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Mejores perspectivas

El 2003 será un mejor año para la economía colombiana. Pero, para que el panorama se despeje completamente, es clave completar el ajuste fiscal.

25 de julio de 2003

Desde cuando en 1999, las calificadoras de riesgo Standard and Poor's (S&P), Fitch y Moody's redujeron la calificación de riesgo de los papeles de deuda externa, de grado de inversión a grado especulativo, el gobierno ha buscado la manera de reversar esta situación. Primero, Juan Manuel Santos, como ministro de Hacienda de la administración Pastrana y, posteriormente, Roberto Junguito y Alberto Carrasquilla, ministros de la actual. Pero, quizás, Carrasquilla ha sido el más insistente en la medida que la calificación BB (según S&P o su equivalente en las otras calificadoras) que tiene la deuda externa actualmente no es consistente con el comportamiento del mercado frente a ella.

De hecho, como consecuencia de la abundante liquidez global y las bajas tasas de interés, los inversionistas en la búsqueda de rentabilidades más atractivas han reducido su aversión al riesgo, lo cual se ha reflejado en la disminución a niveles sin precedentes de los spreads o prima de riesgo de los papeles de deuda de los países emergentes. Esta situación ha permitido que estos países coloquen títulos de deuda externa en los mercados a tasas semejantes a las de un país con calificación de riesgo superior o incluso de grado de inversión. Colombia, por supuesto, no es la excepción. A pesar de esta realidad del mercado (ver gráfico), en el caso de Colombia, las calificadoras se han rehusado a modificar la calificación de riesgo y hasta el momento, lo máximo que se ha logrado es el cambio, hace unos pocos días, del outlook o perspectiva por parte de Standard & Poor's. Sin embargo, esta modificación -que de todas formas es un avance- no es más que un reconocimiento por parte de la calificadora de que, de acuerdo con las tendencias económicas, es posible esperar un buen comportamiento de la economía en los próximos 6 a 24 meses. En este sentido van dirigidas las declaraciones de Richard Francis, analista de crédito de S&P, cuando afirma que el outlook positivo para la calificación colombiana es el resultado de las buenas perspectivas económicas sumadas al mejoramiento continuo de los indicadores externos del país.

Según el analista, "la seguridad interna ha mejorado, lo que a su vez se ha traducido en una mayor confianza y en el aumento de la inversión privada por encima del 21% del PIB. El aumento en la inversión ha inducido un crecimiento de la productividad y el aumento del crecimiento potencial por encima de 4%. Adicionalmente, el aumento de las reservas internacionales, junto con el aumento de las exportaciones y las remesas y la reducción de la deuda externa se han traducido en una mejora de los indicadores externos, lo cual ha reducido la vulnerabilidad externa. De igual forma, la decisión del gobierno de financiarse internamente ha ayudado a reducir esta vulnerabilidad".

No obstante, para Francis, esto no es suficiente para modificar la calificación, ya que el gobierno mantiene una posición fiscal insostenible. A juicio de la calificadora, para corregir esta situación, el gobierno debe hacer las reformas pendientes desde hace años.

Estas son, una reforma tributaria estructural que corrija el desequilibrio entre ingresos y gastos, y una reforma a la metodología para calcular las transferencias que el gobierno nacional debe hacer a las regiones por mandato constitucional.

Hacer las reformas es crucial, pues aunque en la actual coyuntura de abundante liquidez, a los mercados no parece importarles el riesgo país, cuando las condiciones cambien y suban las tasas, las calificaciones de riesgo nuevamente van a jugar un papel fundamental en el acceso y costo de la financiación.

De hecho, el gobierno está consciente de esta necesidad y es precisamente en estas dos reformas en las que está trabajando para presentarlas en la legislatura que comienza el 20 de julio.

En cuanto a la reforma tributaria, el objetivo general es mantener los ingresos tributarios como porcentaje del PIB, volver el sistema más competitivo y buscar equidad y progresividad. Para tal fin, el gobierno buscará reducir la tasa de tributación de las empresas para hacerla comparable a la de otros países, ampliar la base y unificar la tarifa del IVA.

En el tema de transferencias, por su parte, se busca que los giros que el gobierno hace a las regiones para atender la educación y la salud crezcan más rápido que la población para alcanzar una cobertura total, pero que su crecimiento no sea dependiente de los ingresos corrientes como establece la Constitución.

Esta reforma es urgente ya que la fórmula que se está utilizando actualmente que asigna las transferencias, de acuerdo con el IPC es temporal y vence a finales de 2008. A partir de esta fecha se vuelve al sistema de ingresos corrientes que es precisamente lo que se quiere transformar.

En conclusión, con el cambio de outlook, S&P le dio un parte de confianza a Colombia. No obstante, el hecho de que esta calificadora ponga como condición para mejorar la calificación que se lleven a cabo las reformas implica que el país está prácticamente en la misma situación de hace varios años cuando se hizo la reducción por cuenta de esta incapacidad de hacer las reformas. Las condiciones del mercado cambiaron y Colombia ha tenido buen acceso al crédito. Esto, sin embargo, no quiere decir que las reformas no sean necesarias. Hay que hacerlas.