viajes redondos a la costa este de Estados Unidos, informó Bolaños.

Intentó vender la idea a los ministros de defensa de Occidente, incluido el secretario de defensa estadounidense Donald H. Rumsfeld, con quien se reunió en Nicaragua este mes.

Las autoridades panameñas dicen que la propuesta nicaragüense las está impulsando a seguir con su expansión de 5.250 millones de dólares.


"Nicaragua va en serio", no está especulando, dijo Adolfo Ahumada, director del Canal de Panamá, el cual ganó 1.000 millones de dólares el año pasado.

Cerca del 5% del intercambio marítimo del mundo cruza a través del Canal de Panamá, pero su crecimiento es limitado: el 10% de las embarcaciones mundiales son demasiado grandes para él. Otras esperan demasiado haciendo fila, perdiendo tiempo y dinero. Y Bolaños estima que el negocio de embarques marítimos crecerá al menos 5% anualmente hasta el 2025.

Las autoridades nicaragüenses sostienen que su canal podría recibir buques tanque y navíos de 248.040 toneladas, más del doble de lo que el Canal de Panamá podrá captar incluso después de su expansión.

Dicen que la enorme proeza de ingeniería dependerá del financiamento público y de la inversión internacional, incluyendo bancos en China y Japón, países que se beneficiarían de una ruta más rápida y barata hacia Occidente.

La comisión para el canal de Nicaragua planea presentar sus propuestas legislativas para la empresa conjunta en los próximos meses.

A lo largo de las costas de San Jorge, donde las mujeres lavan su ropa al vaivén de las olas del Lago Nicaragua, el proyecto parece tan lejano como el ardiente sol.

Una docena de botes viejos salen y llegan a puerto diariamente, trayendo plátanos desde la isla de Ometepe para exportarlos a El Salvador y Honduras. Hombres sudorosos llevan la carga de los botes hasta los camiones que van a los mercados.

Grupos ambientalistas se preocupan del impacto que tendría un canal en Nicaragua en la vida silvestre, la vegetación y los indígenas, mientras que las autoridades nicaragüenses creen que los beneficios aumentarían al doble el Producto Interno Bruto y crearían al menos 150.000 nuevos empleos.

José Ignacio Sequeira, líder de las comunidades indígenas en Ometepe, isla con volcanes gemelos en el Lago Nicaragua, apoya el plan, y considera que es el lugar exacto, pues el país está en el centro de América Central.

 
AP