Home

País

Artículo

ALIMENTOS

Pronto no habrá qué comer: FMI

Si los precios de los alimentos siguen aumentando y los del petróleo se mantienen en su actual nivel, algunos gobiernos caerán pronto en la incapacidad de alimentar a sus pueblos y mantener la estabilidad en sus economías.

1 de julio de 2008


"Necesitan opciones de buenas políticas y ayuda de la comunidad internacional", dijo Dominique Strauss-Kahn en la presentación de una evaluación del impacto del incremento de esos precios en las balanzas de pago, presupuestos nacionales, precios y pobreza en más de un centenar de países.

En América Latina, entre los países de bajos ingresos que necesitarán ayuda financiera urgente están Nicaragua, Honduras y Haití, y aun cuando entre los de medianoa ingresos también hay otros que requerirán de esa ayuda, algunos de ellos, como Argentina, se alzan como los "ganadores netos" del encarecimiento de los de alimentos, dijo un funcionario del Fondo.

"En países como Argentina hay ganancias en el nivel macroeconómico, pero ello no disminuye las diferencias entre la forma en que resultan afectadas las poblaciones urbanas y rurales, sean las naciones ricas o pobres", dijo Mark Plant, subdirector de políticas de desarrollo del FMI, quien participó en un coloquio con otros funcionarios sobre detalles del estudio luego de la intervención de Strauss-Kahn.

El trabajo es el primero de su tipo que elabora el Fondo durante la actual crisis y examina las respuestas de política macroeconómica que han seguido las naciones afectadas, así como el papel de la institución en la ayuda a los países para encarar el "shock", dijo el jefe del FMI.

"Algunos países están entre la espada y la pared", indicó. "Si los precios de los alimentos suben más y los del petróleo se mantienen como están, ciertos gobiernos no podrán alimentar a sus pueblos y mantener al mismo tiempo la estabilidad de sus economías".

Strauss-Kahn no mencionó cuáles serían los gobiernos más afectados, pero propuso una movilización y cooperación internacional para asegurar un abastecimiento apropiado de alimentos y preservar a su vez los beneficios en la reducción de la pobreza derivados en años recientes del rápido crecimiento, baja inflación y posiciones mejoradas en los presupuestos y balanzas de pagos.

En esa movilización, indicó, deben participar "los países afectados, donantes y organizaciones internacionales" en busca de soluciones flexibles debido a que cada país es diferente y las recetas varían entre uno y otro.

Según el estudio, el encarecimiento de alimentos ha costado desde enero de 2007 a 33 países pobres unos 2.300 millones de dólares, o 0,5% de su producto interno bruto de ese año. En el mismo periodo, el efecto del alza de precios del petróleo en 59 países de bajos ingresos importadores de esa materia prima fue de 35.800 millones, o el 2,2% de su producto nacional.

Igualmente, el FMI dijo que la inflación anual en los alimentos para 120 países de bajos ingresos y mercados emergentes subió a 12% hacia fines de marzo de 2008 de un 10% en los tres meses previos, mientras que los precios de los combustibles se aceleraron al 9% del 6,7% en el mismo periodo, con una tendencia al agravamiento.

En el campo fiscal, el Fondo dijo que algunos países se verán en la necesidad de ablandar sus posiciones fiscales mientras otras necesitarán crear espacios fiscales mediante incrementos de ingresos, recortes de gastos o asegurándose donaciones externas y préstamos con facilidades.

En el terreno monetario, las políticas deben tender a evitar la expansión hacia una inflación más generalizada. El FMI dijo que la persistencia de precios altos en los alimentos y combustibles puede hacer necesaria una depreciación en la tasa de cambio real para los importadores netos de esas materias primas.

En el campo comercial, los mercados globales de alimentos deben mantenerse abiertos y las políticas restrictivas, como impuestos a las exportaciones y prohibiciones, deben ser eliminadas a fin de mantener los incentivos apropiados para productores y consumidores.

 

 

AP