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Pyme: aprovechar el aprendizaje

Si bien el año pasado no fue el mejor para la pyme, se generó un aprendizaje en exportaciones, tecnología, financiación, gestión y calidad. Hay que construir sobre esta base.

13 de junio de 2003

Las pequeñas y medianas empresas colombianas están como dice la expresión popular: "en la lucha". Sus resultados para el año pasado no son descollantes y no muestran una recuperación tan fuerte como las empresas grandes. El efecto se ve en el estado de ánimo de los empresarios. Según una encuesta realizada por Acopi, cerca del 50% de los pequeños y medianos empresarios encuestados califica de al menos regular el 2002.

Sin embargo, hay señales de avance en la situación de la pyme. Es cierto que la alta tasa de desempleo, el erosionado poder de compra y la incertidumbre golpearon a estas empresas. De acuerdo con cálculos de Dinero, en el grupo de las empresas con ingresos menores a $15.000 millones (la definición de pyme que utiliza esta revista, similar a la que emplean muchos bancos), las ventas reales continuaron empeorando al caer por tercer año consecutivo. Pero gracias a operaciones más eficientes, han amortiguado estos golpes y han avanzado.

Los márgenes operacionales, que muestran el resultado de la actividad directamente ligada al negocio, continuaron consolidándose al pasar de 2,6% en 2001 a 2,9% en 2002. Si bien en el año 2000 estaban apenas en 0,9%, en 1999 alcanzaron 4,4%. La utilidad neta de estas 3.000 empresas fue positiva por primera vez desde 1999, al sumar más de $61.000 millones el año pasado, mientras que en 2000 perdieron cerca de $30.000 millones.

Además, la situación de caja mejoró. En 2002, el flujo de caja antes de intereses, impuestos, depreciación y amortizaciones sumó más de $976.000 millones y superó su nivel de 1999. Esto, sumado a los menores niveles de endeudamiento, significó también una mejor liquidez que podría ser utilizada en nuevas inversiones hacia el futuro.

El optimismo también se sustenta en cambios de tendencia que no son el tema dominante en las cifras agregadas, pero que sin duda están presentes. Por el lado de las exportaciones, si bien las pyme enfrentan una dura situación con la crisis de Venezuela, también empiezan a aparecer exportaciones a otros mercados. El problema de Venezuela es gravísimo, pero también nos estamos deshaciendo del mito de que las pyme solo podían ir a ese mercado. Quizás los robustos resultados de crecimiento económico en el primer trimestre, el crecimiento en las exportaciones hacia Estados Unidos, producto de las preferencias arancelarias, las perspectivas positivas que se abren en nuevos mercados como Centroamérica, el Caribe o México o simplemente una mayor confianza sobre el futuro son suficientes para darles la razón a los empresarios, pues según esta encuesta de Acopi, a pesar de un regular 2002, más del 60% de los empresarios pensaba realizar nuevas inversiones en 2003.

Un elemento muy positivo es la creciente conciencia que hay en el país sobre el potencial y las necesidades de la pyme. Hoy la situación de estas empresas ya no es indiferente para nadie. Desde las corporaciones grandes, que las quieren como proveedores y clientes, hasta los bancos, las universidades y las entidades especializadas en el aseguramiento de la calidad, hay en Colombia una cantidad sustancial de recursos enfocados a lograr el mejoramiento de la gestión de la pyme, que hoy es beneficiaria de un apoyo político y económico sin precedentes. La pyme debe aprovechar el momento.

¿Cómo hacerlo? La lista de problemas no es corta. Los temas de exportaciones, gestión empresarial, calidad, tecnología y financiación conforman el escenario donde se jugará el futuro de estas empresas. Dinero analizó el impacto de cada uno de estos temas sobre la pyme en la actual coyuntura.

No hay cifras generales sobre el estado de las exportaciones de las pyme, pero es posible obtener una aproximación a partir de los resultados de las empresas afiliadas al programa Expopyme, de Proexport. Las exportaciones a Venezuela de las empresas vinculadas a este programa cayeron 34% en 2002. El derrumbe de este mercado representó una caída en ventas de más de US$15 millones para las pyme. Sin embargo, el mercado venezolano siguió siendo el principal destino para sus exportaciones, con ventas que llegaron a US$30,3 millones. Pero incluso en este escenario, la caída total de las ventas al exterior fue de apenas el 1%, al pasar de US$110,7 millones en 2001 a US$109,7 millones el año pasado. Esto comprueba que los nuevos mercados están tomando mayor importancia más allá de toda duda.

Este resultado es relativamente positivo, si se tiene en cuenta que para muchas pyme Venezuela ha sido el lugar de su aprendizaje exportador y ha pasado poco tiempo desde la primera vez que se lanzaron a buscar ese mercado. En el boom del 2001, las pyme vendieron a Venezuela más de US$46 millones y enfocaron hacia allá sus esfuerzos de internacionalización. Ahora han tenido que buscar rápidamente nuevos mercados, con Centroamérica, el Caribe, México y Estados Unidos como destinos alternativos.

Al final, la crisis está sirviendo para romper un paradigma. El año pasado, el exigente mercado de Estados Unidos se consolidó como la segunda opción de negocios para las pyme exportadoras, pues facturaron más de US$21 millones hacia ese destino. La suma puede parecer pequeña, pero es muy significativa dentro del desempeño de este grupo y, además, abre grandes expectativas de crecimiento a medida que se conozcan mejor las posibilidades.

Una salida para enfrentar el reto de la internacionalización es la asociación, bien para consolidar exportaciones o para enfrentar las importaciones. Consolidar producciones para alcanzar volúmenes significativos y aprovechar economías de escala es una salida natural (y probablemente la única en muchos casos), pero la desconfianza entre los empresarios pyme es una gran barrera. "No es fácil que una pyme comparta con otra sus estrategias y producción", dice Rubén Darío Salazar, presidente de Fundes, fundación suiza para la pequeña y mediana empresa. Tenemos que aprender a pasar de la competencia a la coopetencia, para generar sinergias y economías de escala en producción, comercialización y mercadeo. Tenemos buenos ejemplos del valor de la asociación. En Barrancabermeja, 7 pyme y 3 empresas estadounidenses desarrollan en la actualidad alianzas estratégicas -que incluyen transferencia tecnológica, capacitación y asesoría- para que las firmas colombianas se conviertan en proveedores de Ecopetrol, que dejaría de importar bombas centrífugas e intercambiadores de calor.



Los indicadores de gestión se pueden observar desde 4 perspectivas: financiera, manejo comercial, recurso humano y procesos.

Según Fundes, la acción de la pyme se enfoca demasiado en la perspectiva financiera, pues sus prioridades son ventas, liquidez, flujo de caja y rotación de activos. "Tienen que migrar y darles valor a otros indicadores que soportan sus ingresos. Por ejemplo, en el caso de las ventas, cómo avanza su estrategia comercial, su dependencia de muy pocos clientes y mercados y la concentración en canales de distribución", señala Salazar.

Según un estudio de la Universidad Externado, una de las debilidades de las pequeñas y medianas empresas radica en el empleo de metodologías inadecuadas de costeo de los productos o servicios ofertados y en que no se fijan objetivos corporativos ni de cada una de las áreas con el fin de desarrollar una gestión gerencial del mediano y largo plazo.

El hecho de no contar con una estructura de costeo por producto o servicio impide una toma de decisión acertada sobre la fijación de precios, negociación con proveedores, políticas de descuento o manejo con canales de distribución. El estudio establece, además, que instrumentos financieros como el flujo de caja, el estado de resultados y el balance general entre otros, no constituyen el soporte para tomar decisiones en las pequeñas y medianas empresas. En muchos casos, no se llevan adecuadamente o simplemente se manejan con atrasos en promedio de 6 meses, lo cual impide su utilización. Finalmente, la ausencia de levantamiento de procesos para cada uno de los productos dificulta el coherente desarrollo de los mismos, lo cual se traduce en sobrecostos que en forma rutinaria superan el 20% del costo total de un producto.



"El tema de calidad se está volviendo muy importante para las pyme y la han abrazado como una herramienta para mejorar sus empresas internamente y competir en mercados abiertos, pero especialmente hacia el ALCA". Así explica Fabio Tobón, director del Icontec, el auge que tuvieron el año pasado las certificaciones de calidad de las pequeñas y medianas empresas. En los últimos años, en gestión de calidad se han certificado cerca de 600 empresas.

¿Qué buscan las pyme con las certificaciones de calidad? Prepararse frente a los requerimientos del mercado en exportaciones y compras estatales. Las entidades oficiales están incrementando en sus licitaciones la exigencia de certificaciones de calidad para poder participar. Adicionalmente, los certificados de calidad ayudan a generar confianza entre los compradores internacionales y para las pyme son una carta de presentación que identifica sus procesos como adecuados para el desarrollo de productos.

La certificación ISO9000 se ha convertido en un requisito de entrada. Sin ella será prácticamente imposible jugar en el futuro. Las pyme deben tener claro que es una tendencia creciente, más aún si en sus planes de expansión está el ingreso a mercados internacionales.

Sin embargo, esta es apenas la primera etapa. La tarea fuerte viene después. Los procesos deben ajustarse a las necesidades de los compradores internacionales y en muchos casos no siempre corresponden a las exigencias de la ISO, por lo que deben complementar su estrategia de producción para quedarse con los negocios.

Muchas empresas chocan en sus primeras experiencias con la certificación. "Cuando, después de alcanzar la certificación, no se logran negocios se genera un polo negativo en el proceso al que otras empresas responden negativamente por el temor a fallar y no incursionan en este campo. Los empresarios deben tener claro que la certificación no garantiza exportación, pero puede facilitar la incursión en una cadena productiva y convertirse en proveedor de proveedores, pues esta certificación es una variable a favor", explica Carlos Bello, de la Universidad Externado de Colombia.



El tema de tecnología representa quizás una de las mayores deficiencias y debilidades en el repertorio competitivo del empresario pyme colombiano. Para muchos, el principal obstáculo es costo. Sin embargo, esto probablemente refleja la poca importancia que le dan al tema.

Según una encuesta realizada por Fundes, apenas un tercio de los empresarios pyme colombianos consultados considera importante el uso de herramientas tecnológicas para su desarrollo.

¿Por qué? Por un lado, las viejas generaciones de empresarios fundadores son particularmente reacios al cambio y a aceptar la automatización o modernización de procesos que ellos siempre han controlado.

Por otro, el analfabetismo tecnológico entre el empresario pyme suele ser muy alto. "Muchos empresarios ven lo que ganaron, mas no lo que dejaron de ganar por no hacer cambios tecnológicos", explica Carlos Bello, de la Universidad Externado.

Aunque, principalmente, la aceptación de la tecnología como algo útil se deriva del carácter del empresario. Bien sea viejo o joven, el empresario que está dispuesto a apostar a la competitividad de su empresa es el que probablemente entenderá la importancia de la tecnología y su impacto.

Pero dado el atraso tecnológico de la pyme colombiana, hacer que el empresario vea cuánto puede ganar con el buen uso de la tecnología a veces implica comenzar por lo básico. Esto puede ir desde el uso de internet o el correo electrónico hasta el uso de aplicaciones administrativas para mejorar la gestión de la empresa.

En todo caso, no es frecuente que la pyme en Colombia aproveche herramientas tecnológicas para su proyección estratégica por medio de aplicaciones más sofisticadas como tecnologías de informática, por ejemplo.

Pero tampoco es inusual. Como comenta Johana Linares, de Unydos Consulting, compañía proveedora de soluciones tecnológicas para pyme, las empresas que tienen un norte estratégico, que suelen ser las medianas, son las que más incursionan en el uso de tecnologías más sofisticadas. En este sentido, la pyme que define una estrategia de apoyo para las áreas que considera vitales para su competitividad y su futuro puede convertir las tecnologías de información en sus mejores aliados.

Estos son los frentes en los que las pyme se están jugando su futuro. Los pequeños progresos que muestran las cifras agregadas dejan ver que el país está avanzando en este terreno.

Sin embargo, hay que meter el acelerador a fondo para cambiar la tendencia en forma definitiva antes de que lleguen las nuevas oleadas de competidores internacionales.

Alrededor de los préstamos a la pyme siempre hay un debate candente. Los banqueros afirman que es riesgoso y los empresarios responden que el sistema los asfixia.

La situación del crédito para la pyme ha mejorado, pero hay que avanzar mucho más. Según un reciente informe de la Superbancaria, después de la crisis financiera y a pesar de haber perdido participación en el total de desembolsos, el crédito hacia las pyme ha vuelto a crecer. En 2002, los préstamos a empresas cuyos activos llegan hasta 15.000 salarios mínimos (una definición que se desprende de la ley Mypime) crecieron 17,5%, cuando en 2001 habían crecido 13,8%. En cuanto a la calidad de esos créditos, sucede un fenómeno particular. En general, el porcentaje de créditos clasificados en categoría A, la de los mejores riesgos, es mayor en las pyme que las grandes. Sin embargo, los porcentajes de créditos calificados en niveles D y E también tienden a ser mayores que en las empresas grandes. Esto último justifica los temores de los bancos, pero por ese motivo pierden oportunidades. Hace falta una mayor comprensión de los determinantes del éxito o el fracaso en este tipo de créditos.

Aunque las tasas que pagan las pyme por sus créditos han bajado, todavía están entre las más altas del mercado. Por otra parte, el gobierno por medio de la banca de desarrollo está haciendo grandes esfuerzos para reducir el riesgo asociado a las pyme, al ayudar a destrabar el flujo de crédito hacia ellas.

El problema de fondo sigue siendo cómo conocer mejor el verdadero riesgo que entraña prestarle dinero a una pyme en Colombia. Resolver la cuestión implica esfuerzos por ambas partes: pyme y bancos. Por el lado de la pyme, la cuestión probablemente tiene menos qué ver con el estado de sus finanzas que con su gestión, pues ellas todavía presentan problemas reiterativos en la información. La incapacidad de la pyme colombiana para ofrecer cifras contables que dibujen adecuadamente su negocio o un proyecto de inversión le impide ganar la credibilidad necesaria y obliga a los bancos a incurrir en labores casi detectivescas sobre el funcionamiento de la empresa. Bajo estas condiciones es entendible que, para un banco, prestarle a una pyme se convierte en una labor más arriesgada. Eso se refleja en el costo del crédito.

Por el lado de la banca también hay camino por recorrer. El sistema financiero apenas se recupera de una crisis y pisará con cuidado en un campo que todavía es desconocido. Pero han entendido que las pyme son una parte importante de su futuro, por lo que han hecho esfuerzos por acercarse más a ellas. Este trabajo debería proyectarse con más fuerza. Para los bancos, esto significa tener una visión dotada de mayor comprensión y menos prejuicios sobre la pyme y sus necesidades. Esto implicaría ir más allá de las cifras y mirar de manera más integral el potencial de una pyme, para convertirse en su asesor financiero y no ser solo su prestatario.

Pero este debate no concierne solamente a bancos y pyme. Hay terceros que tienen mucho qué aportar. La academia viene asesorando a las pyme para que mejoren su gestión financiera. El gobierno tiene que seguir propiciando un acercamiento entre las partes y no solo por medio de la banca de desarrollo. Los sectores privado y público también podrían, por fin, realizar sus aspiraciones de conformar un fondo de capital de riesgo.

El gobierno quiere facilitar el otorgamiento de $5 billones por parte de la banca a las pyme en el cuatrienio. Esta es una cifra sin precedentes y requerirá acciones decididas por parte de todos. Afortunadamente, los ánimos para lograr esta meta nunca han sido mejores.