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¿Miedo al crédito?

La pyme que busca recursos tiene que conocer sus cuentas al detalle, así sabrá si está en capacidad de pedir o no prestado. Conocerse produce confianza, ¡transmítasela a los intermediarios!

1 de febrero de 2006

Benjamin Franklin decía: "es mejor acostarse sin cenar que levantarse con deudas". Pero si uno puede trabajar de noche, después de la comida, tal vez le presten para un buen plato de sopa y lo paga en la mañana. El empresario pyme debe preguntarse qué tanto necesita dormir y qué tanta hambre tiene por las noches, y según lo que responda, podrá realizar un mejor negocio.

De vuelta al mundo real, una compañía no puede darse el lujo de aumentar sus pasivos sin estudiar detenidamente su estructura financiera actual y proyectada. Tiene que conocer plenamente el destino del crédito que solicitará, así como las ventajas y desventajas que implica tomarlo. Si se endeuda, debe prepararse para las exigencias de los intermediarios financieros: algunas cosas ayudan, otras no. De cualquier forma, muchos aseguran que lo mejor es alejarse del "demonio" del apalancamiento, ¿qué los hace pensar así?

Sepa cuándo buscar alternativas Hay muchas maneras de financiarse -por medio de los proveedores, clientes, o incluso empleados. Pero a la hora de conseguir recursos líquidos, probablemente con el propósito de agregarle valor a la empresa, el menú se reduce a dos alternativas básicas: pedirles una inyección de capital a los socios o solicitarles un crédito a terceros.

El capital es una opción viable cuando los socios exigen una rentabilidad más baja que el costo financiero de un crédito. Esto significa que para el negocio es más barato responderles a esos socios que a un intermediario. También se acude al capital cuando el retorno del proyecto genera tanta incertidumbre que ni siquiera es posible proyectar un flujo confiable. En tal caso, la responsabilidad frente al riesgo recae únicamente en la propia empresa. Si no se sabe qué pasará con el flujo de caja esperado, nadie estará dispuesto a prestarle a una tasa aceptable.

Pero el crédito sí es una opción en otro escenario. Básicamente, es apropiado cuando la financiación es menos costosa que la rentabilidad exigida por los socios y cuando genera un apalancamiento que esté por debajo de la rentabilidad del negocio. En otras palabras, bienvenido el préstamo si el aumento en el nivel de endeudamiento no perjudicará la rentabilidad de los activos netos, y será más barato que acudir a los socios. En efecto, el ideal es que los nuevos fondos sean destinados a proyectos de inversión cuya rentabilidad asegure la creación de valor en la empresa.

¿Qué pasa cuando los recursos se necesitan para cubrir gastos? En tal caso, hay que estudiar la estructura de deuda a capital, el tipo de gasto y el horizonte en que se planea realizar. En general, no está mal si se pueden pagar los costos financieros del crédito sin generar un impacto importante en la relación de deuda y capital. Normalmente, generar pasivos tiene ventajas, pero manejarlos mal es la ruta más segura al fracaso. "Cubrir las obligaciones financieras tiene un costo, que son los intereses. Aunque implica un ahorro tributario, requiere desembolsos de liquidez. Entonces hay que hacer un análisis de la estructura financiera que se debe manejar en la organización". Así lo explican en Visión, la consultora y asesora empresarial de la Universidad de la Sabana. "Lo más favorable es no sacrificar liquidez ni rentabilidad".

La clave es definir un criterio adecuado que ayude al empresario a saber cuándo debe o no pedir un préstamo. Por eso, debe considerar elementos como la capacidad de pago que tiene y tendrá la empresa, el comportamiento de los ingresos y egresos en el tiempo, el nivel de endeudamiento que ya maneja y el equilibrio que desea mantener entre rentabilidad y liquidez. Palabras más, palabras menos, hay que sentarse a sacar cuentas y analizarlas.

Lo que los bancos miran y lo que no quieren ver "Pedir un crédito depende mucho de los resultados que uno haya tenido y de la trayectoria bancaria. Normalmente, como pyme, hay dificultades grandes", sostiene Jhon Henry Murillo, gerente de Latexport. "Cuando llegamos a pedir el crédito, contábamos con una buena trayectoria bancaria. Pero a la hora de pedir a largo plazo, nos decían que no, porque habíamos estado, como dicen por ahí, en cuidados intensivos".

Hoy, esta empresa es una de las más importantes productoras de guantes de caucho en Antioquia. Hace unos años, se caracterizaba por su elevado endeudamiento a corto plazo. Tenía un gran número de créditos de tesorería, por ejemplo. Y sus pasivos estaban entre 3 y 6 meses, "de todas las obligaciones, la de mayor plazo era a un año".

En Latexport, las alarmas se activaron cuando los préstamos vencían al tiempo -en el mismo mes-, sin que hubiera certeza sobre su renovación. "La no renovación de alguno de ellos o la demora en el trámite de algún crédito nos obligaba a pagar con caja o sobregiros. Vivíamos en una angustia permanente".

El círculo vicioso Visión tiene esto muy claro, "algunas empresas tienen problemas porque las instituciones financieras les dan crédito, confían en ellas y les ofrecen buenas tasas, pero los plazos que les imponen no son los mejores". En ese punto aparece el copo de hielo que termina por convertirse en una bola de nieve. "Entonces empiezan a tener problemas de liquidez. Tienen que buscar otras fuentes de financiación -otros bancos o instituciones que de pronto les puedan dar mejores plazos-, pero con niveles de crédito muy bajos". Mientras que el nivel de endeudamiento aumenta, la liquidez que se genera alcanza para cubrir cada vez menos. "Llega un punto en el que comienzan a perder toda la rentabilidad que generan desde el punto de vista operativo y empiezan a generar pérdidas netas". Pagan mucho porque los bancos les cobran según su volumen de pasivos, y terminan por sacrificar la rentabilidad. En resumen, los problemas de liquidez les generan problemas de rentabilidad y viceversa.

Eso ocurre con muchas de las pyme que logran obtener un préstamo. Pero ¿qué ocurre con las que ni siquiera obtienen uno? Patricia Cárdenas, presidente de Asobancaria, insiste en que "la falta de garantías y la baja disponibilidad de información contable de las pyme hacen que el riesgo de crédito a este segmento empresarial sea mayor que el que enfrentan las grandes empresas, generándoles mayores restricciones financieras". Si bien esto es cierto, se ha evidenciado que la pyme presenta limitantes en el manejo y suministro de la información financiera y contable. Esto se debe a que no se suele realizar una adecuada administración de las bases de datos, cumplir los estándares de contabilidad en los registros, y presentar estructuras financieras sólidas sobre los proyectos objeto de crédito. Por el lado de las garantías, es normal que los empresarios no cuenten con el capital suficiente o idóneo para respaldar el crédito. Por eso, si les prestan, les prestan caro.

Frente a este panorama, ¿qué podía hacer Latexport? "Decidimos entonces buscar opciones de endeudamiento a largo plazo y Carana nos ayudó a estructurar toda la propuesta que llevamos a los bancos". Carana es la ejecutora del programa de desarrollo empresarial colombiano que financia USAID. "Un apoyo bastante valioso porque los mismos gerentes de los bancos nos decían, '¡ah! esto viene con el apoyo de Carana'. Y eso les daba más confianza sobre nuestra información".

He ahí la clave del asunto. "El dinamismo en el acceso a financiamiento en las pyme está directamente relacionado con la generación de confianza en las contrapartes y con la capacidad para proveer información de la compañía de forma veraz, ágil y oportuna", observa Andrés Bernal, asesor de Confecámaras. "Los requerimientos de garantías personales y reales en cabeza de los accionistas de las empresas para la obtención de financiamiento demuestran la falta de confianza en los mecanismos para la protección de los acreedores societarios en Colombia".

Para muchos, el crédito no es una opción "Si crees que a nadie le importa que estés vivo, atrásate en el pago de un par de cuotas", dicen por ahí. Para muchos, el crédito es una pesadilla de la cual han escapado; para otros, un fantasma que ronda por ahí y al que no quieren acercarse.

María Angélica Arbeláez le siguió el rastro a este fenómeno cuando pasó por Asobancaria y ahora, desde Fedesarrollo, afirma que son varios los motivos por los cuales la pyme no accede al crédito formal. "Hay varias razones. La primera es el desconocimiento y la falta de relación entre la pyme y el sector financiero. Aunque ya están empezando a crear mayores vínculos, a desarrollar mejores modelos y a conocer el segmento de una forma más cercana, usualmente la pyme no conoce bien al sector financiero y viceversa. Es un problema de doble vía". Explica que cuando los pequeños empresarios llegan a un banco, lo normal es que no tengan experiencia sobre lo que deben hacer. "Se trata de un problema cultural. Los asusta". Hoy, los intermediarios saben que esto está ocurriendo y están empezando a acercarse más a la pyme, y a dejar de tratarla como un cliente cualquiera que está en búsqueda de un préstamo.

La pyme suele sentir temor de no cumplir los requisitos para convertirse en sujeto de crédito. Además, comúnmente consideran que el costo de acceder a préstamos es elevado. "No se trata tanto de los costos del crédito como tal (la tasa de interés), sino de los costos financieros asociados. Estar vinculado a un banco tiene un costo y ellos (los empresarios) se sorprenden cuando les llegan cuentas por conceptos que desconocían. De nuevo, es otro problema de desconocimiento, pero esta vez por el lado de los costos". Los requisitos son otra barrera, "piensan que hay que hacer cualquier cantidad de trámites", y prefieren evitar ese desgaste. La última razón, y probablemente la más grave de todas, es la informalidad. "Cuando una empresa se acerca a un banco, tiene que ser una empresa formal. Pero el problema no está en el sector financiero como tal, sino en el gobierno", agrega Arbeláez, "se relaciona con políticas como la laboral y la tributaria. Es algo estructural". Lo que inquieta a Arbeláez es que algunas de las trabas mencionadas son solucionables, pero otras no.

Lo cierto es que los vínculos entre el sector financiero y la pyme son año a año más estrechos, y los empresarios tienen a su disposición más ayudas e incentivos para conocer y analizar su estructura financiera. Por eso, como recomienda Bernal, "resulta fundamental que los empresarios pyme fortalezcan sus instancias de decisión y control, como las juntas directivas y revisorías fiscales, e incrementen y formalicen su nivel de revelación de información financiera distinguiendo el patrimonio de los accionistas y el de la compañía, para acceder a nuevas y mejores condiciones de financiación".