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El problema es de riesgo

El sector financiero se lanzó a atender las necesidades de la pyme. Pero los problemas al evaluar el riesgo no permiten dinamizar aún más la financiación de este sector. ¿Cuáles son las alternativas?

7 de marzo de 2003

En los últimos años, la coyuntura para la pequeña y mediana empresa ha sido favorable en materia de crédito. Entidades financieras como Bancolombia y el Banco de Bogotá se han volcado a este segmento, ante la relativa escasez de negocios con los grandes clientes. El gobierno, por su parte, ha diseñado mecanismos para impulsar al sector privado a prestarles a estas compañías con un esfuerzo significativo de su banca de segundo piso. Sin embargo, el crédito para la pyme está en etapa de consolidación y todavía no despega con la velocidad que se espera y que se requiere.

La explicación a este comportamiento involucra un tema que para el sector financiero es prioritario, y para la pyme crítico: la evaluación de riesgo. Prestarle a una pyme es más espinoso, más arriesgado y más costoso que darle crédito a una empresa grande. A pesar de que los bancos vienen desarrollando mayores destrezas a la hora de atender a las pyme, estas todavía presentan problemas reiterativos de información, además de riesgos particulares, que dificultan el otorgamiento de créditos.

Las inconsistencias en los balances y la falta de credibilidad que generan, la dificultad para encontrar información sobre estas empresas y los riesgos particulares de cada sector son factores que inmovilizan a los bancos a la hora de prestarles a las pyme.

Las deficiencias que tienen los pequeños y medianos empresarios en materia financiera se evidencian cuando piden un préstamo. Por lo general, sus cifras contables no son las más idóneas para el sector financiero. Más aún, como comenta un consultor de pyme, la banca les confiere poca credibilidad. También son constantes los problemas a la hora de presentar un proyecto de inversión, lo que hace que ideas muy buenas sean rechazadas por falta de soporte financiero cuando son evaluadas por la entidad.

Pero, sobre todo, las pyme presentan riesgos particulares. Después de la crisis financiera, muchas quedaron sobreendeudadas, lo cual las hace menos apetecibles para préstamos, frente a una empresa grande que tiene otras maneras de defenderse ante el acreedor. Por otro lado, las pyme suelen no tener historia crediticia, lo cual es una lástima "porque aun cuando la situación financiera de una pyme pueda ser poco convincente para una entidad, si su historial de pago con otras instituciones ha sido adecuado, se convierte un factor determinante en la reconsideración de su solicitud", comenta un funcionario del Banco de Occidente.

Adicionalmente, estas empresas suelen ser demasiado dependientes de un cliente, un proveedor o un individuo empresario y esto da una señal de alarma en cualquier estudio de crédito, porque puede comprometer la fuente de pago de un proyecto de inversión.

Esta suma de factores hace que la evaluación del riesgo para un establecimiento financiero se vuelva necesariamente más compleja y costosa. Si bien el costo de administración de un crédito pyme puede no ser mucho mayor al de una empresa grande, sí lo es frente al tamaño del crédito. Con todo, esto se refleja en una asociación de alto riesgo a la pyme y en el endurecimiento de sus condiciones de acceso a los créditos. Para Leonardo Correa, consultor de Visión, consultora empresarial de pyme de la Universidad de la Sabana, y ex gerente del Fondo Nacional de Garantías, esto hace que se le cobren mayores tasas y, en ocasiones, se le otorguen plazos inadecuados a estas compañías.

¿Cómo romper este círculo vicioso? Por una parte, fortaleciendo los conocimientos contables y financieros de las empresas. Y por otra, mejorando la información sectorial disponible, adoptando los mecanismos de evaluación de riesgo al tamaño de las compañías.

Las universidades han tomado el liderazgo en la capacitación de la pyme, pero todavía hay mucho por hacer en este campo. El sistema financiero, por su parte, ha trabajado en la construcción de sus propias bases de datos para evaluar a la pyme, muchas de las cuales son celosamente guardadas. "Los bancos tienen que capturar información, generar conocimiento de ella, elaborar modelos de riesgo y luego prestar, pero esto no es ni fácil ni rápido, especialmente cuando se trata de pyme", dice Patrik Tissot, gerente de riesgo del Banco Caja Social.

En el tema de riesgo, Visión viene trabajando en una evaluadora de riesgo para pyme. El objetivo es reflejar el verdadero riesgo de estas empresas, mediante una evaluación integral que permita conocer su estado real y verdadero potencial. Una herramienta como esta se convertiría en un complemento al estudio de crédito que hace un establecimiento financiero. "Le daría a la pyme poder de negociación frente a un acreedor", opina Christian Briker, director de Visión.

Se necesitan mecanismos que complementen el dispendioso trabajo que tiene que comenzar una entidad financiera al encarar al sector pyme. Como afirma Tissot, para atender mejor a este segmento, al sector financiero le faltan herramientas de este tipo y en especial para evaluar una pyme nueva. En todo caso, los criterios de evaluación de una iniciativa como esta tendrían que homogeneizarse para que su uso por parte del sector financiero pueda ser más amplio.



Los esfuerzos

A pesar de todos los inconvenientes que presenta la pyme en Colombia, el sector financiero no se ha quedado quieto y cada entidad ha aprendido a resolver los retos que estos clientes entrañan. Por un lado, están las entidades que han sido pioneras en préstamos pequeños, desde micro hasta pequeño crédito, como el Banco Caja Social, Megabanco o las compañías de financiamiento comercial Finamérica y Compartir, que dieron un ejemplo a otros bancos comerciales de cómo incursionar en el mercado de préstamos y servicios financieros para la pequeña y mediana empresa. Esto hizo que entidades que tradicionalmente solo atendían a las grandes empresas abrieran sus puertas a las pequeñas y medianas.

Por otro, las mismas entidades se han convertido en los principales asesores financieros de sus clientes pyme. Según Cristina Cerra, gerente nacional de banca de empresas del Banco Unión Colombiano, el banco es el principal asesor financiero de cerca del 80% de sus clientes pyme. En general, la asesoría va más allá de la consecución de un crédito y se dirige a ayudar al empresario a tomar mejores decisiones financieras y mantenerse viable dentro del sistema bancario. "El empresario no maneja bien sus excedentes de liquidez o necesita ayuda en la formulación efectiva de un proyecto financiero", afirma Cerra. Incluso necesita ayuda con sus propias cifras contables. "Con frecuencia, el empresario pide crédito pero en realidad no lo necesita; lo que necesita es entender mejor su negocio desde el punto de vista financiero. Por ejemplo, ve lo que ganó, mas no lo que dejó de ganar", explica Francis Rubiano, analista de Finamérica.

Al comparar la pyme con la gran empresa, los bancos han tenido que flexibilizar su labor y se han vuelto más creativos. "La evaluación del riesgo por parte de los bancos tiene que ser más protagónica", afirma Luis Unigarro, analista de la división de crédito del Banco Unión Colombiano.

Hoy, los bancos son más exhaustivos a la hora de estudiar un cliente pyme. Esto implica ir más allá de los estados financieros. Por ejemplo, es necesario conocer más de la competencia o hablar con los proveedores de una pyme. En ciertos casos, no es raro que los números sean menos importantes que otros aspectos, como la gestión o el potencial que tiene el negocio. Y cada vez es más frecuente que las entidades pongan el énfasis de su evaluación en el flujo de caja de un proyecto o su potencial como inversión, lo que ayuda al empresario que tiene balances golpeados. En todo caso, "la evaluación del riesgo para las pyme tiene un alto componente de arte", concluye Alejandro Bueno, gerente de banca pyme del Bancolombia.



Apoyo oficial

Al esfuerzo que ha hecho el sector privado se une el de la banca de desarrollo, que ha jugado un importante papel al crear un puente entre la pyme y el sector financiero, e inyectarles recursos a bancos y corporaciones para que los coloquen en este tipo de empresas. En este sentido, la línea de Capitalización Empresarial del Instituto de Fomento Industrial, IFI, por $300.000 millones, fue pionera y sumamente exitosa mientras duró.

En cuanto a plazos y tasas, el apoyo dado por los recursos de redescuento de la banca de segundo piso, como Bancoldex, IFI o Finagro, permite a los intermediarios prestar a plazos más largos de lo que normalmente quisieran o podrían. Incluso, las tasas de interés que se le ofrecen al empresario pyme pueden ser más bajas ya que el fondeo de los intermediarios con la banca de segundo piso es más barato y les permite conseguir cierta rentabilidad, aun si prestan a menor tasa.

Por su parte, el Fondo Nacional de Garantías viene ejerciendo una importante labor en el otorgamiento de avales para las pyme, al conceder garantías automáticas de 50% y hasta 70% atadas a ciertas líneas de redescuento. Si bien a veces un banco puede pedir garantías por más del 100% del crédito, la ayuda es bienvenida.

La banca de desarrollo también ha sido efectiva para apoyar regionalmente a la pyme y controlar la concentración del sector financiero en ciertos regiones o sectores económicos. Así, los fondos regionales de garantías y las oficinas regionales de la banca de segundo piso han tenido éxito en movilizar sus productos para la pyme. Por otra parte, se ha desarrollado una amplia labor de difusión para que los intermediarios regionales conozcan las opciones que se le pueden ofrecer a la pyme con un crédito de redescuento. "Antes, nuestras líneas de redescuento tradicionalmente se quedaban en las oficinas centrales del intermediario y nunca llegaban hasta sus demás oficinas regionales; ahora, estas se mueven", comenta Danilo Gómez, vicepresidente comercial del IFI. En 2002, el IFI colocó $396.000 millones, un incremento del 253% frente a 2001.

Aun con sus avances, estos ejemplos sirven para resaltar que la banca de desarrollo es apenas un complemento a la labor que el sector financiero privado viene asumiendo. No hay que olvidar que antes de que un empresario pyme acceda a un crédito de redescuento tiene que ser evaluado favorablemente por el intermediario, que es quien cargará con el riesgo. Igualmente, una garantía no hace un buen crédito.

Hay bancos que siempre han tenido una banca pyme, mas no la trataban como tal. Hoy, muchas entidades se han percatado de las particularidades del segmento y ya no lo mezclan con los demás clientes.

El avance del sector pyme es notable, aunque lo más probable es que los plazos y las tasas que se le conceden sigan estando por encima de otro tipo de préstamos. Es posible que un día haya competencia hacia abajo para ganarse el negocio de este segmento. Pero los riesgos y los costos todavía son un formidable obstáculo, por lo cual el negocio de la pyme es y seguirá siendo de márgenes, no de volumen.

Ojalá la atención que la banca le está prestando a la pyme no se diluya. "El sector financiero en Colombia tradicionalmente ha dado bandazos en su oferta a la pyme, lo cual repercute negativamente en la capacidad de las entidades financieras para aprender y consolidar este negocio", afirma Gabriel Uribe, vicepresidente comercial de Megabanco. Las puertas de los bancos se han abierto para este segmento y, aunque todavía no se puede cantar victoria, es positivo ver un cambio de actitud en el sector.