A mí no me cabe la menor duda de que estamos frente a un centro de pensamiento cosmogónico que tuvo un impacto muy importante en el advenimiento de muchas otras manifestaciones dentro del continente suramericano, y desde Mesoamérica hasta la Patagonia.
Usted señala que se han encontrado cerca de 75.000 dibujos, que representa n entre el 5 % y el 8 % de todos los dibujos que hay all í... E so significa que hay un tesoro más grande.
Por supuesto, hay que entender varias cosas en ese sentido.
La primera, que esta es una serranía muy extensa: tiene 300 kilómetros de longitud y con un ancho máximo de 50 kilómetros en la parte sur. En la parte norte es muchísimo más estrecha. Nosotros hemos enfocado todo nuestro trabajo apenas en la parte norte y algo de la parte central . Todo lo demás está por explorar.
Yo llevo 30 años investigando este parque y ha costado un enorme esfuerzo localizar muchos de estos murales, que están en sitios muy inaccesibles. No hay otra forma de acceder que en helicóptero y, aún desde el aire, es muy difícil encontrar estos lugares fácilmente.
Nos ha tomado tres décadas localizar estos 70 y pico de murales, pero, sin lugar a duda, hay una infinidad de lugares más en Chiribiquete y, por lo que hemos podido observar, la tradición sale incluso de la propia sabana de Chiribiquete y se encuentra ampliamente representada en otras serranías , con unos matices particulares y sutilmente diferenciados.
Digamos, a medida que nos alejamos del epicentro que es Chiribiquete, el trabajo pictórico se va volviendo cada vez más geométrico y abstracto.
Usted señala que en Chiribiquete habitó el primer hombre en América, ¿cómo sostiene esta afirmación?
Los arqueólogos nos cuidamos mucho de no dar mensajes demasiado deterministas , porque todo en la ciencia cambia con el tiempo y se empiezan a encontrar fechas mucho más antiguas.
Pero lo que sí es evidente es que hoy por hoy, con la evidencia del arte rupestre d e Chiribiquete, hay allí unas manifestaciones muy antiguas, tal vez de las más antiguas del continente, que nos llevan hasta posiblemente los finales del Pleistoceno.
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O sea, el momento que está asociado precisamente con el ingreso del hombre al continente americano.
Chiribiquete tiene una particularidad y es que tiene una de las fechas más antiguas asociadas al arte rupestre en América, por lo menos hasta el momento.
Ya eso es un aspecto muy relevante que nos conduce a esos primeros momentos de presencia humana en el continente, cuando es evidente que estamos frente a unos pobladores muy tempranos, que entran a América seguramente por el sur y remontando la cuenca amazónica hasta Chiribiquete.
Cuando comenzamos hace 30 años, afirmar eso era una locura. Era una herejía. Hoy yo ya me siento un poco más tranquilo con los datos que se han empezado a encontrar , con la evidencia que se está empezando a exponer por parte de otras investigaciones y otros investigadores.
Y ya no se piensa como una cosa aislada, única y alocada.
Por supuesto, esto ha generado una enorme incertidumbre y mucho escepticismo por parte de la mayoría de los arqueólogos ortodoxos del continente. Todas estas cosas, por cómo es la ciencia y por ser novedosas, pues sorprenden mucho.
Y yo sabía perfectamente que todas las hipótesis que empiezo a plantear desde mi investigación, y desde mi libro, son más sui generis y han generado una reacción en muchos contextos.
Pero, por ejemplo, recientemente han sido validadas, por parte del estamento científico a nivel mundial, las huellas de pies humanos sobre el fango más antiguas hasta ahora encontradas en el continente sudamericano, más precisamente en Chile, en Monteverde, que ya venían demostrando tener fecha muy temprana. Lo que nos empieza a demostrar que la evidencia es, sin lugar a duda, más antigua de lo que habíamos pensado.
Usted ha estado en contra de que se abra este lugar al turismo, ¿cree que lo puede lograr?
Es una respuesta muy compleja . Desde que comenzamos con las investigaciones en Chiribiquete hemos sido de los pocos que han podido acceder a este lugar.
Y durante años, junto a un equipo de trabajo que incluye a expertos en muchos campos y entidades muy reconocidas como la Universidad Nacional (de Colombia) o la WWF (la ONG internacional Fondo Mundial para la Naturaleza), fuimos conscientes de que no deberíamos dar a conocer desde ningún punto de vista la información de todo lo que estábamos encontrando hasta tener garantizada una serie de acciones, circunstancias y variables que nos permitieran defender a Chiribiquete.
Yo creo que todavía no tenemos el suficiente respeto como para mantener estos lugares, que más allá del vandalismo, que es muy grave y muy evidente, la presencia humana masiva termina alterando mucho las condiciones de un lugar, porque con ello se requieren infraestructura , servicios y permanente tránsito de gente.
Digamos que yo confié desde ese momento en que el aislamiento y el anonimato eran los guardianes más propicios y eficientes. Y así pues funcionó durante mucho tiempo. Y lo que vino a cambiar esta circunstancia fue cuando salieron las primeras imágenes de Chiribiquete. Y, sobre todo, cuando empieza, digamos, la expectativa de la gente por ir allí.
Todo esto, impulsado por la desmovilización de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en 2016, que hizo pensar a las personas que querían hacer turismo que esos caminos , que antes eran inaccesibles porque estaban en manos de estos grupos insurgentes, ahora estaban disponibles.
Y esa intervención directa en la selva nos obligó a buscar nuevas alternativas para proteger no solo el tesoro arqueológico de Chiribiquete, sino también su factor ecológico.
Entonces, logramos dos asuntos que nos han permitido continuar con la protección: logramos que el Gobierno nacional ampliara la extensión del parque. Pasamos de las casi 1.298.000 de hectáreas que se aprobaron cuando se creó el parque, a unas 4.268.095 hectáreas en la última ampliación.
Esa aprobación nos permitió crearle una periferia, especialmente porque alrededor de Chiribiquete hay varios proyectos de extracción de minerales.
Y otro hito importante para la conservación fue la declaración de Chiribiquete como Patrimonio de la Humanidad (de la Unesco), que ocurrió por los mismos días de la ampliación del territorio, en julio de 2018.
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