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Un año difícil para la inflación

Las heladas en la Sabana de Bogotá y otras zonas del país se suman a las presiones inflacionarias ya existentes. El Banco de la República está en alerta.

16 de febrero de 2007

La economía colombiana está en uno de sus mejores momentos. El crecimiento en 2006 fue cercano a 6,5%, el más alto de los últimos 30 años, y se espera para 2007 un comportamiento muy similar.

Aunque parte del crecimiento es atribuible a factores externos, como la gran expansión de las economías de China e India y su impacto sobre la demanda mundial de bienes, en especial de materias primas o commodities, y la enorme liquidez mundial, no puede desconocerse el papel primordial sobre este crecimiento que está teniendo la demanda agregada.

En 2006, la demanda interna creció 9,7%, impulsada por la expansión del consumo de los hogares que creció 5,72% y la inversión, en especial en maquinaria y equipo, y en construcción y edificaciones.

La inflación, una de las variables más críticas para lograr un crecimiento sostenible en el mediano plazo, se ha mantenido dentro del rango meta fijado por el Banco de la República para cada año. De hecho, en 2006, terminó el año en 4,48%, justo en el punto medio del rango establecido entre 4 y 5%.

No obstante el logro de la meta, al descomponer el índice de precios al consumidor en los diferentes grupos de gasto que lo conforman, se observa desde el año pasado una tendencia creciente de los precios de cuatro grupos en particular.

En este sentido, no es extraño, por tanto, aunque haya tomado a varios por sorpresa, el aumento de los precios al consumidor de 0,77% que se registró en enero de 2007 y que llevó la inflación anualizada a un nivel de 4,7%, 20 puntos porcentuales por encima del rango superior fijado por el Banco de la República para el año.

Cuatro de los grupos que componen el IPC —alimentos, salud, educación y otros gastos—, con ponderaciones respectivas de 29,51%, 3,96%, 4,81% y 7,89%, terminaron el año por encima del 4,48%, que fue en promedio el aumento de la inflación.

Los precios de los alimentos aumentaron 5,68%, en tanto que los de salud subieron 5,28%, los de educación 4,70% y los de otros gastos 4,75%. Es decir, casi un 50% del total de bienes que componen el índice está aumentando por encima del promedio, lo que es una situación preocupante, más aún dadas las presiones inflacionarias de una economía que está creciendo muy cerca de su nivel potencial.

De acuerdo con los datos más recientes de la Encuesta de Opinión Empresarial, de Fedesarrollo, la utilización de la capacidad instalada en el país está en promedio en 76,45%, un récord histórico, y en 81,27% en las grandes empresas, lo que significa que hay muy poco espacio para atender cualquier demanda adicional. Y demanda es lo que va a haber.

De hecho, se espera que en 2007, siga siendo la demanda interna la que nuevamente jalone el crecimiento, con un aumento previsto del consumo privado de 5,1%, del consumo público de 3,2% y de la inversión de 12,8%.

Quizás lo que más desvela a la Junta del Banco de la República es el crecimiento de la cartera de crédito por encima del 30% anual y, sobre todo, la del crédito de consumo que ya está por los lados del 50% anual.

El único contrapeso a las presiones inflacionarias que se están sintiendo es el tipo de cambio. De hecho, gracias a la revaluación del peso, el aumento de los precios de los transables se mantiene bajo, lo que ayuda al resultado final de la inflación.

A las presiones ya existentes se suman ahora las de las heladas con su impacto sobre el precio de los alimentos. Según cifras del gobierno, las heladas afectaron 162.000 hectáreas, básicamente de pastos y forrajes para ganado, papa, frutas, hortalizas, maíz y fríjol.

Con una participación de los alimentos de 29,51% en el IPC, el impacto de estas heladas sobre la inflación va a ser muy fuerte. Esto se puede ver más claramente, si se tiene en cuenta que de este 29,51%, la participación de las carnes, los lácteos y la papa, que fueron los más afectados, es en conjunto de 11,5%.

La Junta del Banco de la República, por supuesto, está sintiendo la presión y ha subido la tasa de interés de intervención 8 veces desde abril del año pasado. Cada vez en 25 puntos básicos, llevando la tasa de 6% a 7,75%. El más reciente aumento fue el pasado 26 de enero y se anunció junto con la decisión de la Junta de intervenir de manera masiva en el mercado cambiario para contrarrestar las presiones transitorias de la venta de los activos del sector público.

Qué tanto más tenga que subir las tasas el banco dependerá de la evolución de la inflación en el año. Con las presiones actuales, salvo una intervención muy agresiva del banco, es difícil esperar el cumplimiento de la meta para el año.

El tema de los alimentos es complicado en la medida en que se trata de un comportamiento atípico del clima que impacta las decisiones de siembra de los agricultores. En este momento, nadie sabe qué va a pasar con las lluvias y, después de las pérdidas recientes, la decisión de iniciar las siembras podría posponerse afectando también la oferta de alimentos en el segundo semestre del año.

El objetivo primordial del Banco de la República es mantener la estabilidad de los precios. Si la inflación muestra un comportamiento desfavorable, que comprometa el cumplimiento de la meta en 2007, tendrá que apretar más rápidamente la política monetaria, lo que a su vez reducirá su capacidad de intervención cambiaria.

El banco tiene que monetizar cada dólar que compra. Si por cuenta de una política más restrictiva tiene que reducir las metas de expansión monetaria, deberá también reducir sus compras en el mercado cambiario. Si no lo hace, no podrá cumplir la meta de inflación. Esto iría en contra por supuesto de su objetivo primordial y lo llevaría probablemente a una reevaluación del peso superior a la prevista.