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Dólar imparable

Hasta ahora, la devaluación del dólar frente a la mayoría de monedas del mundo no ha tenido consecuencias importantes. ¿Qué pasa si sigue cayendo?

26 de noviembre de 2004

El mundo está atemorizado ante la acelerada caída del dólar. En el último mes, el dólar ha caído 2,2% frente al euro y 53% desde su valor más bajo de julio de 2002. Con esto, las monedas de casi todos los países del mundo, con excepción del yuan chino, se han valorizado frente al dólar. A pesar de la desvalorización de la moneda estadounidense, el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se mantiene inalterado y el mercado accionario de este país está al alza. La devaluación del dólar fortalece la industria estadounidense y ayuda además a ajustar las cuentas externas de Estados Unidos. De hecho, esto ya se está viendo y los productos estadounidenses están ganando participación en los mercados mundiales. El temor es que se produzca una corrida de los inversionistas de sus activos en dólares, pero esto es algo bastante improbable, al menos en opinión de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal.

En el resto del mundo, la caída del dólar trae grandes retos. En Asia, por ejemplo, hay una gran presión interna y externa para que los países de la región hagan la transición hacia regímenes cambiarios más flexibles. Sin embargo, mientras China, que mantiene su moneda atada al dólar, no se mueva en este sentido y permita la revaluación del yuan frente al dólar o frente a una canasta de monedas, el resto de países de la región tratarán al máximo de evitar que sus monedas se valoricen frente a la moneda china para evitar que se altere la paridad intrarregional. Para estos países, el comercio y la competencia con China son tan importantes que no se atreven a permitir que sus monedas se revalúen mucho frente al yuan.

Los europeos, por su parte, poco pueden hacer al respecto pues le entregaron el control de la moneda al Banco Central Europeo que tiene como objetivo el control de la inflación. En este sentido, dada la valorización del euro y el efecto favorable que tiene sobre la inflación, lo más probable es que las tasas de interés en esta zona se mantengan más bajas que en Estados Unidos. Todo parece indicar que la Reserva Federal continuará con su política de incremento gradual de la tasa de corto plazo para llegar a un nivel de 4,25% a finales de 2005.



¿Qué pasa si el dólar cae más?

Hasta ahora, la pérdida de valor del dólar fuera de irritar al resto de países, que se ven en la necesitad de actuar para ajustarse a esta nueva realidad, no ha tenido un impacto importante en el crecimiento global. De hecho, en la medida en que Estados Unidos se favorece con la devaluación y su economía crece bien, el mundo se ve igualmente favorecido. Pero ¿qué pasa si esta tendencia continúa y el dólar cae mucho más?

El primer efecto lo sentiría Estados Unidos en el comportamiento de los precios. Aunque en los últimos años el impacto de la tasa de cambio sobre la inflación ha sido nulo, una devaluación del dólar superior a la que se ha observado en los últimos meses podría empezar a sentirse sobre la inflación básica de este país. Si este fuera el caso, la respuesta sería un incremento superior y más rápido que el previsto de los intereses por parte de la Reserva Federal, lo cual a su vez llevaría a un aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense.

El otro gran efecto de la devaluación es la pérdida de riqueza por parte de los inversionistas que mantienen posiciones no cubiertas en dólares. Este caso es el de los bancos centrales de Asia, particularmente los de Japón y China. La magnitud de la inversión en activos en dólares que mantienen estos países es entre el 20% y 30% de sus respectivos PIB, frente a lo cual una mayor devaluación de esta moneda necesariamente impactaría las finanzas de estos países. Incluso podría llevarlos a tener que propiciar una política fiscal más severa.

Recientemente, Alan Greenspan se refirió a este tema en el Congreso Europeo de Banca en Frankfurt, Alemania. Greenspan se pregunta cuánto más podría crecer el déficit de su país antes de que los inversionistas se resistan a seguir invirtiendo en activos en dólares y se tenga que hacer un ajuste. La respuesta que da a esta pregunta es que ese momento está lejos, pero que definitivamente el ritmo de crecimiento del déficit es insostenible porque el servicio neto de la deuda, que aún es moderado, podría volverse muy oneroso.

De otra parte, afirma también Greenspan, "las inversiones de los extranjeros en Estados Unidos representan una cuarta parte del PIB anual de Estados Unidos. El financiamiento continuo del déficit de cuenta corriente aumenta la participación de los activos en dólares en los portafolios de los inversionistas hasta un punto en el que esta concentración de riesgo es inaceptable. Esto significa que eventualmente los inversionistas racionalizarían su exposición en dólares o simplemente exigirían mayores rendimientos para compensar la concentración de riesgo. Esto elevaría el costo del financiamiento de la cuenta corriente, haciéndolo insostenible. ¿Cuándo pueda suceder esto? Nadie lo sabe y por esta razón predecir la tasa de cambio del dólar o de otras monedas es un problema.

Pero independientemente de esta advertencia de Greenspan, es muy posible que los países asiáticos se mantengan en su posición, pues no quieren alterar su posición de grandes exportadores. El hecho de que la moneda china esté atada al dólar ha sido un ancla importante en la región. En la reunión de G-20, el grupo le solicitó a Asia que empezara a moverse hacia una mayor flexibilidad cambiaria, algo que ya le ha pedido en ocasiones anteriores y esperan por tanto que China termine permitiendo que el yuan se valorice ya sea frente al dólar o a una canasta de monedas. Si esto no se da, el dólar continuará cayendo frente a las demás monedas. De hecho, el viernes 19 de noviembre cayó a su nivel más bajo frente al yen desde abril de 2000 y a niveles históricamente bajos frente al euro. China tiene la palabra.