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Los líos de la deuda

La administración de la deuda pública colombiana ha sido muy controvertida recientemente. ¿Tienen razón los críticos? Vienen cambios grandes en la financiación del déficit fiscal.

30 de septiembre de 2005

Uno de los hechos económicos más significativos de este año fue el anuncio de reducir la meta de déficit fiscal del gobierno central para 2006 de 6,1% del PIB a 5,8%. A pesar de que el déficit del sector público no financiero, que incluye las utilidades o pérdidas de las entidades descentralizadas y las empresas del Estado, se mantiene en 2% del PIB, el recorte en el déficit del gobierno central muestra que las decisiones van por buen camino.

La Dirección de Crédito Público tiene tres tareas principales en la administración de la deuda pública colombiana. Debe conseguir todos los recursos que requiere el financiamiento del déficit fiscal, reducir al máximo el costo y aumentar la duración de los créditos, esto es, mover los vencimientos hacia el futuro.

En el primer frente, el Ministerio de Hacienda ha conseguido sin problema el dinero que necesitó en 2004 y 2005 y y si se mantiene, como se espera, la liquidez internacional y doméstica facilitarán la obtención de lo que requiere para 2006.

No obstante, en los otros dos frentes, las últimas operaciones de recompra de títulos de deuda pública externa (yankees) fueron muy controvertidas. Algunos bancos extranjeros se quejan de que el Ministerio no fue transparente en lo que quería hacer.

La operación

El 15 de septiembre, el Ministerio de Hacienda recompró yankees que estaban en circulación por US$700 millones. El éxito de la operación le permitió repetirla cuatro días después, esta vez por US$433 millones.

Los críticos señalan que, al anunciar la operación, Crédito Público subió de inmediato el precio de los yankees y que cuando recompró, le costaron entre 1 y 2 puntos porcentuales más que el precio del mercado unos días atrás. Sin embargo, otros operadores defienden la estrategia. Afirman que no hay ninguna otra forma de comprar US$1.133 millones sigilosamente y sin alterar los precios, en el mercado secundario. Hay que recordar que el mercado de deuda externa colombiana no es muy líquido y para hacer alguna transacción grande, el mercado cobra una especie de 'prima de iliquidez', que se refleja en tasas más altas.

Los críticos también se quejan de la forma en la que Crédito Público compró los bonos. "Esperábamos que fuera una recompra de todos los plazos", le dijo a Dinero un banquero internacional. Sin embargo, escogió bonos de unos vencimientos. La razón, explica Felipe Sardi, director de Crédito Público, es que recompraron los que estaban más baratos. Los especuladores adquierieron bonos de todas las referencias para vendérselos luego al Ministerio. Sardi cita un caso: "recompraron yankees con vencimiento en 2016 más allá de cualquier expectativa. Por eso, las propuestas que nos hicieron por esos bonos no tuvieron sentido. Como hubo más ofertas, escogimos los bonos que nos convenían".

Algunos jugadores señalan que Porvenir ofreció los bonos que compró Hacienda, como si hubiera tenido información privilegiada. Felipe Gómez, de Porvenir, en cambio afirma que lo que pasó es que muchos especuladores no hicieron bien sus cuentas. "Hay que valorar los bonos con herramientas de kinder financiero para saber cuáles están caros y cuáles están baratos. El gobierno no es bobo. Recompra los que están baratos", dijo. Por eso, ofreció unas pocas referencias, que efectivamente le compraron.

La operación fue más compleja. Una vez terminada la primera recompra, el Ministerio emitió bonos con vencimiento en 2024 por US$500 millones. Tras la recompra bajó la prima de riesgo de la deuda del país (el spread frente a los bonos del Tesoro de Estados Unidos) y en ese momento, el gobierno emitió para aprovechar la baja. Sin embargo, la emisión dejó gente molesta. "Para el mercado, no estaba claro desde el principio que el gobierno iba a emitir los 2024", añade el banquero internacional. Los críticos sienten que Hacienda jugó con el mercado haciéndole creer que reduciría la deuda de forma permanente. El gobierno en esto actuó en concordancia con sus intereses. En últimas, debe hacer lo que le resulte más rentable.

Sobre esto, los críticos creen que la liquidez internacional hará que el mercado perdone fácilmente esa jugada, pero que deja un mal recuerdo en la mente de los inversionistas. Sardi, al contrario, cree que la operación benefició al país y a todos los que creyeron en la deuda colombiana. La Nación aprovechó las condiciones de liquidez global para bajar las tasas de interés prepagando los bonos que más le costaban y aumentó el plazo de vencimiento con los 2024, porque muchos de los títulos recomprados vencían en 2007, 2008, 2010, 2011 y 2016. Además al mejorar con eso el perfil de deuda, bajó el spread y así se benefician los tenedores actuales de los bonos colombianos.

Hasta aquí, el balance favorece a Crédito Público. Algunos se molestarán porque no les fue bien en el baile, pero dadas las circunstancias, la operación de recompra de deuda y emisión de bonos parece ayudarles al país y los inversionistas.



Coordinación

Por eso, para no aguar la fiesta, vale la pena que el Ministerio de Hacienda coordine sus acciones con el Banco de la República y mida con cuidado sus pasos en el mercado financiero.

El Banco de la República parece estar interesado en atajar la revaluación del peso, incluso más que Hacienda. En el Emisor señalan que los inversionistas que vendieron sus yankees -muchos de ellos colombianos-, recibieron dólares y los monetizaron para comprar TES. Si bien Hacienda mejoró el perfil de la deuda, en el corto plazo ayudó a presionar la revaluación, porque parte de los dólares de la venta acabaron entrando al país. Hay que recordar que el Tesoro de la Nación tiene de $4 billones a $5 billones depositados en el Banco de la República, que usados sin cuidado pueden detonar la revaluación o la inflación.

Por eso es bueno el anuncio que hará Hacienda el 3 de octubre sobre un cambio sustancial en el programa de financiamiento del déficit. Por ejemplo, destinará $2,4 billones de sus emisiones de TES a la compra de reservas internacionales con las que prepagando deuda, o anticipará pagos de intereses y bajará las necesidades de financiación de 2006.

De otra parte, aumentar el plazo de vencimiento de la deuda colombiana tiene límite. "Si se aumenta mucho el plazo de vencimiento, baja el riesgo para el país. pero se le pasa al mercado", reconoce Sardi. Esto ocurre porque con bonos de mayor plazo los inversionistas se hacen más vulnerables a las subidas en las tasas de interés. Esto debería ser también preocupación de Hacienda, porque los problemas de los inversionistas se traducen tarde o temprano en que se cierran las oportunidades para financiar el déficit fiscal.

Una acción coordinada puede evitar que la próxima crisis de la deuda colombiana llegue cuando haya que discutir cómo reemplazará el gobierno los ingresos de IVA y sobretasa de renta que vencen en 2007, o cuando se descubra otra vez, lo poco que se ha avanzado en el control definitivo del gasto público.