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Medidas desesperadas

Un nuevo libro revela las tensiones entre el gobierno del presidente Uribe y la Junta Directiva del Banco de la República.

18 de enero de 2012

El presidente Álvaro Uribe estuvo tan preocupado por el impacto de la revaluación en la economía nacional, que tuvo la idea de decretar el tipo de cambio. La decisión finalmente no fue adoptada gracias a varios de sus más cercanos asesores y miembros del equipo económico quienes, junto con otros actores de la economía nacional, lograron convencerlo de no tomar tal determinación.

Esta es una de las revelaciones que trae el libro Moneda Sana, siete capítulos clave en la historia moderna del Banco de la República, que acaba de divulgar el periodista Aldemar Moreno, actual editor de negocios de la revista Dinero.

El libro busca establecer cómo llegaron a la Constitución de 1991 los principios acerca de la banca central independiente y cómo se ha desarrollado esa historia durante las últimas dos décadas. Se trata de una crónica sobre las tensiones entre los gobiernos de turno y la máxima autoridad monetaria.

Durante el gobierno Uribe se presentó una enorme cantidad de episodios, básicamente por el proceso de revaluación, que llevaron la cotización del dólar desde los casi $3.000 a menos de $2.000, afectando el desempeño de muchos sectores industriales y exportadores.

La idea de decretar la tasa de cambio es reconstruida por dos de sus protagonistas: Jorge Humberto Botero y Camilo Ospina, quienes para la época ocupaban la cartera de Comercio Exterior y la Secretaría Jurídica de la Presidencia, respectivamente. Ospina, posteriormente, sería Ministro de Defensa.

De acuerdo con el texto: “El ex ministro Botero recuerda que ‘un lunes (el 20 de diciembre de 2004) me llamó Camilo Ospina, secretario Jurídico de entonces, a contarme a mí y a los demás integrantes del equipo económico ‘ortodoxo’, como Alberto Carrasquilla y Santiago Montenegro, que el Presidente tenía la intención de decretar el tipo de cambio y que haría el anuncio en un Consejo de Ministros que tendría lugar ese mismo día’”.

Ospina, al ser consultado por el autor, reconoció que tuvieron un proyecto de decreto que nunca salió a la luz pública. Según él, “se llegó de proyectar el decreto, a tenerlo hecho. Había una enorme presión sobre el dólar por el exceso de capitales externos, lo que había bajado la tasa de cambio; por eso, el Presidente pensaba que había que buscar salidas. Yo conocía la importancia del tema, porque había estado en la oficina de control de cambios”.

El ex ministro Botero, citado en la obra, señala que “ya durante el Consejo de Ministros, el Presidente soltó una diatriba contra el Banco pero no hizo la propuesta. ¿Qué lo llevó a abstenerse? No lo sé. Entiendo que el presidente de la Andi lo llamó y le dijo que era una acción dañina y contraria a las instituciones. Sé que respeta a (Luis Carlos) Villegas. Yo no sé si supo de la posición adversa de Carrasquilla, Botero y Montenegro pero, si lo supo, eso también pudo influir”.

Este episodio es apenas uno de los que se han presentado en las dos décadas de existencia del Banco Central independiente. También hubo enormes polémicas durante las administraciones Samper y Pastrana. En el gobierno Samper, el ministro de Hacienda, Guillermo Perry, planteó claramente la idea de reformar la ley del Banco. Con el gobierno Pastrana, las tensiones se presentaron por la manera como se debió enfrentar la crisis de 1999 y el momento para eliminar la polémica banda cambiaria.

La principal conclusión del texto es que, a pesar de todos estos episodios, el Banco de la República se ha convertido en un verdadero garante para la población colombiana, pues ha mantenido la inflación a raya, con lo que se logró convertir el peso en una moneda sana.