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Impulso a la competitividad

El desarrollo de proveedores y la subcontratación son fundamentales en el engranaje de Pymes y grandes empresas.

9 de diciembre de 2008

La competitividad del país depende del fortalecimiento de las relaciones entre grandes y pequeñas empresas. El mejoramiento de los procesos de subcontratación y desarrollo de proveedores es benéfico para ambas partes. Llegó la hora de pensar en grande. Con el fin de fortalecer el diseño de una política nacional de articulación productiva y comercial entre las grandes compañías y las Pymes, el Sena y Dinero están desarrollando un proyecto que busca impulsar la articulación entre la oferta y la demanda de las grandes y pequeñas empresas del país. A partir de experiencias exitosas de desarrollo de pequeños proveedores y de subcontratación por parte de grandes compañías, el proyecto busca crear vínculos entre grandes empresas y Pymes para impulsar al desarrollo del país.

El experto español en desarrollo de proveedores y subcontratación, Agustín Balañá, asesor del proyecto, resalta la importancia que tiene el optimizar las relaciones entre la pequeña y la gran empresa para los encargados de diseñar y vigilar las políticas públicas. A este respecto, Balañá afirma que "detrás de las empresas y de los países más competitivos hay un continuo trabajo de desarrollo de proveedores, de mejora de las relaciones de subcontratación, de acompañamiento a las empresas en la realización de alianzas estratégicas y del resto de vectores que inciden directamente en la mejora de la competitividad".

El Gobierno está dispuesto a apostarle al fortalecimiento de este eslabón de la cadena productiva. Camilo Montes, asesor de la dirección nacional del Sena, afirma que "el Sena está comprometido con el desarrollo empresarial porque entendemos que no podemos trabajar aisladamente; el Sena se constituye hoy en una gran red de trabajo donde se privilegia la alianza público-privada". Por su parte, Miguel Peñalosa, alto Consejero para la Competitividad, resalta la importancia del tema dentro del Sistema Nacional de Competitividad: "después del fortalecimiento de la institucionalidad y la estabilidad política, la formalización empresarial es uno de los factores que estamos fortaleciendo en este momento. La informalidad es una parte del proceso de transición hacia la formalidad y así la estamos entendiendo actualmente, cuidando a las empresas recién creadas y llevando procesos de transición".

Las ventajas del engranaje
Tal y como lo expresa Hernando José Gómez, presidente del Consejo Privado de Competitividad (CPC), los beneficios de fortalecer la formalidad y los mecanismos de enlace entre las empresas y sus proveedores redundan en la competitividad del país. "Una empresa que está compitiendo en el mercado nacional o internacional tiene que asegurar que el desempeño y capacidad de respuesta de sus proveedores sea igual o superior al de los proveedores que tienen sus competidores, de lo contrario tendrá una desventaja comparativa inmediata", afirma Gómez. Así, las firmas competitivas tienen que estar promoviendo activamente las capacidades y la eficiencia de sus proveedores.

Los contratistas se benefician por disminuciones en sus costos de transacción y de logística y por la posible sustitución eficiente de proveedores, al tiempo que se promueve la proveeduría local y se desarrolla y fortalece la cadena productiva. Por su lado, el subcontratista mejora la seguridad y estabilidad en el incremento de las ventas, adquiere una cultura de calidad y de mejoramiento continuo, disminuye los costos de operación, incrementa su productividad, se moderniza e identifica y capta nuevos clientes.

Estos son los pilares de la política de competitividad. En palabras de Gómez, la estrategia del CPC busca una transformación productiva mediante tres caminos. Primero, reduciendo la informalidad: el desarrollo de proveedores fomenta la asociatividad de pequeños productores para generar economías de escala, relaciones de largo plazo, confianza y compromiso, así se promueve la transferencia tecnológica de las grandes a las pequeñas empresas porque las primeras incentivan a las segundas a tener mecanismos más efectivos de producción, fortaleciendo, de paso, las cadenas productivas y generando desarrollo de clusters.

En segundo lugar, se logra dar un salto en productividad y en empleo: el desarrollo de proveedores va dirigido a reducir costos de transacción de las empresas, potencializa la expansión del sector generando posibilidades de empleo gracias a nuevos requerimientos de las pequeñas empresas y fomenta la innovación productiva de las Pymes, vía el outsourcing.

Finalmente, los sectores de clase mundial, que lideran la transformación productiva de la economía, se benefician al generar no solamente impactos cuantitativos, sino cualitativos. Por ello, "un sector de clase mundial no puede tener proveedores mediocres, que no suministren insumos a los precios que se los suministran a los demás competidores. En este sentido, cuando se habla de sectores de clase mundial, debemos hablar igualmente de proveedores de clase mundial", afirma Gómez.

La apuesta del Gobierno y del sector privado debe ser aprovechada por las pequeñas y medianas empresas para hacer realidad sus planes de crecimiento. Es oportuno apostarle a la formalidad y afrontar la difícil situación económica que se avecina con propuestas para crecer; así se beneficia una cadena en la que reposan las esperanzas de competitividad del país.