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Robert Wood, analista senior para latinoamérica del Economist Intelligence Unit. “Sin un crecimiento fuerte, hace falta un mayor esfuerzo fiscal y en Colombia no se hicieron las reformas en el momento expansivo del ciclo”.

Mejoran las proyecciones

Los analistas ajustan al alza sus proyecciones para Colombia debido a las señales de recuperación de la economía global. El consenso ubica el crecimiento del país para 2009 entre -1% y 0,8%.

6 de agosto de 2009

Los últimos nueve meses han estado marcados por los frecuentes cambios en los pronósticos de los analistas económicos y financieros alrededor del mundo. Incluso, entidades tan reacias a hacer revisiones a sus proyecciones, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), han venido haciendo ajustes a sus indicadores en la medida en que se han evidenciado los vaivenes de la crisis financiera global.

En una situación generalizada como la actual, en la que ningún país escapa de ser sujeto de revisión de las estimaciones de sus principales indicadores macroeconómicos, llama la atención que los analistas nacionales e internacionales consultados por Dinero revisen al alza sus expectativas de Colombia, al tiempo que auguran un peor escenario para América Latina y Estados Unidos del que esperaban tres meses atrás.

Los datos que han aparecido al cierre del segundo trimestre de 2009 ponen a Colombia en una mejor posición relativa frente a otros países de la región. Esto, sumado a la abundancia de noticias acerca de los "brotes verdes" de la economía global (ver artículo de carátula, página 28), ha llevado a los analistas a mejorar sus pronósticos de crecimiento del país. Aunque en promedio continúa cercano a 0%, han desaparecido las visiones más pesimistas, que auguraban contracciones del PIB hasta del 2,5%.

Entretanto, a pesar de que América Latina no ha sido golpeada por la crisis con tanta fuerza como otras regiones; los analistas, en consenso, han revisado a la baja sus pronósticos de la región. Los alarmantes datos del desempeño económico de México al cierre del primer y segundo trimestre del año, así como el deterioro de indicadores comerciales, económicos y sociales a lo largo y ancho del continente, hacen prever a los expertos que Latinoamérica decrecerá en 2009.

"Hay indicios de que lo peor ya pasó, pero la recuperación será lenta", afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, en la más reciente rueda de prensa de dicha institución el pasado 15 de julio en Santiago de Chile, a lo que agregó: "aunque la crisis tomó mejor parada a la región, afectó el sector real".

Por su parte, Robert Wood, analista senior para América Latina del Economist Intelligence Unit, comenta que "Latinoamérica ha entrado con fundamentales más fuertes que en crisis pasadas, con excepción de algunos países que tienen políticas menos flexibles y sostenibles y con menos presiones sobre sus moneadas, permitiéndole a los bancos centrales bajar tasas como lo han hecho".

Respecto a Colombia, Wood considera que en 2010 se verá una recuperación del PIB entre 2% y 2,5%, igual al potencial para la región, aunque prevé un nuevo deterioro en el balance fiscal, "como lo muestra el marco de mediano plazo presentado recientemente", agrega.

El experto considera que el crecimiento será moderado, ya que los inversionistas están postergando sus movidas para cuando mejore la economía global y el gasto doméstico tardará en reaccionar. "Sin un crecimiento fuerte, hace falta un mayor esfuerzo fiscal y en Colombia no se hicieron las reformas fiscal, tributaria y de recortes al gasto público en el momento expansivo del ciclo", afirma Wood, quien considera que ello es riesgoso y debió corregirse antes.

Colombia y la región siguen consolidando su posición entre los analistas, pero el consenso advierte sobre la importancia de potenciar el crecimiento en 2010, para lo cual serán decisivas las dinámicas fiscales. Hay que aprovechar el espacio para hacer un buen manejo de las finanzas públicas. Las políticas anticíclicas no serán tan amplias como las de otras economías emergentes, los sistemas bancarios conservan liquidez para absorber la deuda doméstica y no se ha disparado la deuda externa, factores que el país debe capitalizar.