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Felipe Gómez, director de la Clínica de la Próstata de la Fundación Santa Fe de Bogotá.

Un caso de innovación

La Clínica de Próstata de la Fundación Santa Fe, la primera en el país, tiene elementos para ser exitosa, aún en tiempos de crisis. Lecciones desde la salud.

19 de febrero de 2009

Al inicio de lo que será la primera gran desaceleración económica del decenio, la Fundación Santa Fe de Bogotá abrió una clínica para tratar afecciones prostáticas. ¿Es una buena decisión?

Al parecer si lo es, porque reúne muchos de los ingredientes necesarios para que un emprendimiento sea exitoso. Tienen un mercado importante y valor para el usuario.

De un lado, explica el director de la Clínica, el urólogo Felipe Gómez, las estadísticas de salud muestran que casi la totalidad de los hombres mayores de 50 años tienen tarde o temprano un crecimiento prostático benigno. De ellos, la mitad, experimentará algún tipo de síntoma urinario y uno de cada seis será afectado por cáncer.

Las afecciones de la próstata son más comunes de lo que la gente cree y además, sin tratamiento, puede ser una amenaza vital. Por eso la jugada de la Fundación de establecer la primera clínica de este tipo en el país, parece bien enfocada.

Hoy estas afecciones se tratan en los consultorios de los cerca de 550 urólogos del país.

Pero además, la Fundación consigue eficiencia y economías al integrar servicios que ya tiene, para entregar un producto médico nuevo. Así por ejemplo, la Clínica de Próstata pone en un solo lugar, a los urólogos vinculados a la entidad, los servicios de patología, cirugía y de imágenes diagnósticas. Todos esos elementos ya existían. Son formas nuevas de ‘empaquetar’ servicios.

Así mismo, el manejo interdisciplinario de estas afecciones naturalmente les facilita la vida a los pacientes, que no tienen que moverse para recibir un tratamiento completo. Allí encuentran el área de patología prostática conformada por urólogos y radiólogos, una sala de cistoscopia, una sala de cirugía y un láser Holmium para hacer ablaciones prostáticas y un grupo de oncólogos, anestesiólogos, clínica de dolor y laboratorio clínico.

Con este tipo de servicios, la nueva clínica espera hacer cerca de 50 biopsias mensuales y 50 consultas diarias.

No obstante, para los médicos que se encuentran en la unidad recién inaugurada, esa no es la consideración principal. La Clínica, dice Felipe Gómez, tiene un gran sentido porque permite diagnosticar y tratar a tiempo la enfermedad. Con eso la mortalidad producida por el proceso de crecimiento prostático es muy baja. Se tienen índices de mortalidad de apenas el 2%.

Por último, le añadieron a al clínica un programa de investigación, que permitirá mantener sus estándares científicos elevados. Comenzaron unas pruebas en Quibdo, un lugar donde la muerte por cáncer de próstata supera ampliamente los promedios nacionales. Esto por la naturaleza afrodescendiente de la población, que al parecer tiene una mayor vulnerabilidad a la enfermedad y por la casi total ausencia de atención médica especializada.

Si las cosas salen como se prevén, la Clínica de Próstata de la Fundación puede ser un buen ejemplo de un servicio que incluso en tiempos difíciles para los negocios, atienda bien las necesidades de los usuarios. En eso, como lo saben todos los empresarios del país, está la clave del éxito.