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ANÁLISIS

El oro ancestral ¿es lo mismo que el oro ilegal?

El Ministerio trató de hacer la distinción entre minería ancestral e ilegal: la diferencia la hace la existencia o no de maquinaria. Pero como la minería de oro es tan rentable, es inútil prohibir el uso de dragas y otras maquinarias.

Fanny Kertzman
16 de junio de 2017

La minería de oro en Colombia es ancestral. Los métodos de extracción, sin embargo, se han modernizado y hoy en día el oro ancestral es calificado como ilegal –en el sentido que es extraído sin licencia ambiental ni título minero- pero es exportado legalmente a través de la llamada Ventanilla Única de Comercio Exterior (Vuce), administrada por el Ministerio de Comercio Exterior.

El gobierno quiere formalizar a estos mineros ancestrales y para ello expidió el Decreto 903 de 1913, donde se le exige un registro al minero en el llamado Registro Único de Comercializadores de Minerales Rucom, la base de datos donde se inscriben estos mineros en el Ministerio de Minas, como primer paso para la formalización, mas una serie de requisitos a cumplir.

Para entrar en esta clasificación el tope superior de producción del metal para un comercializador debe ser menor o igual a 35 gramos al mes y 420 gramos promedio año. Miles de procesos de formalización estaban en camino, cuando una Decisión del Consejo de Estado suspendió, provisionalmente el proceso. La decisión se basa en una leguleyada –El decreto reemplaza a otro igual que se cayó con el Código de Minas en 2013.

Foto: Carlos Cante, viceministro de Minas.

El viceministro de Minas, Carlos Cante, estima que la producción total de oro en Colombia es de 62 toneladas/año, de las cuáles sólo 18 por ciento son legales. De manera que la minería ancestral es responsable por más del 80 por ciento de la producción.

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Tratar de formalizar ese oro es casi imposible. El Ministerio trató de hacer la distinción entre minería ancestral e ilegal: la diferencia la hace la existencia o no de maquinaria.

Pero como la minería de oro es tan rentable, es inútil prohibir el uso de dragas y otras maquinarias, que mejoran la productividad del minero y aumentan el bienestar de la población.

El gobierno espera seguir con el proceso de formalización y para ello está exigiendo inscripción en el Registro Unico Tributario, porque la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales, DIAN, es más temida que la misma Policía.

El sistema de extracción y venta de los barequeros está organizado de acuerdo a leyes de mercado. Hay una cadena de proveedores de insumos como la gasolina, el mercurio y otros muy organizada. Lo mismo en la comercialización, los intermediarios entre los mineros y la fundición –que es el destino final.

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¿Cómo se está legalizando a través del Vuce? El comercializador de oro ancestral vende a las fundiciones o beneficiaderos de oro. Se supone que la comercializadora tiene identificados a sus proveedores y solo deben comprar el producido de los mineros formalizados. Pero en la práctica esto no se cumple. Hay un mercado ilegal de cédulas, así como hay toda una cadena de corrupción. Los comercializadores usan cédulas falsas –pagan $30.000- por el uso y evaden los controles. En el Rucom hay cédulas de muertos o de terceros que no tienen idea de que su nombre está siendo utilizado.

Cuando el oro llega a la fundición es transformado en lingotes para poder exportarlo. Esos lingotes están hechos de oro artesanal, del producto de minas y ríos, y de oro legal, esa pequeña proporción que cumple toda la reglamentación impuesta por el gobierno.  El lingote no distingue origen. Una vez listo el oro en lingotes para su exportación, el Ministerio de Comercio Exterior ya no es capaz de distinguir el origen del metal, y expide la autorización de exportación a través del VUCE. Así queda legalizado el oro ilegal o ancestral, como quiera llamarse.

Vemos como la estructura de extracción y comercialización “ilegal” está fuertemente arraigada, obedece a las leyes del mercado y es una industria multi millonaria. Los participantes en esta cadena no tienen interés en legalizarse ni en cambiar sus reglas de juego. El negocio es muy rentable tal como está, sin participación de autoridades y a espaldas de la DIAN.

Este caso es un claro ejemplo de como las leyes del mercado son tozudas y desafían a cualquier intento de las autoridades de ordenar el mercado. Cuando solo el 18 por ciento de un mercado es formal, no queda más que rendirse ante la evidencia y dejar de legislar contra natura.

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Por: Fanny Kertzman