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La formalidad paga

La formalidad es un reto en este país pero no es imposible. Al volverse formal, una empresa obtiene visibilidad, tanto para el mercado como para el gobierno y esto puede atraer una serie de factores positivos que permiten la expansión de las pyme y su autosostenimiento.

6 de julio de 2007

En Nuquí, Chocó, cada empresario nativo hacía su propio esfuerzo para conseguir clientes y llevarlos hasta sus posadas turísticas. "Para ellos, la opción hacia la formalidad no estaba dentro de sus cabezas y se dedicaban a vivir el día a día", explica Josefina Klinger.
 
Uno de los grandes problemas que tenían, era que, por falta de estructura, no había quién vendiera ni promocionara las soluciones de alojamiento de estos nativos. Esto los motivó a formalizar el negocio en octubre pasado, y a constituir legalmente la Organización Mano Cambiada.

El cambio les trajo, en un comienzo, una serie de obligaciones que representaron un gasto importante, pero a su vez una serie de oportunidades con las que no hubieran podido contar de no ser formales. La más visible es el apoyo de la red colombiana de productores comunitarios ambientalmente amigables, quienes vincularon la Corporación a sus programas de soporte que, además de dinero, incluyen asesorías jurídicas y estrategias de negocios.
 
Gracias a este cambio, la Corporación recibió $200 millones para realizar mejoras en la capacidad instalada, capacitación del personal, adquisición de equipos para la instalación de una sede y una página web que promueve sus servicios. "La formalización nos ha permitido generar confianza para que la gente crea en nosotros cuando les vamos a ofrecer nuestros servicios. También nos elimina el estigma que tenemos los afrocolombianos y los campesinos de que todo lo nuestro es informal", afirma Klinger, representante legal de esta Corporación.

Un caso similar experimentó Serviagro San Isidro, una organización formada por siete integrantes para producir panela pulverizada, luego de que la crisis cafetera de 1997 los obligara a cambiar de actividad. La solución fue aprovechar la asesoría de entidades gubernamentales como Corpoica, que los impulsaron a producir panela para afrontar el desplome de sus ingresos.
 
Apenas aceptaron, empezaron a recibir asesorías del Sena y del Ministerio del Medio Ambiente para poder quedar incluidos en programas especiales que les prestaron el apoyo para salir adelante. "Ser formal paga por los recursos a los que uno puede acceder, los programas del gobierno que dan prebendas y por la visibilidad que se adquiere frente al mundo", afirma Liliana Basto, representante legal de esta organización.

Aunque el estudio más reciente de Acopi sobre el tema muestra que el 41% de las empresas operaba sin registro mercantil, el 42% no llevaba contabilidad, el 44% no contribuyó con impuestos y el 65% no efectuó pagos por prestaciones laborales. Ejemplos como los citados muestran que la conversión hacia la formalidad paga. Sin embargo, no es un proceso fácil, y como comenta Carlos Torres, director comercial de la Red Comercial Comunitaria C.I - E.U "legalizarse no es bueno si no se manejan las herramientas adecuadas que requiere el entorno legal / formal y si el negocio no ha empezado a producir como tal".

Para los empresarios consultados, es indiscutible que organizarse como empresas formales les permitió tener acceso al crédito financiero, poder convertirse en proveedor o aliado de grandes empresas, tener acceso a mercados internacionales y volverse elegible para programas de ayudas gubernamentales nacionales, así como de entidades extranjeras.
 
Por ejemplo Mipyme, el fondo de apoyo del gobierno a la pyme, deja entrar a las empresas en estado informal pero dentro del acuerdo que se firma hay una cláusula que exige que al término del proyecto, esta esté formalizada. De tal manera, pueden hacer la transición y acceder a fondos y asesorías que permitan el desarrollo y sostenimiento de la empresa.

Otros motores para la formalización de la pyme han sido las grandes cadenas, que les garantizan un mercado importante a los pequeños productores que están en la formalidad. Carrefour, por ejemplo, cuenta con varios programas diseñados para la incorporación de las pyme a su red de abastecimiento. Dentro de ellos está el plan padrino, que acompaña unas 100 pyme en el mejoramiento de aspectos como calidad, innovación de producto, logística, empaques etc.

Ser formal constituye un paso difícil de dar en el ámbito empresarial pero es algo que se debe hacer. Implica algunos sacrificios en cuanto a costos, pero también trae beneficios que permiten el crecimiento de las empresas.