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La FED y el Banco Central Colombiano

Las decisiones de la Reserva Federal por evitar un colapso financiero no dejan de sorprender y ponen en aprietos a los bancos centrales del resto del mundo. El de Colombia no es la excepción.

28 de marzo de 2008

 
Cuando el académico Ben Bernanke se posesionó como presidente de la Reserva Federal (FED) hace un par de años, jamás imaginó que le tocaría manejar la crisis financiera más severa desde la depresión de los años 30. Incluso, para muchos, no era la persona adecuada para seguir en el cargo a su muy exitoso antecesor, Alan Greenspan.

Ahora, frente a la crisis, no ahorra ningún esfuerzo por prevenir que esta se convierta en una catástrofe financiera y se ha convertido en el más revolucionario de los banqueros centrales, adoptando todo tipo de nuevos roles. Prueba de ello son las decisiones que adoptó el domingo 16 de marzo, ante la inminencia de la quiebra de la banca de inversión, Bear Stearns.

En primer lugar, para facilitar la negociación de la venta de esta entidad al banco JPMorgan Chase, la FED va a suministrar US$30.000 millones para financiar los activos menos líquidos de Bear Stearns, tales como los títulos respaldados por hipotecas que el banco no ha podido vender. Si se llegara a producir una pérdida por cuenta de estos papeles, el costo de la misma sería para la FED y no para JPMorgan.

Decidió además, en una medida que ha sido catalogada como extraordinaria, financiar directamente con recursos del Banco Central a las grandes firmas de corretaje de Wall Street, que hasta el momento nunca habían tenido acceso a estos recursos. Esto con el fin de evitar que lleguen a situaciones de iliquidez similares a la de Bear Stearns.

No menos audaces han sido el resto de decisiones que ha tomado desde que se inició la crisis a mediados de agosto, como la de reducir en seis meses la tasa de interés de corto plazo en tres puntos porcentuales, de 5,25% a 2,25%, e inyectarle liquidez a la economía. De hecho, es muy posible -así lo ha hecho saber- que si se llegara a presentar algún sobresalto, las vuelva a reducir antes de la reunión de la FED prevista para finales de abril.

Las medidas hasta ahora han tenido poco impacto en el mercado financiero que aún no logra superar la crisis de confianza. No obstante, el impacto de las mismas a nivel macro es enorme, tanto al interior de Estados Unidos como en el exterior.

Bernanke lo que hace es imprimir más dólares para inundar la economía de recursos y evitar así la catástrofe financiera. Sin embargo, en la medida que hace esto los riesgos de inflación aumentan y el dólar se desvaloriza aún más, aumentando el riesgo de que se presente una corrida contra el dólar, hasta ahora, la moneda más importante del mundo.

Para Colombia, las medidas de la FED no son irrelevantes y ponen en aprietos al Banco de la República y en particular a su Junta que se encuentra ante el dilema de controlar la inflación, evitar la revaluación y garantizar la estabilidad del crecimiento.

En la próxima reunión, que tendrá lugar el viernes 28, y ante una cifra de inflación que no cede, los miembros de la Junta del Banco deberán decidir entre subir los intereses, mantenerlos iguales o reducirlos. Las opiniones están encontradas.

Para algunos de los miembros, como Juan Mario Laserna, el Banco debería tomar decisiones audaces, como reducir los intereses y a la vez aumentar los encajes. Para otros, más ortodoxos, el aumento de los encajes es impensable ya que trae otro tipo de distorsiones que a la larga resultan muy costosas para la economía.

Con un diferencial de intereses entre Estados Unidos y Colombia de la magnitud del existente, pensar que moviéndo los intereses algunos puntos tendría impacto sobre los ingresos de capital es una ilusión. Para que esto suceda, las tasas tendrían que bajar por los menos cuatrocientos puntos básicos, a 5,5%, lo cual no tiene sentido ya que sería contraproducente desde la perspectiva de la inflación. Bajo esta perspectiva, lo mejor que puede hacer la junta es no hacer nada, al menos en el corto plazo.