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¿Un nuevo shock petrolero?

Especulación, terrorismo, mayor demanda y sobre todo una capacidad de producción en el límite están llevando los precios del petróleo a niveles récord. La economía mundial podría verse seriamente afectada.

11 de junio de 2004

En la semana del 3 de junio, en Beirut, Líbano, se reunieron los delegados de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP. El objetivo: decidir un aumento en la cuota de producción diaria de petróleo con el fin de ponerle freno al acelerado crecimiento de los precios en los últimos meses. En la reunión, se decidió que los 11 países miembros elevarían la cuota de producción en 2 millones de barriles diarios, a partir de julio y posiblemente en 500.000 barriles adicionales a partir de agosto.

El anuncio de este incremento produjo una reducción en el precio del crudo, el cual después de varios días de estar por encima de los US$40 por barril se ubicó en un poco menos de US$39 por barril. De acuerdo con los expertos, sin embargo, el impacto fue más psicológico que cualquier otra cosa, ya que el aumento de la cuota en 2 millones no tendrá ningún efecto sobre los flujos de petróleo, pues los países de la OPEP ya están produciendo alrededor de 2,3 millones de barriles diarios por encima de la cuota establecida en febrero pasado.

En efecto, hace solo tres meses, Arabia Saudita había persuadido a los miembros de la OPEP de reducir la cuota diaria de producción en un millón de barriles diarios, a 23,5 millones de barriles, para evitar una caída del precio cuando empezara la primavera. Ahora, este país pidió lo contrario. No obstante, en esta oportunidad, el giro en U puede no ser suficiente para reversar la tendencia alcista de los precios.



Precios al alza

Anteriormente, cada vez que la OPEP decidía aumentar las cuotas de producción, el mercado se calmaba. Esta vez es diferente. El mundo está en el límite de capacidad de producción de petróleo, en un momento en el cual la economía mundial está creciendo al ritmo más alto de los últimos 20 años. Estados Unidos, que consume una cuarta parte de la producción mundial de petróleo, está aumentando su demanda, en tanto que China, consumió 6 millones de barriles diarios en el primer trimestre de 2004, 15% más que el año anterior. La demanda también estuvo fuerte en el resto de Asia, excluyendo a Japón. Adicionalmente, se espera un aumento del consumo en Estados Unidos por la temporada de verano. De hecho, en anticipo a esta temporada, los especuladores en precios a futuro del petróleo han incrementado la cotización, en particular, la de crudos livianos.

El problema no sería tan grave si los países de la OPEP, que controlan el 38% de la oferta mundial de petróleo, no hubieran reducido la capacidad de producción excedentaria que mantenían y utilizaban en momentos de crisis para compensar cualquier interrupción en la oferta, como en la guerra entre Iraq e Irán, la guerra del Golfo, la huelga de los trabajadores en Venezuela en 2002 y más recientemente, la guerra en Iraq.

Por cuenta de estos eventos, la capacidad de producción excedentaria se redujo de 15 millones de barriles diarios en 1985, casi una cuarta parte de la demanda mundial de ese momento, a 2 millones de barriles diarios, que equivale a un poco menos del 3% de la demanda mundial y está enteramente en manos de Arabia Saudita.

De hecho, este último factor y la intensificación del terrorismo en este país tienen atemorizado al mundo y están influyendo en el alza de los precios, vía el aumento en la prima de riesgo por terrorismo.

No hace mucho, Arabia Saudita se veía como una fuente de petróleo segura y confiable. Incluso algunos consideraban a este país como el banco central del petróleo. Esta percepción, sin embargo, cambio a raíz de los ataques terroristas del 11 de septiembre. De los 19 terroristas involucrados en los ataques, 15 eran de Arabia Saudita. El mundo entendió y especialmente Estados Unidos la inconveniencia de que Arabia Saudita fuera la despensa petrolera del mundo.

Este temor se ha intensificado con el recrudecimiento de los atentados por parte de terroristas saudís a la infraestructura petrolera en su país. El 31 de mayo, un grupo de terroristas asesinó a varios extranjeros que estaban trabajando en un complejo petroquímico en Yanbu, un importante terminal de exportaciones de petróleo en la costa del Mar Rojo.

Estos incidentes hacen que aumente la prima de riesgo que se cobra en el precio del petróleo, la cual es de US$8 por barril. Hasta hace poco, el precio de largo plazo del petróleo lo determinaban los avances en la geología y la tecnología. Ahora, a esa ecuación, deben añadirse los efectos del terrorismo. Esto porque lo que antes no parecía posible -un ataque terrorista o una serie de ataques a los campos petroleros de Arabia Saudita-, ahora sí lo es. El mayor temor es un ataque en Abqaiq, el mayor complejo petrolero del mundo, con una producción diaria de 7 millones de barriles diarios.

Arabia Saudita es la nación petrolera por excelencia. Este país no solo es el mayor exportador, sino que tiene más reservas que cualquier otro. Una cuarta parte de las reservas probadas mundiales están en Arabia Saudita. Sus vecinos, Irán, Iraq, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait tienen cada uno una décima parte. Rusia, Nigeria y Alaska juntos no llegan a las reservas de Arabia Saudita.



Impacto sobre el mundo

El mundo es menos vulnerable a un shock petrolero de lo que era en los años 70, cuando la crisis energética de los años 73 y 74. El mundo industrializado es hoy menos intensivo en energía. Adicionalmente, los países de la OECD mantienen reservas estratégicas y coordinan su liberación en épocas de emergencia por medio de la Agencia Internacional de Energía. De hecho, parte de la reducción en el precio del petróleo de los últimos días, además del impacto que produjo sobre el mismo el anuncio de la OPEP, fue resultado de la información suministrada por el gobierno de Estados Unidos en el sentido de que los inventarios estaban en el nivel más alto de los últimos dos años.

Qué tan preparado entonces está realmente el mundo para hacerle frente a un eventual shock petrolero, ya sea que se produzca por un ataque terrorista a la infraestructura petrolera en Arabia Saudita o cualquier otro lugar o porque simplemente la oferta no tiene cómo alcanzar a la demanda.

En el primer caso, si se llegase a producir un ataque terrorista, dependiendo de su magnitud e impacto sobre la producción, los inventarios podrían no ser suficientes. Los precios se dispararían y el mercado tendría que ajustarse mediante caídas en el consumo que afectarían el crecimiento económico y el bienestar.

Pero la mayor preocupación en este momento es la disminución en la capacidad de Arabia Saudita para ajustar el mercado. Incluso si no hay ataques terroristas a la infraestructura de este país, el apretón de la oferta es preocupante. Es difícil imaginar de dónde va a salir el petróleo adicional que se requiere para compensar la demanda.

En cualquier producto cuando la demanda supera la oferta, los precios suben y los productores tienen el incentivo de producir más, en tanto que los consumidores reducen su consumo y así se llega nuevamente al equilibrio. Con el petróleo pasa lo mismo. El problema es que tarda mucho más tiempo y mientras tanto los precios se mantienen altos.

De acuerdo con el economista Paul Krugman, los precios del petróleo seguirán altos y podrían aumentar más. Si hay malas noticias en el Medio Oriente, habría una crisis que podría causar gran daño. Según Krugman, cada US$10 de aumento en el precio del barril es lo mismo que si a los consumidores estadounidenses les aumentaran los impuestos en US$70.000 millones, vía inflación. Para él, lo que pasó en mayo es un abrebocas de lo que podría suceder si los precios siguen altos.

Tanto en Estados Unidos como en la zona euro, la inflación anual está aumentando. Para muchos se trata de un aumento pasajero. No obstante, algunos están preocupados y temen que estas alzas continúen por cuenta de los altos precios del petróleo. Al mismo tiempo que en Beirut se reunían los delegados de la OPEP, en el Banco Central Europeo en Frankfurt se discutía un eventual aumento de los intereses. Se decidió, no obstante, mantenerlos estables, no porque el aumento de los precios del petróleo no representara una amenaza para la estabilidad de los precios, sino porque aumentar los intereses podría acabar con el crecimiento. Los precios al consumidor en esta zona están en promedio un 50% por encima de los de Estados Unidos que están a US$2,05 por galón.

Por su parte, Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos y responsable de la política monetaria de este país, no deja de preocuparse. En una charla reciente se refirió al tema y llamó la atención sobre el incremento de los precios en los meses recientes y los temores sobre interrupciones futuras en la oferta del Medio Oriente.

El precio del petróleo ajustado por inflación es solo la mitad de lo que era en diciembre de 1979, y los países industrializados consumen por dólar de producción la mitad de lo que consumían en los años 70. Aunque el petróleo no pueda afectar la economía mundial como lo hacía en el pasado, todavía puede causar daño. De acuerdo con Goldman Sachs, un aumento de 10% en los precios estimados para el próximo año, reduciría el crecimiento de los países del G7 en 0,3% o US$70.000 millones.