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Estados Unidos en líos

La Reserva Federal volvió a recortar los intereses en un momento en que la economía atraviesa un período de gran vulnerabilidad y Bush pretende ir a la guerra con Iraq.

15 de noviembre de 2002

El mismo día en que el partido Republicano barrió en las elecciones del Congreso, el banco central de Estados Unidos decidió darle un nuevo impulso a la economía al recortar de forma agresiva las tasas de interés en medio punto porcentual a 1,25%, un nivel no visto desde 1961. Ante semejante medida, los republicanos al mando de la Casa Blanca, el Senado y la Cámara tendrán ahora la carga exclusiva de la economía más grande y poderosa del planeta, que atraviesa tiempos muy difíciles.



Alan Greenpan, gerente de la Reserva Federal, explicó el recorte de 0,5% argumentando que la gran incertidumbre por el "riesgo geopolítico", el cual está asociado con un posible escalamiento del conflicto entre Estados Unidos e Iraq. Para Greenspan, este hecho inhibe las decisiones de gasto, producción y generación de empleo. Si bien la productividad continúa creciendo, lo cual apoyará el desempeño futuro de Estados Unidos, varios indicadores ofrecen un diagnóstico menos alentador cuando el espacio para reducir más las tasas --en momentos en que su nivel real es cero-- es poco o casi inexistente.



El momento que pasa Estados Unidos es, sin duda, crítico y Colombia, que depende de este país en diversas dimensiones y realiza un 43% de sus ventas externas a este mercado, comparte la preocupación por su destino. Los analistas estiman que el crecimiento para el último trimestre se reducirá a 1% del PIB, luego de registrar un 3,1% en el tercer trimestre, lo cual opaca las posibilidades de un rebote rápido en el primer semestre del año entrante.



Cae la confianza



La confianza de los consumidores de Estados Unidos volvió a desplomarse en octubre, según la medición del Conference Board de Nueva York. El índice (con una base 1985 = 100) se ubicó en 79,4 ese mes luego de registrar 93,7 en septiembre, con lo cual alcanza el nivel más bajo en los últimos 9 años y suma 5 meses consecutivos en picada (ver gráfica).



Este derrumbe, junto con otros factores como el alto endeudamiento privado (que alcanza 170% del ingreso disponible), la pérdida de valor de las acciones (que ya suma US$7 millones de millones desde el 2000) y el deterioro en las perspectivas del mercado laboral son motivo de alarma. La razón es que si provocan un decaimiento del ritmo de gasto de consumo, el cual ha mantenido la economía a flote, la recuperación económica del gigante del norte podría salirse de curso.



Hasta ahora, Estados Unidos ha decepcionado al mundo por la lentitud y la falta de fortaleza de su recuperación, luego del estallido de la burbuja de la "nueva economía" de finales de los 90. Y una caída del 28% del índice de confianza, como la actual, que ha sido documentada en otras oportunidades durante o antes de una recesión, podría ser el golpe de gracia que agudizaría la crisis global.



Los temores



Durante el año pasado, los intereses se redujeron en 11 ocasiones y hasta ahora el producto no ha rebotado con la fuerza que se esperaba. El último dato oficial es que el PIB creció a una tasa anual de 3,1% durante el tercer trimestre, pero esto viene cambiando pues los indicadores de septiembre y octubre fueron desalentadores: las ventas del comercio al por menor, la producción industrial y los pedidos de bienes durables cayeron en este período. Cabe destacar que la inflación y las expectativas inflacionarias se mantienen contenidas. Pero hay enormes temores de que esta medida no sea suficiente para sacar a la economía del bache de reducción en el ritmo de actividad.



¿Cómo reaccionarán los consumidores ante este nuevo estímulo? Hasta ahora, el consumo ha sido impulsado por los recortes en los impuestos del año pasado, el aumento en el precio de la vivienda, que ha compensado el descenso en las bolsas de valores, y las caídas en las tasas de interés del año pasado (una reducción de esta índole tarda entre un año y 18 meses en tener efecto). Los consumidores han tomado más crédito en la medida en que se sienten más ricos, pero esto podría estar llegando a un límite.



Por un lado, la deuda de hogares y empresas no puede continuar aumentando más que el ingreso de los hogares de manera indefinida y estos ya están hasta el cuello en materia de endeudamiento. Y, por el otro, el mercado de valores podría no haberse terminado de purgar de los excesos del pasado, por lo cual se presentarían nuevas correcciones a la baja, tal como ha sido la tendencia observada en el 2002. En la medida en que los niveles de deuda son altos, unas nuevas pérdidas en la valorización accionaria podrían exacerbar esta misma situación.



Por tanto, se advierte que los estadounidenses tarde o temprano tendrán que ahorrar más y gastar menos, un fenómeno que podría verse reforzado por los temores que agita una tasa de desempleo de 5,7% y la perspectiva de un menor crecimiento. El resultado sería una mayor pérdida de impulso en la economía. En cuanto al desempeño empresarial, se estima que la recuperación de la inversión privada podría tomar algún tiempo más en consolidarse. Algunos sectores muestran señales de recuperación y podrían aprovechar las menores tasas de interés, pero todavía hay excesos de capacidad que deben solucionarse. En el último trimestre, la inversión privada (no residencial) aumentó 0,6% en el tercer trimestre del año, en gran medida por un repunte en el gasto en equipo y software. Y la utilización de capacidad en la industria se encuentra en 74%, el más bajo desde la Segunda Guerra Mundial.



Lo positivo



El milagro de la productividad sigue vivo en Estados Unidos y para muchos, como el gerente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, constituye el pilar de la fortaleza de la economía. En el tercer trimestre, la productividad de Estados Unidos, medida como el producto/hora/hombre, aumentó en 5% anual, el mayor crecimiento observado en 30 años. Según el FMI, entre 1995 y 2001, la productividad creció en promedio 2,5%, muy por encima de los crecimientos en otras regiones del mundo y del 1,1% registrado en otras décadas. Sin embargo, esta última cifra no es indicativa del desempeño futuro, pues la productividad tiende a rebotar cuando hay cierta recuperación, porque se produce mucho más con una fuerza de trabajo adelgazada.



Algunos estudios sobre el tema indican que el crecimiento estructural de la productividad sería de 2%, pues las ganancias por eficiencia en el uso de tecnologías de la información, que explicaron un 90% del crecimiento de la productividad entre 1995-2001, ya no serán tan altas en el futuro. De esta manera, se estima que el crecimiento potencial del producto de Estados Unidos se ubicaría cerca de 3% por año, por debajo de los crecimientos espectaculares y superiores a 4% de finales de los 90.



Bush, ¿a la carga?



Sin embargo, un peligro de mediano plazo para esta evolución de la economía proviene del frente fiscal. Luego de cinco años de superávit, las iniciativas fiscales del presidente Bush, que ahora tienen mayor probabilidad de hacer su tránsito con éxito en el legislativo, podrían llevar a un déficit creciente. Y este podría significar el regreso de las altas tasas de interés, una inversión baja y una menor productividad, según Greenspan.



El déficit fiscal de 2002 (cuyo cierre fue en septiembre) se ubicó en 1,5% del PIB, una cifra que a pesar de ser modesta dista del superávit de 3% que se proyectó el año pasado. Este resultado es el producto de una política fiscal orientada a apoyar la demanda en los últimos meses, mediante los recortes de impuestos y el estímulo del mayor gasto para enfrentar los efectos del los ataques del 11 de septiembre de 2001.



La agenda republicana parece inclinada a tomar varias medidas que perpetuarían el déficit (ver recuadro), mientras que no se puede perder de vista que la guerra con Iraq tendría un costo mensual de entre US$9.000 millones y US$13.000 millones. Sin embargo, según cálculos del gobierno, si el presidente Bush y el Congreso no toman medidas como las de su agenda fiscal, se alcanzaría de nuevo un superávit hacia el 2006 (ver gráfica).



Colombia se ha visto afectada por el menor crecimiento en Estados Unidos. Curiosamente, el renovado liderazgo republicano podría llevar a que la economía enfrente un período aún más complicado. En últimas, la recuperación de la confianza y el crecimiento dependerán de la calidad de las decisiones que tomen el presidente Bush y el Congreso, tanto en el plano militar como en el económico.