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Orrego llegó a la dirección de Fenalco Bogotá en septiembre de 2010, después de que la junta directiva del gremio considerara que la entidad estaba en riesgo.

Coyuntura Nacional

Revolcón en Fenalco

El director de Fenalco Bogotá, Juan Esteban Orrego, está dándole un “timonazo” a la entidad para salvarla de la crisis. Ahora enfrenta una espinosa negociación con el nuevo sindicato.

3 de agosto de 2011

Hace un año, Juan Esteban Orrego asumió uno de los retos más importantes de su vida: darle un giro al gremio de los comerciantes de la capital de la República, que iba directo hacia un iceberg, según lo relata él mismo.

“Había que actuar antes de que pasaran cosas más graves; hacer un ajuste, porque de lo contrario nos íbamos a reventar”, explica hoy el directivo, que está más tranquilo, pues las aguas se han calmado.

¿Qué fue lo que pasó? Fenalco Bogotá sobredimensionó una de sus más importantes operaciones, la de avales para el comercio. Se trata de un servicio que ofrece respaldo a las ventas de los comerciantes a través de pagarés y cheques. Cuando una persona realiza una compra y paga con alguno de estos medios, Fenalco Bogotá avala la transacción. Si el cheque sale sin fondos o si el comprador no cumple con sus pagarés, entonces el gremio paga al comerciante y asume la cartera por cobrar, iniciando el cobro coactivo. El negocio fue tan bueno que a finales de 2010 los avales cubrían transacciones comerciales por cerca de $2 billones.

Cuando llegó la crisis de 2009, muchos compradores se afectaron y empezaron a incumplir con sus pagos. Eso hizo que la cartera se afectara. El panorama era más crítico, pues el número de empleados se había disparado y los salarios eran bastante elevados, por los buenos tiempos que se vivieron hasta ese momento. Así, el riesgo era que los costos siguieran demasiado altos y que los ingresos empezaran a caer, por el crecimiento de la cartera mala. Quedó claro que el negocio de Fenalco no es financiar ni recuperar cartera mala. Por esta razón se implementó un cambio; la junta directiva del gremio consideró que la entidad estaba en riesgo. Orrego llegó en septiembre de 2010 a la dirección ejecutiva a cumplir con el plan de ajuste.

Tuvo que hacerle reingeniería a la manera como se otorgaban los avales y se remuneraba a los empleados, pues el pago de comisiones era un rubro importante de la nómina. Además, reestructuró el equipo de la entidad. Hace un año había 1.200 empleados y hoy cerca de 800.

“Con estas medidas, logramos dar el timonazo y evitar el iceberg que teníamos al frente”, explica. Sin embargo, reconoce que eso generó tensiones. “Cuando se hizo el ajuste, les dejamos de dar avales a muchos para mejorar el perfil de nuestros clientes. Eso hizo que los comerciantes dejaran de vender en esa misma proporción y que varios empleados dejaran de recibir el nivel de comisiones que recibían antes. A nadie le gusta que le hagan un ajuste”, explicó.

El ajuste empezó a dar resultados y eso tiene tranquilo, por ahora, a Orrego. Sin embargo, la respuesta de los trabajadores por el apretón fue la creación –este año– del sindicato de Fenalco Bogotá, que hace un par de meses presentó un pliego de peticiones superior a los $20.000 millones. Obviamente se trata de solicitudes acordes con las épocas de vacas gordas del gremio.

“Esos fueron otros tiempos y no van a volver”, explica Orrego, para confirmar que no cuenta con muchos recursos para ofrecer beneficios al sindicato, justamente, porque el ajuste debe continuar.

La primera fase de la negociación se cerró sin un acuerdo y ahora todo pasó a un tribunal de arbitramento. Orrego les pidió a los empleados que asuman una actitud proactiva para lograr “una amable negociación”.

Los tiempos duros para Fenalco Bogotá quedaron atrás, ahora el reto es mantener la estabilidad y en eso la negociación del pliego de peticiones del sindicato será fundamental. El director ejecutivo espera que en los próximos meses se resuelva este asunto para consolidar el revolcón que ha tenido que implementar en el gremio durante el último año. El timonazo se dio a tiempo, el barco continúa navegando y por eso hay que seguir atentos a la marea.