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¿Qué pasa con América Latina?

América Latina se rezaga. ¿Qué puede hacer esta región para salir del estancamiento? Sebastián Edwards habla del tema.

13 de mayo de 2005

"Con la velocidad a la que avanzan Asia, Europa del Este y África, para que un país como Colombia no se quede atrás o para que pueda mantener el statu quo, es preciso que duplique su velocidad". Con esa recomendación terminó la presentación de Sebastián Edwards, profesor de economía de la Universidad de California, en el Simposio sobre Mercado de Capitales en Medellín.

En su charla La economía mundial en una era de turbulencias: perspectivas y desafíos para América Latina, Edwards sostuvo que Colombia y, en general, toda América Latina se están rezagando frente al resto del mundo. Esto obedece a que Estados Unidos ha ignorado esta parte del mundo y a que la región es poco receptiva a los programas de su vecino del norte. Además, a que los latinoamericanos trabajan poco en salir de su atraso. De hecho, "el regreso de la izquierda, que es sin duda un cambio democrático, es peligroso en la medida en que viene acompañado de un populismo micro, consistente, esencialmente, en no hacer nada".

Este economista chileno presentó una visión del mundo en la que aparecen claramente las oportunidades y los riesgos para la región.



Crecimiento con pocos méritos

En 2004, América Latina fue la estrella global, con un crecimiento en línea con las demás regiones del mundo. Pero este crecimiento fue "prestado" pues se produjo por condiciones favorables en el entorno, más que por decisiones internas de política. Si estas condiciones se revierten, volvería la inestabilidad a la región.

A pesar de esto, en los últimos años, América Latina se ha vuelto más fuerte a algunos cambios en el entorno internacional. Uno de ellos es el de las tasas de interés en Estados Unidos. Edwards -menos pesimista que otros analistas- considera que el impacto negativo que se produjo entre 1993 y 1995 por el incremento de tasas de la Reserva Federal no volverá a producirse. Primero, porque el aumento en esa ocasión fue muy superior al esperado ahora -esa vez, las tasas llegaron a 6%-, y segundo, porque Latinoamérica hoy tiene tasas de cambio flexibles, hay mayor transparencia en la información, el sistema financiero es más robusto, el FMI ha aprendido a conjurar las crisis y hay un mayor respeto por el equilibrio fiscal, todo lo cual hace que la región sea menos vulnerable.

Esto no quiere decir, empero, que no haya debilidades como la dependencia de los commodities, cuyos precios ya están cayendo -petróleo, acero, carbón, hierro y cobre-. Y hay más puntos flacos. Edwards menciona las bajas tasas de inversión, una deuda pública elevada, un bajo crecimiento de la productividad y el regreso al populismo, un tema que inquieta al economista.



La incógnita de la expansión

La vulnerabilidad latinoamericana aumentaría mucho con una recesión en Estados Unidos, ya que la mayoría de estos países exporta sus productos a ese mercado.

Por eso, dice, la pregunta clave ahora es ¿cuánto más va a durar la expansión de Estados Unidos? La actual lleva 13 trimestres y de las nueve expansiones que este país ha tenido desde la posguerra, cinco duraron 14 meses o menos y tan solo tres duraron más de 30 meses. Todas las fases de auge prolongado tuvieron un segundo aire. La de Kennedy-Johnson que duró 35 trimestres tuvo una rebaja de impuestos y también la guerra de Vietnam. La de Reagan, 31 trimestres y se caracterizó por la caída del precio del petróleo y la depreciación del dólar y la de Clinton, la más larga pues duró 40 trimestres, vino acompañada del auge de internet.

En este momento, las perspectivas para un segundo aire no son muy buenas. Al contrario, lo más probable es que hacia finales de 2006 haya una pequeña recesión.

Para complicar las cosas, el déficit gemelo de Estados Unidos no deja de generar incertidumbre, sobre todo por el efecto que tendría sobre el sistema financiero internacional.

En el lado del déficit fiscal, Edwards no encuentra mucho peligro. Lo considera reducido si se excluyen los gastos de la guerra. Por el contrario, el de cuenta corriente que supera el 5% es preocupante, ya que Estados Unidos es hoy un deudor neto de capital. La mitad de esta deuda está en manos de bancos centrales y la otra mitad en manos de bancos centrales asiáticos (ver tabla).



Devaluación de los grandes

A pesar de los movimientos, Edwards prevé que en el corto plazo no habrá una caída del dólar puesto que los cambios relativos en las tasas de interés favorecen a la moneda estadounidense. No obstante, en el largo plazo sí espera correcciones importantes, de entre 20 y 25%. Según Edwards, este movimiento no será exclusivamente frente al euro, la moneda que hasta ahora ha recibido todo el impacto del desajuste mundial. Eventualmente, las monedas de Asia tendrán que moverse para equilibrar todo el sistema.

Las tendencias en el mundo desarrollado se han traducido en una apreciación del tipo de cambio en la mayoría de los países latinoamericanos. "Es un fenómeno generalizado y responde al comportamiento de los fundamentales, incluyendo términos de intercambio y tasas de interés internacionales", dice.

Edwards no ve una apreciación importante de las monedas ya que con excepción de Colombia y México, que tienen moderados déficits de cuenta corriente, los demás países tienen superávit. Esto significa que los tipos de cambio están en sus niveles adecuados.

En este sentido, opina, si se piensa en intervenir la moneda para moderar la revaluación hay que hacerlo de manera espaciada, prudente y esporádica ya que esto no deja de ser costoso. Lo importante es mirar no solo el comportamiento de las monedas respecto al dólar, sino también qué se debe hacer frente al euro. De hecho, mientras que en el caso del peso colombiano, por ejemplo en los dos últimos años, la revaluación frente al dólar ha sido 18%, frente al euro es de 6%. Edwards no entiende por qué en estos países no se ha cambiado la combinación entre monedas y siguen hablando solo del dólar. Detrás de la revaluación, hay un fenómeno real que evoluciona que son los determinantes del tipo de cambio.



Ventaja de Asia

Los países asiáticos son un elemento crucial en cualquier escenario para América Latina. Edwards resaltó la estabilidad de la política macroeconómica en los países de Asia, los grandes flujos de capital y la altísima productividad. Y advierte sobre la preocupación frente a la inflación china y el impacto que sobre la región pueda tener la eventual revaluación del yuan.

La ventaja del Oriente sobre América Latina se ve en más de una cifra. Una de ellas es el índice de confianza de inversionistas extranjeros de 2004 construido por la consultora AT Kearney, que muestra una marcada preferencia por Asia. Solo hay intención de invertir en dos países latinoamericanos: Brasil y México.

De hecho, el 65% de la inversión extranjera se mueve hacia India, China y el resto de Asia, mientras que a Suramérica llega el 2%. Los inversionistas prefieren India y China, porque más que competir entre sí son economías complementarias.

En este panorama de vulnerabilidad ante una recesión en Estados Unidos, apreciación generalizada de las monedas y pérdida de fortaleza contra Asia, se moverá América Latina en los próximos años. Para Sebastián Edwards, la única forma de escapar de las múltiples trampas que aparecen en este futuro, es crecer. Fomentar la productividad y la innovación, evitar lo que llama "populismo microeconómico", aprovechar la globalización, fomentar el ahorro y emprender una profunda revolución educativa.