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La administración realiza esfuerzos para acercar el gobierno al ciudadano a través de la tecnología, pero debe trabajar en regular y ajustar las políticas de contratación pública. | Foto: Archivo Semana

Infraestructura

Todavía falta para tener una verdadera “smartcity”

Las ciudades más activas en el mundo smart en Latinoamérica son Rio de Janeiro, Medellín, Bogotá y Santiago, pero hace falta.

1 de diciembre de 2013

La ciudad inteligente es una ciudad que coloca al ciudadano en el centro de su ecosistema, que ofrece al ciudadano servicios que facilitan su experiencia de vida en la ciudad, que innova y adopta la tecnología necesaria para aprovechar al máximo el uso de los impuestos pagados por los ciudadanos y que dinamiza la inversión de los diferentes actores de la ciudad para así crear riqueza y empleo.

Así lo define el socio de Everis Telecom,  Juantxo Guibelalde, quien dice que una smartcity no es un estadio al que se llega y ya está, es un proceso. “Lo importante es que las ciudades visualicen la importancia de iniciar este camino”.

En la opinión del directivo, los retos de Bogotá van en la misma línea de varias de las principales ciudades que están entrando actualmente en este mundo.

La administración realiza esfuerzos grandes en acercar el gobierno al ciudadano a través de la tecnología (puntos Wi-FI, portales de autogestión de trámites), “lo cual está muy bien y es necesario, pero en paralelo se debe trabajar en regular  y ajustar las políticas de contratación pública para que incentiven a la empresa privada a realizar este tipo de inversiones”.

Guibelalde cree que se debe dejar abierta la posibilidad en los contratos para que el uso de servicios Smart represente mayores beneficios al inversor y de paso estos beneficios lleguen al ciudadano.

Un ejemplo sencillo de esto puede ser el exigir la implementación de contenedores de basuras inteligentes y que informen cuando deben pasar a recoger los desechos, lo cual  optimiza las rutas de recogidas que impactan positivamente el tráfico y la contaminación en las grandes ciudades, en vez de solicitar el paso de flotillas en ciertos momentos específicos del día.

Otro reto importante, según Guibelalde, es lograr la alineación entre los diferentes involucrados que requiere este tipo de iniciativas. También resalta que es importante que haya uso y apropiación por parte de las entidades públicas y privadas y los ciudadanos.

En el concepto del empresario, las ciudades más activas en el mundo smart en Latinoamérica son Rio de Janeiro, Medellín, Bogotá y Santiago. Se destacan por los proyectos que han realizado y que pretenden acercar las administraciones públicas al ciudadano.

Explica que hay múltiples actores involucrados en el desarrollo de las smartcities, de hecho se trata de un nuevo mercado que no puede ser abordado de forma tradicional. De esa manera, “Los diferentes actores deben poner en común sus principales fortalezas y colaborar. Fácil de decir y muy difícil de ejecutar”.

 Principalmente las grandes compañías suelen pretender afrontar sus negocios de forma individual y endogámica. “En Everis creemos que para tener un rol importante en este mundo hay que estar dispuesto a perder parte del pastel en aras de que ese pastel sea mayor. En cuanto a cuáles son estos actores, pues bien, como lo mencionamos anteriormente las alcaldías son clave”, dice Guibelalde.

Sin embargo, “contrariamente a lo que se pudiera pensar, no son las alcaldías las que tienen que pagar esta fiesta. Estas deben regular, deben contratar los servicios de la ciudad de la forma más eficiente, deben poner a disposición de los desarrolladores toda la información “smart” que van obteniendo de su ciudad, etc.”, agrega.

Por su parte, dice que las empresas tanto públicas como privadas que son los brazos ejecutores de los servicios a los ciudadanos, son las que mayormente tienen que incorporar el mundo “smart” en su día a día. Por un lado para ser más eficientes, pero también para ofrecer servicios de más calidad.

Hay otra infinidad de actores (automóvil, transporte, desarrolladores de apps, etc.) que tendrán su papel en la ciudad inteligente.

Finalmente, por supuesto, están las empresas de telecomunicaciones (telcos), pues “un mundo smart se basa en conectar dispositivos para que se hablen entre ellos. La telco, no solo se debe centrar en ofrecer las simcards que permitan la conectividad, también debe aportar las capacidades tradicionales de despliegue, gestión de dispositivos, experiencia de cliente, etc., a este nuevo mercado”, señala el directivo de Everis.

El ciudadano se beneficia por dos vías: más y mejores servicios de calidad y una mejor y más transparente aplicación de sus impuestos.

Se estima que el 10% de la población mundial vive en 150 ciudades. Ya hay más población en el ámbito urbano que en el ámbito rural. Existe casi 1 billón de vehículos circulando por el mundo. Se estima que al año en Estados Unidos se pierden 4 billones de horas de trabajo debido a las congestiones de tráfico.

Ante estas situaciones, las ciudades se tienen que preparar y el mundo smart es una pieza clave para conseguirlo. ¿Por qué ahora? Por varios factores: las ciudades son inviables en su concepción actual y ahora la tecnología está preparada para entrar en el mundo smart.