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Precios no bajarán

Altos precios del petróleo son los pronósticos del FMI. El mundo tendrá que ajustarse, al tiempo que avanza en alternativas que permitan la sustitución del costoso oro negro.

8 de julio de 2005

Frente al desconcierto de todos, los precios del petróleo superaron la barrera de los US$60 y hay quienes afirman incluso que podrían llegar a US$85 en el mediano plazo. Todo depende de cómo se comporte la demanda. Hasta el momento, se ha mantenido firme, a pesar de que los precios se han duplicado en los últimos 24 meses. Es como si el mercado estuviera midiendo la resistencia de los consumidores a los precios altos. Hacia adelante, sin embargo, lo más probable es que la demanda se ajuste y se intensifique la búsqueda de alternativas a la energía fósil, como de hecho ya está sucediendo con el biodiesel, el etanol y la energía a partir del hidrógeno.

Por lo pronto, sin embargo, el mundo tendrá que vivir con altos precios de petróleo. A esta conclusión llega el Fondo Monetario Internacional en un reciente estudio.

La dependencia mundial del petróleo es hoy mucho menor que hace 30 años. A pesar de ello, el petróleo sigue siendo una materia prima esencial y lo que pase en el mercado petrolero es determinante para el crecimiento económico y para la estabilidad política mundial. Los factores geopolíticos son claves en este negocio ya que mientras las reservas y la oferta están concentradas en los países de la OPEP, la demanda lo está en Estados Unidos, Japón y Europa.



Demanda insaciable

En 2004, la demanda de petróleo aumentó en 2,46 millones de barriles diarios, una subida de 3,4%, en tanto que para 2005 se espera un crecimiento de la producción de 1,77 millones de barriles diarios, es decir, un incremento de 2,2%. Estos aumentos, superiores a los registrados en los años anteriores, se deben al alto crecimiento de la economía mundial, concentrado en Asia, particularmente en China. Aunque el mayor consumo todavía está en los países desarrollados, la demanda en los países en desarrollo está aumentando más rápido, pues están creciendo aceleradamente y su utilización de energía se expande. De hecho, entre 2002 y 2004, China fue responsable del 35% del incremento de la demanda de petróleo, frente al 20% de Estados Unidos.

De otro lado, hay cuellos de botella en la refinación por falta de inversión y la enorme ambición de los países miembros de la OPEP que desean mantener los precios altos y asegurar jugosos recursos fiscales. Esto, sumado al hecho de que los países de la OPEP están operando a plena capacidad, hace que el mundo no cuente con un colchón de seguridad que le permita reaccionar ante interrupciones en la oferta, cualquiera que sean sus causas.

De acuerdo con un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional, las reservas probadas son suficientes para los próximos 40 años. Incluso, la Agencia Internacional de Energía, con sede en París, considera que las reservas podrían aumentar en la medida en que se descubran nuevas tecnologías o en que los mayores precios del petróleo induzcan la recuperación del crudo de pozos existentes. Bajo este supuesto, la Agencia considera que las reservas alcanzarían para 70 años.

En principio, por tanto, no debería haber problema. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas, precisamente por la distribución de estas reservas en el mundo. Mientras que el 70% está ubicado en los países de la OPEP que dependen de los ingresos del petróleo y tratan de controlar la producción para manejar los precios y ajustarlos a sus necesidades, el 30% restante está en los países no miembros, donde la exploración, el desarrollo y los costos de producción son más altos.

Los países de la OPEP producen el 40% del total y proveen el 55% del volumen que se comercializa en el mundo. Antes, su participación en la producción era mayor, pero con el shock petrolero en los 70, la demanda cayó y los países de la OPEP, en especial Arabia Saudita, redujeron la producción para ajustar los precios. Las consecuencias se sintieron entonces y se están sintiendo ahora. El exceso de capacidad instalada que resultó de esta determinación, aunque por un lado sirvió como un colchón de seguridad ante interrupciones en la oferta, por el otro aplazó decisiones importantes de inversión a lo largo de toda la cadena. Con el reciente aumento de precios, la OPEP ha podido responder aumentando la producción, pero ya está al borde de la capacidad.



El futuro

En el reciente estudio "Will the oil market continue to be tight?", el FMI analiza mediante un modelo, las perspectivas de mediano y largo plazo del mercado petrolero para establecer los posibles rangos de precios hacia adelante. Para su análisis, el FMI supone que la economía mundial va a crecer a un ritmo de 3,6% entre 2003 y 2030. Supone también que los precios del petróleo se moverán de acuerdo con la cotización de la posición de febrero hasta 2010 y que luego permanecerán constantes en términos reales.

De acuerdo con el modelo, el consumo de petróleo crecerá de 82,4 millones de barriles diarios en 2004 a 92 millones en 2010 y a 138,5 millones en 2030. El incremento se dará esencialmente por el lado del transporte, que será responsable del 60% del incremento. Los países desarrollados aportarán el 25% del incremento. El mayor aumento vendrá de los países en desarrollo, principalmente porque la demanda para transporte subirá de 16 millones de barriles diarios a 45 millones entre 2003 y 2030, en la medida en que el número de propietarios de vehículos en estos países aumente.

Para establecer de dónde saldrá la oferta, el FMI basa su análisis en la Agencia Internacional de Energía y el Departamento de Energía de Estados Unidos. La primera supone que la oferta de los países no miembros de la OPEP aumentará de 50 millones a 57 millones de barriles diarios hasta 2010 y que permanecerá en ese nivel hacia adelante. El segundo proyecta una oferta de 65 millones de barriles en 2025, que el FMI extrapola a 69 millones para 2030.

Si esto es cierto, los países de la OPEP tendrían que aumentar su producción de 32 millones de barriles diarios a 69 millones, un aumento de 120%, lo cual implica aumentar su participación en la producción mundial del actual 39% a entre 50 y 59% en 2003 e inversiones significativas.

Aunque nadie puede predecir cómo reaccionarían los países de la OPEP, algunos, como Dermot Gately, de la Universidad de Nueva York, afirman que para la OPEP no sería lógico hacer esto, pues su participación óptima en la producción mundial está entre 41 y 46%.

En conclusión, si Gately tiene razón, los precios tendrían que ser más altos, entre US$39 y US$56 (en dólares de 2003) para restringir la demanda y para mover a los países no miembros de la OPEP a aumentar la producción. Los precios del petróleo hacia adelante serán muy altos, lo cual sin duda induciría al mundo a buscar fuentes alternas de energía.