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El giro de Chávez

Venezuela anunció un paquete de medidas para conjurar los efectos de los bajos precios del petróleo y de la fuga de capitales. Si Chávez tiene éxito, podría enderezar el rumbo de la economía.

22 de febrero de 2002

En un emotivo discurso que comenzó por un llamado a la unidad nacional, Hugo Chávez, presidente de Venezuela, anunció el pasado 12 de febrero la libre flotación del bolívar y una serie de medidas de ajuste fiscal, que incluyen un recorte en los gastos y una reforma tributaria. En el plano cambiario, los efectos fueron inmediatos. La cotización del bolívar cayó 22% en 24 horas y las noticias de brotes inflacionarios se tomaron las primeras páginas de los diarios venezolanos, ya que un 50% del consumo total es de importados. En Colombia, la caída del bolívar causó temor entre los exportadores a ese país, pues la pérdida de competitividad cambiaria podría llevar a una eventual pérdida de participación en el mercado venezolano.



Con esta movida, Chávez volvió a demostrar que es totalmente impredecible. Ante la existencia de un cómodo superávit en cuenta corriente y la importancia de la lucha contra la inflación en el discurso populista de Chávez, los analistas esperaban el anuncio de un severo control de cambios. De hecho, el Presidente había prometido una baja variación en el nivel de precios para acabar con la desigualdad social y la pobreza de la mayoría de los 23 millones de habitantes del cuarto exportador mundial de petróleo. Fue este compromiso el que le dio el valioso apoyo de las clases populares y por lo cual Chávez venía cumpliéndoles sus promesas. De esta manera, se esperaba que adoptara un control de cambios, a pesar de que la defensa de la banda cambiaria continuara significando tasas de interés al alza, reducción de liquidez de la economía y pérdida de reservas internacionales.



Giro a la ortodoxia



¿Cuál fue la razón del giro de Chávez? El presidente de Venezuela justificó la movida haciendo alusión a la recesión mundial y a la crisis argentina. Pero lo cierto es que una destorcida en los precios del petróleo, como la que viene experimentando el mercado hace 15 meses, siempre ha puesto a temblar la economía venezolana. La gran dependencia del crudo hace que una caída en su cotización se traduzca en una importante reducción en los ingresos fiscales. Ante un gasto público en alza y unos ingresos en picada hace meses, Chávez tuvo que reconocer la difícil realidad de las finanzas públicas.



Sin embargo, la fuerte turbulencia política también causó estragos que terminaron influyendo en la decisión del Presidente. En su discurso, Chávez les hizo gestos conciliatorios a sus oponentes y anunció que era hora de guardar la espada y revisar todo aquello que necesitara ser revisado.



Por su parte, la falta de confianza y el temor de un "corralito" bancario al estilo argentino provocaron una importante fuga de capitales. Por tanto, para Luis Vicente León, director de Datanálisis, una consultora especializada en economía y análisis de encuestas, "el statu quo era imposible de mantener, la reducción de reservas era insostenible y, por tanto, el Banco Central de Venezuela jugó un papel esencial en el cambio de rumbo. El BCV convenció a Chávez de los peligros de los controles de capitales".



Las medidas



Los analistas y los mercados han asimilado las medidas como favorables, ya que el entorno macroeconómico del país podría mejorar si tienen éxito. En términos generales, las medidas de Chávez son "de corte ortodoxo y tienen lógica", afirma Teodoro Petkoff, ex ministro de Planeación y actual director del diario Tal Cual, "es lo que haría un país serio". Sin embargo, persisten dudas en torno a su efectividad y credibilidad.



De una parte, hay una enorme controversia acerca del efecto del ajuste propuesto para enfrentar un déficit que se estima llegará a 6% del PIB este año. Chávez anunció la creación de nuevos impuestos, un recorte de 7% en los gastos de este año y la utilización de una parte de los recursos del Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica (FIEM) para financiar el faltante. También introdujo ajustes en el presupuesto, los cuales se basan principalmente en una revisión a la baja del supuesto acerca de los precios del petróleo venezolano, de US$18,50 a US$16 por barril. Sin embargo, Datanálisis encuentra que el gobierno no redujo los estimativos de volúmenes exportados y, además, que el supuesto oficial de crecimiento de la economía de 3% está totalmente desenfocado.



De otra, considerando el elevado malestar político existente en Venezuela, es muy difícil que se genere un entorno calmado para que el programa sea desarrollado. La caída en el nivel de popularidad de Chávez es ilustrativa: pasó de 56% en julio de 2001 a menos de 35% a principios de este año, un nivel que, según Datanálisis, sigue con tendencia a la baja. Los recortes en el gasto público y el aumento esperado en la tasa de inflación resultante de la devaluación seguramente llevarán a un mayor deterioro en el campo político y a una mayor pérdida de popularidad.



Colombia y el futuro



Las actuales medidas son malas noticias para Colombia en el corto plazo, pero buenas a futuro si Chávez logra hacer todo lo que anunció. En el corto plazo, la caída del bolívar implicará una menor competitividad para las ventas externas dirigidas a Venezuela. Al finalizar el 2001, las exportaciones a Venezuela representaron el 14% de las totales y 24% de las no tradicionales. Se estima que la tasa de cambio se depreciaría en un 10% real y, considerando que esta variación en el pasado se transmite en un 60% a los precios, el efecto sobre las exportaciones colombianas sería limitado. En el largo plazo, las medidas venezolanas pueden ser supremamente beneficiosas. Si nuestro socio comercial endereza el rumbo, la relación bilateral tendería a fortalecerse y se reducirían las restricciones al comercio entre los dos países.



Los analistas proyectan que este año Venezuela tendrá un crecimiento muy cercano a cero y que la inflación aumentará mucho más allá de la meta oficial de 10%. De esta manera, Venezuela va en camino de experimentar lo que los economistas llaman una estanflación. Esta situación agravará los niveles de pobreza y desempleo. Sin embargo, si Chávez logra poner las cuentas fiscales en orden, Venezuela podría estar allanando el camino para el crecimiento sostenido en próximos años.