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Carolina Blackburn, Directora Ejecutiva de la CCCyA.

Industria

Industria textil-confección resucitó en 2013

A tan solo un año de la implementación del decreto 074, la producción del sector ha incrementado el empleo en 21,2% en todo el país.

20 de enero de 2014

La Cámara Colombiana de Confección y Afines (CCCyA) ratificó el éxito del decreto 074 de 2013 el cual, a tan solo un año de implementación, ha incrementado el empleo del sector en 21,9% en todas las regiones del país, demostrando un notable incremento de la confianza que tienen los consumidores en los productos de origen nacional.

El decreto que subió la tarifa arancelaría de las prendas terminadas e importadas desde otros países, con el fin de que los grandes industriales volvieran a mirar la confección nacional de calidad como una alternativa válida para el comercio, le multiplicó los ingresos  a Colombia, constituyéndose, además, como el sector más fuerte en generación de empleo en los últimos años.

Inclusive, la directora de la CCCyA, Carolina Blackburn, dice que el ambiente que se percibe dentro del sector es favorable, lo que no se había visto en muchos años. “Se está reactivando el sector confeccionista, evidenciando unos resultados importantes en crecimiento de producción”, señala.

Expone que solamente en Cali, el subsector de confecciones está alrededor del 29,4% el crecimiento industrial, mientras que en el país las ventas de prendas de vestir han aumentado 8%. “Ha habido un cambio completo comparado con la dinámica que traía el sector en los años previos”, destaca la directora del gremio.

Pero el gobierno aún no decide la prórroga del decreto 074, frente a lo que la jefe gremial dice que conscientes del objetivo final de la medida, que era contrarrestar la llegada de forma masiva de productos terminados de países con los que Colombia no tiene Tratados de Libre Comercio a precios sospechosamente bajos, “se ha venido cumpliendo a cabalidad desde el año pasado”.

Sin embargo, explica que  no se trataba de golpear al sector comercializador formal del país, por tal razón, la CCCyA hizo acercamientos con Fenalco y, después de nueve meses de conversaciones, llegaron a un acuerdo para presentárselo al Gobierno, modificando algunas condiciones del Decreto.

Las modificaciones consisten en que en un rango de US$0 a US$10 por Kilogramo (Kg) de producto terminado (confección), quedaría el arancel con el mismo coeficiente que son US$5 por Kg más 10% del valor. A partir de los US$10 el arancel es de US$3 por Kg más 10% del valor.

“El punto es que el Decreto genera que en los rangos de precios medios y altos el arancel tendría una disminución para no desincentivar el comercio formal”, argumenta Carolina Blackburn.

Días atrás, en el evento “tejiendo Colombia”, el Presidente Santos quien ha respaldado incondicionalmente a los textileros nacionales, manifestó su satisfacción por los resultados de esta medida, con la cual según él: “hemos logrado crear más empleo que cualquier otro país de América Latina. Ningún país del mundo ha logrado bajar la tasa del desempleo mes tras mes sin interrupción. En ese propósito de crear trabajo, este sector tiene una gran importancia, por eso cuando nos reunimos hace un año y me expresaron sus dificultades, yo no titubee e inmediatamente di instrucciones para que se tomaran las medidas que por fortuna un año después, estamos viendo que producen muy buenos resultados”.

La nueva preocupación

Por otro lado, a la directora de la CCCyA le preocupa una salvaguardia para hilados y textiles, que son los insumos principales de la confección, que fue presentada el año pasado por algunos empresarios que conforman la Cámara Algodón, Fibras, Textil, Confecciones  de la Andi, que pretende incrementar los costos de los aranceles en los insumos.

“Se trata de una medida proteccionista para esa industria. Para los confeccionistas es una medida inconveniente, es un tiro en el pie a la cadena porque el eslabón dinamizador, que es la confección, es en donde se deben implementar los estímulos y no en eslabones intermedios, que van a generar protecciones negativas que encarecen la producción del confeccionista, lo que redunda en toda la cadena”, explica Blackburn.

Además, la inconveniencia, según la directora, también obedece a que muchos de esos insumos no se producen en Colombia o se producen de manera insuficiente.

Concluye que los confeccionistas colombianos compran mucho insumo nacional y, además, está dispuesto a elevar las compras de la totalidad que producen, pero si tienen el valor necesario en calidad y precio.