Home

País

Artículo

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y su homólogo venezolano, Hugo Chávez, durante la pasada Cumbre de Río.

Venezuela

Venezuela urgen nuevos socios

El último incidente diplomático con Venezuela hace evidente que hay que reducir la dependencia de ese mercado.

14 de marzo de 2008

Si bien los exportadores respiraron aliviados cuando el presidente Alvaro Uribe abrazó a sus homólogos de Ecuador y Venezuela en la Cumbre de Río, superando así una de las crisis diplomáticas más difíciles que ha tenido Colombia con sus vecinos, este incidente demostró una vez más la inestabilidad de las relaciones binacionales, en especial en el caso venezolano. La semana de tensión dejó una lección clara: Venezuela es un socio inestable, riesgoso, que va al ritmo del estado de ánimo político de su presidente Hugo Chávez y debe dejar de ser la opción número uno para las exportaciones y las inversiones de los empresarios colombianos. No hay que pensarlo más. "A Venezuela hay que seguir aprovechándolo pero en las condiciones de inestabilidad que la caracterizan. Sin embargo, la misión más importante hoy, aunque es un trabajo arduo y de mediano plazo, es empezar a diversificar los mercados", asegura Mauricio Reina, investigador asociado de Fedesarrollo.

Y es que la inestabilidad del mercado venezolano no es cuestión solamente de la crisis política que acaba de terminar. Aunque Colombia tiene con ese país una relación históricamente importante en materia de comercio bilateral, desde el día que llegó Chávez al poder las cosas empezaron a cambiar. Ha avanzado a pasos agigantados la implantación de un modelo político socialista a quien él mismo denomina "Socialismo del Siglo XXI", con el cual desapareció la separación de poderes públicos: la legislatura y el sistema judicial siguen ciegamente las órdenes del palacio presidencial, cambió la legislación laboral, volvió al discurso de seguridad alimentaria que reinaba antes de la caída del muro de Berlín e inició la nacionalización de las empresas petroleras.

En ese contexto, las apuestas de los empresarios colombianos en el mercado venezolano se han vuelto con el paso del tiempo más riesgosas. Cada vez que Chávez anuncia una nueva reforma o toma una nueva decisión hacia la consolidación de su modelo socialista, los colombianos tiemblan y tímidamente empiezan a buscar otros mercados en América Latina (ver gráfico), pero la tarea parece terminar cuando el Presidente venezolano retoma la calma. Ya se han dado anuncios de fondo que afectan a los diferentes sectores colombianos con grandes negocios en ese país. La creación de la Comisión Administradora de Divisas (Cadivi) que desde hace cuatro años empezó a restringir en Venezuela el despacho de divisas, se ha convertido en una tortura para nuestros exportadores pues cada vez tienen más trabas para recibir los pagos. En los primeros días de febrero de este año, por ejemplo, comenzó a exigir certificados de origen de productos para aprobar la entrega de divisas.

También la industria automotriz ha sentido los golpes de las decisiones de Chávez. Al inicio de este año se hizo realidad la restricción a la importación de carros, lo que afecta a Sofasa, la Compañía Colombiana Automotriz y General Motors que este año solo podrán vender a ese país entre el 20 y el 30% de lo que exportaron el año pasado, y que ya han anunciado el despido de cerca de 900 trabajadores por esta causa. Pero el riesgo de las exportaciones e inversiones en el vecino país también se ha aumentado por la falta de un marco jurídico que las proteja. Venezuela ya no hace parte de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) ni del G3. Y aunque según las normas de la CAN, ese país tendrá que seguir otorgándonos las mismas preferencias arancelarias hasta 2011, el Tribunal Andino de Justicia ya no tiene a Venezuela entre sus miembros. Colombia ya no puede acudir a esa instancia para dirimir posibles incumplimientos comerciales o situaciones en detrimento de los inversionistas. Es por esto que el ministro de Comercio Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, aboga por trabajar en la adopción de un marco regulatorio que permita consolidar el comercio, una vez se cumpla este plazo. Sin embargo, "no descarto que ahora, cuando la relación vuelve a la normalidad, el gobierno del vecino país retome la propuesta de regresar a la CAN, tal como lo planteó el año pasado", dice.

Los afectados

Se estima que el impacto que sobre la economia colombiana podría tener el cierre total de las exportaciones hacia Venezuela, como lo reconoció el ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, es de 1,3% del PIB. Y es que el 17% de nuestras exportaciones se dirigen a Venezuela (US$5.210 millones), solo superadas por el 35% que se va a Estados Unidos. De ahí la necesidad de reducir la dependencia de este destino.

La importancia del mercado venezolano radica en que tiene una alta participación de exportaciones industriales (representan el 85,86% del total), en especial de la denominada industria liviana, en la que confecciones, textiles y productos editoriales mandan la parada; así como la industria automotriz. Y son precisamente estos sectores los más vulnerables a decisiones políticas o económicas del presidente Chávez, ya que no afectan el suministro de alimentos, que es el tema más candente en ese país debido al desabastecimiento. A su vez, es el que da cierto margen de seguridad a las exportaciones agroindustriales colombianas, que a noviembre llegaban a US$267 millones. "Las autoridades venezolanas están muy preocupadas por el desabastecimiento de alimentos, por lo que estas exportaciones son las menos afectadas", afirma Efraín Velásquez, presidente del Consejo de Economía Nacional de Venezuela.

En total, las empresas que se afectan por las decisiones de Venezuela son 2.979 y de esas, 2.187 le exportan menos de US$500.000. El grueso de las ventas recae en 93 empresas, que concentran el 60,6% de las exportaciones, y de estas solo las tres ensambladoras exportan, cada una, más de US$100 millones.

En términos absolutos, los sectores que más exportan a Venezuela son el automotor, el petroquímico, el textil, el metalúrgico y el de alimentos. Sin embargo, los que resultarían más afectados son aquellos sectores para los cuáles Venezuela tiene un peso importante dentro de sus exportaciones, como el lácteo -90% de sus exportaciones totales van al país-, la industria automotriz (72,6%), los alimentos (34.6%) y la industria textil (27,8%).

Las cifras son dicientes, sin embargo, para cada sector hay que hacer un análisis diferente con el fin de entender cuáles realmente se ven afectados por la inestabilidad del mercado venezolano (ver recuadros). Reina explica que el sector lácteo no es en esencia exportador y la importación de alimentos es absolutamente necesaria para garantizar la seguridad alimentaria del pueblo venezolano, por lo que seguramente en este sentido serán muy escasas las restricciones. "Para Venezuela no es tan fácil cambiar de proveedor de alimentos. Aunque Argentina podría suplir gran parte de sus necesidades, no es lo mismo transportar este tipo de productos desde el cono sur que desde el país vecino. Además, el tema alimentario golpea el costo de vida y tiene grandes implicaciones políticas", puntualiza. Así pues, de este análisis resulta que los colombianos más afectados siguen siendo la industria automotriz y los textiles. Sin hablar de las grandes empresas colombianas que han hecho importantes inversiones en Venezuela como Chaid Neme, Alpina, Nacional de Chocolates, Enka, Fabricato, Almacenes Éxito y Coltejer.

Plan B

Aunque la inestabilidad del mercado venezolano no es un secreto, Mauricio Reina asegura que tanto el gobierno como los empresarios han actuado de una manera muy cortoplacista frente a este riesgo. "Siempre han esperado a que se supere el problema inmediato para seguir expandiéndose en el mercado venezolano. De todas maneras, este es un comportamiento totalmente racional", puntualiza. Y es que cada vez que el mercado del vecino país se torna más riesgoso, también se torna más rentable. No en vano las exportaciones hacia ese país se han multiplicado por cinco en los últimos cinco años; incluso el año pasado llegamos a una cifra histórica. "Esta bonanza hace que para los empresarios sea muy difícil pensar en diversificar sus mercados", agrega Reina

Por su lado Marcel Tangarife, experto en Comercio Internacional, asegura que los colombianos ya han empezado a configurar un plan B para sus exportaciones e inversiones, pero nunca pensaron que, en una semana de crisis diplomática, estuvieran a punto de que sus empresas fueran nacionalizadas. "Aunque sea una labor difícil y de largo plazo, creo que la reciente crisis se convirtió en el último campanazo para empezar a tomar decisiones estructurales", afirma Tangarife. Y no son pocos los sectores colombianos que dependen del mercado venezolano.

Pero los colombianos no son los únicos con un plan B. De acuerdo con Moisés Bittan, expresidente de la Cámara Venezolano Colombiana de Comercio y experto venezolano en comercio internacional, las empresas venezolanas también se han dado cuenta de que Colombia no va a poder ser un proveedor confiable por el clima político, y están empezando a buscar sustitutos. "Hay un daño real que son las expectativas de las empresas", señala al referirse al efecto del conflicto sobre las relaciones comerciales binacionales. Por su parte, Beatriz de Majo, miembro del consejo editorial del periódico El Nacional de Venezuela, afirma que "en este momento estamos haciendo frente a una situación en que las empresas van a empezar a protegerse y a no tener el otro lado de la frontera como eje estratégico".

Bittan también explica que en sectores donde los colombianos están muy posicionados, como alimentos, editorial, industria gráfica y confecciones, los exportadores colombianos pueden producir en otros países para minimizar la denominación de origen colombiana, y con eso protegerse de futuras medidas. De hecho, hay compañías que están estudiando esa opción.

Para José Antonio Gil Yepes, presidente de Datanálisis, una de las principales firmas de investigación de mercados de Venezuela, los exportadores colombianos "deben tratar de mantener un mercado enorme, cercano, fácil de acceder geográficamente, como es Venezuela. Pero deben, sin perder el volumen que venden acá, aumentar su capacidad de producción y montar otros mercados".

El tema no termina ahí, hay un factor más que debe hacer de la diversificación de mercados una labor inmediata. Los analistas coinciden en afirmar que Chávez no será eterno y que al dejar el poder, Venezuela muy seguramente se sumirá en una profunda crisis que directamente golpearía a nuestros exportadores e inversionistas. "La situación económica actual del vecino no es sostenible" dice Tangarife. El crecimiento está íntimamente ligado al gasto público y este último está ligado al ingreso petrolero. Lo que no muchos saben es que, aunque los precios del petróleo siguen en alza, Pdvsa, la petrolera estatal venezolana cada vez produce menos. "La participación del país en el comercio petrolero se derrumbó del primer puesto, con 60% del mercado mundial en 1960, a 3% en la actualidad", dice el director de la agencia Aipe, Carlos Ball. Pdvsa ha duplicado su nómina en los últimos cuatro años y al mismo tiempo ha despedido a los técnicos mejor calificados. "Es un monstruo burocrático cada vez menos eficiente", dice Reina.

Por otro lado, los alarmantes niveles de inflación, que oscilan entre el 20 y el 22%; el desequilibrio cambiario, que pone en una relación tres a uno el Bolívar oficial con el paralelo; el default de pagos, que podría ocurrir en 2010 y las posibles sanciones que surgirán del caso Exxon Mobil, agudizan más el panorama económico venezolano. Está claro, la popularidad de Chávez ha venido cayendo en su propio país, como lo demostró el fracaso del referéndum, y puede seguir en picada si los hospitales continúan sin camas ni medicinas, las madres no consiguen leche para sus hijos y los puertos no tienen capacidad para procesar el inmenso auge de importaciones. Las elecciones de alcaldes y gobernadores, que se realizarán en octubre, pondrán a prueba una vez más la posibilidad de que Chávez siga en el poder. Por todo esto, los empresarios colombianos no solamente tienen que estar preparados para los vaivenes de la relación comercial con el vecino. También tendrán que prepararse para la difícil era Post-Chávez.