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¿Qué pasará con la llave de la paz tras el asesinato de los uniformados?

Para algunos dirigentes consultados por Semana.com, con la masacre de los cuatro uniformados secuestrados las Farc demuestran que no tienen voluntad de paz y el gobierno debe mantener su mano dura. Otros insisten en que el diálogo es la única salida al conflicto.

Rodrigo Urrego Bautista, redactor Semana.com
27 de noviembre de 2011

El asesinato del sargento del Ejército Libio José Martínez, el coronel de la Policía Édgar Yesid Duarte, el mayor de la Policía Elkín Hernández Rivas y el subintendente de la Policía Álvaro Moreno, todos secuestrados por las FARC, generó un consenso en la sociedad colombiana: el rechazo, la condena y el repudio general hacia los actos de barbarie de esta guerrilla, y la solidaridad con las familias de las víctimas.
 
Pero a la vez la muerte de estos uniformados, asesinados con tiros de gracia, según el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, tras más de una década de cautiverio en condiciones inhumanas, dividió las opiniones y sembró mayor confusión y escepticismo en torno al futuro del conflicto armado.
 
Este hecho, que Colombia denunciará ante la justicia internacional, se produce días después del viaje a Londres del presidente Juan Manuel Santos, donde hizo numerosos pronunciamientos en torno a la salida negociada del conflicto.
 
Allí, el mandatario reiteró que sigue con la llave de la paz en su poder, pero que necesitaba "actos de buena fe" de la guerrilla.
 
Por eso, la masacre de los uniformados, como se ha empezado a denominar este nuevo episodio del conflicto colombiano, es para algunos sectores una muestra de que las FARC no quieren la paz, y por consiguiente, el Gobierno debe mantener la línea dura para combatirlos.
 
Pero también hay otros sectores que insisten en que Colombia ya no aguanta un hecho de barbarie como este, por lo que se hace necesario e inminente una salida negociada que ponga fin, "de una vez por todas", al conflicto armado interno.
 
La presión militar
 
Juan Lozano, presidente del partido de la U, defiende el primer escenario. Al calificar de "infame e injustificado" el acto perpetrado por las FARC, dice que el Gobierno debe "aumentar su firmeza en la política de seguridad" y desmantelar el accionar de los grupos armados ilegales, para que por fin se suspenda "la ronda de sangre que ha teñido por más de medio siglo el país".
 
Lozano, como jefe del partido de gobierno, dice que esa línea de acción será la que respaldará su movimiento político.
 
Simón Gaviria, vocero de la dirección plural del Partido Liberal y presidente de la Cámara de Representantes, asegura que las FARCc se están equivocando al perpetrar este tipo de acciones contra el derecho internacional humanitario, y considera que hechos como el registrado este 26 de noviembre ponen la paz en un escenario "difícil de alcanzar".
 
Por eso, Gaviria considera que ante un acto de "barbarie" como este, las FARC no van a intimidar al pueblo ni a sus Fuerzas Armadas, "que seguirán combatiendo con mayor firmeza y mayor dedicación a quienes estén empeñados en mantenerse al margen de la Constitución y de la ley".
 
El vocero del liberalismo se muestra escéptico ante salidas negociadas del conflicto, pues señala que si las FARC siguen "por ese camino", será difícil reconocerles cualquier tipo de estatus. "Sólo se muestran como carniceros, gente cobarde y débil que acude al fusilamiento cuando sufre golpes en su contra".
 
La hora de hablar de paz
 
Pero hay quienes hacen llamados en otro sentido. El representante a la Cámara Iván Cepeda (Polo Democrático Alternativo) dice que las FARC deben liberar inmediatamente a todos los secuestrados y renunciar a la práctica de privar de la la libertad como método de guerra. Pero también insta al Gobierno a pasar de los anuncios y "fijar cuanto antes una agenda encaminada a alcanzar la paz en Colombia".
 
Luis Eduardo Garzón, presidente y vocero del Partido Verde, al condenar este hecho, admite que debilita "a quienes creemos en la posibilidad de una solución negociada de la confrontación armada que padece el país, caracterizada por la permanente violación de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, con el consabido alto costo en vidas, bienestar social y desarrollo social y económico de las familias colombianas".
 
Sin embargo, Garzón también es de los que piensan que es el momento de parar "la espiral de violencia" y para ello es necesario comenzar a hablar de paz. "El destino de Colombia no puede ser la agudización de la acción militar, en detrimento de la opción negociada".
 
Esa opinión la respalda uno de los excongresistas que sufrió en carne propia el drama del secuestro. Óscar Tulio Lizcano sugiere que, a pesar de este lamentable suceso, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos debe mantener la coherencia con su reiterado discurso, seguir abierto al diálogo, pues considera que día tras día se demuestra que "la negociación y el diálogo son la única salida para alcanzar la paz".
 
Mensajes contradictorios
 
Al calificar la masacre de los uniformados como un hecho totalmente repudiable, el director del Semanario Voz, Carlos Lozano, quien ha sido mediador en anteriores acercamientos y procesos de exploración, reitera que el fin del conflicto "es más fácil" a través de las "soluciones dialogadas", tal como lo ha venido reclamando la sociedad.
"Es hora de reflexionar para abrir un espacio de negociación pacífica. Es la única salida hacia la paz".
 
Lozano, en su reflexión, hace dos llamados. El primero, a la guerrilla, para que entienda que el único camino válido para controvertir las diferencias es el de la democracia y no el de las armas. Y al Gobierno, que no se deje “embriagar” por el éxito de las operaciones militares.
 
Lozano considera "contradictorio" el discurso del presidente Juan Manuel Santos frente al conflicto armado. Pues señala que en su visita al Reino Unido, el presidente insiste en que no ha cerrado las puertas al diálogo, pero a los pocos días anuncia una nueva estrategia para la guerra que contempla la inversión de más millones de dólares.
 
Por eso, Lozano considera que el Gobierno "debe abandonar ese cuento de que estamos en el 'fin del fin'", porque con eso sólo se consigue la prolongación de la tragedia. "Mientras siga la guerra, veremos estos actos de horror y de barbarie".
 
Otro dirigente político, víctima del secuestro, también reclama responsabilidades políticas al Gobierno por este tipo de episodios. El excongresista Luis Eladio Pérez, sin negar la responsabilidad de las FARC en lo que llamó "un vil y cobarde asesinato", dice que el Gobierno "es consciente de los altos riesgos que implican los operativos de rescate".

Para Pérez, los secuestrados y sus familias deben estar dentro de la agenda prioritaria del Gobierno, y por eso también exige allanar otros caminos para poner fin al conflicto.

El papel de la sociedad

La discusión para alcanzar la paz parece concentrarse entre el rol y las responsabilidades del Gobierno y las FARC. Pero otros sectores consideran que la sociedad colombiana parece anestesiada e indiferente, y sin percatarse del papel que juegan para alcanzar este propósito.
 
Esa es la opinión del único sobreviviente de la masacre de las FARC a los diputados del Valle del Cauca, Sigifredo López. Al señalar que el país no aguanta un hecho más de violencia, considera que la sociedad colombiana debe movilizarse, salir a las calles para demostrar su repudio. "Es hora de que los propios ciudadanos se apersonen y digan no más FARC, no más secuestro, no más violencia"

Escepticismo y confusión
 
A diferencia de las reacciones tras la reciente muerte en combate de alias 'Alfonso Cano', el impacto por la muerte de los uniformados secuestrados generó un ambiente confuso, de escepticismo.
 
Así se advierte en la reflexión del senador Mauricio Ospina, uno de los líderes de la corriente alternativa del Polo Democrático, quien en diálogo con Semana.com lamenta que este nuevo episodio del conflicto "sepulte los sueños de reconciliación y reencuentro" de las familias de los uniformados.

Ospina también considera tras este hecho se advierten "pocas herramientas" para
superar el conflicto, y la sociedad civil debe prepararse para afrontar las consecuencias.
"Seguimos con todos los elementos para continuar por más tiempo esta fratricida guerra", dice, a la vez que hace un doble llamado a las partes.

"Las FARC no se dan cuenta de su miopía, donde las bajas que celebra el establecimiento las quiere compensar de esta forma" y al Gobierno pide "gestos claros para la reconciliación, con justicia social, disminución de la brecha entre ricos y pobres, oportunidades, y verticalidad militar contra las manos oscuras de las que hablo el presidente Santos con anterioridad".

Ospina asegura que el conflicto "lo perderemos siempre que haya esta cantera de jóvenes en desigualdad en todas las dimensiones".

Y en medio, las víctimas 
 
Muchos sectores se pronuncian, pero en la mitad las víctimas del secuestro hacen exigencias. En medio del natural dolor y la indignación, Marleny Orjuela, líder de Asfamipaz, quien durante 13 años ha liderado una batalla para recuperar la libertad de policías y militares secuestrados, insta urgentemente al Gobierno y a las FARC a poner fin al conflicto, sin contraprestaciones de parte y parte. 
 
Califica su petición de urgente porque el actual estado del conflicto colombiano lo único que va a lograr es que los familiares de los secuestrados pierdan la esperanza de volver a tener a los suyos en el seno de sus hogares. 
 
"Cada dia el dolor es más grande. ¿Cómo manda el presidente Santos a rescatar a nuestros seres queridos a sangre y fuego? Él sabe que eso significa el ajusticiamiento de nuestros familiares", es el clamor de Orjuela, quien les dice a las FARC que lo que hacen no es revolución. "Así no es, señor Timochenko".
 
Para Orjuela, los policías y militares secuestrados también son importantes. "No sólo se debe hablar de salidas para la libertad de los secuestrados estrato 6". Por eso pide que el Gobierno los escuche, "nos tenga en su agenda", y la reflexión que le dirige al presidente de la República es clara: "Doctor Santos, queremos saber ¿cuál es esa llave que usted tiene para la paz?"
 
Lo cierto es que la llave para la paz no fue mencionada por el presidente de la República, Juan Manuel Santos, en su primera reacción tras la masacre. Una afirmación suya indica que estaría guardada: "Les digo a las FARC, lo único que esto hace es inyectarle a nuestra fuerza pública más determinación para seguir combatiéndolos con todo lo que está a nuestro alcance".