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El Gobierno, en cabeza del ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, revisó a la baja la meta de crecimiento económico para este año. Pero a juzgar por la magnitud de la crisis es muy posible que el crecimiento sea menor al nuevo cálculo.

Contexto

Cifras que no mienten

El crecimiento de 2008, muy por debajo del previsto, hizo que por fin el Gobierno aceptara que Colombia sí se vería afectada por la crisis internacional. Ojalá no sea tarde para actuar.

3 de abril de 2009

Desde que el Dane anunció que la economía colombiana solo había crecido 2,5% en 2008 y que el crecimiento en el último trimestre del año había sido negativo en 0,7%, es mucho lo que se ha escrito y hablado sobre el tema, y no sin razón. Durante meses, el Gobierno, haciendo caso omiso de lo que está pasando en el resto de países de la región, decidió creerse su propio cuento de que la economía colombiana estaba blindada y desaprovechó tiempo valioso para prepararse y poder afrontar de la mejor forma posible el coletazo de la crisis externa. Ahora, todos le están cobrando.

De hecho, frente al crecimiento negativo en el último trimestre de 2008 y la alta probabilidad de que en el primero de 2009 este sea también negativo, ya se está hablando de que la economía colombiana entró en recesión, algo impensable para el Gobierno tan solo hace un par de semanas.

Como medidas anticíclicas, el Gobierno había anunciado una inversión en infraestructura por $55 billones, la decisión de permitir un mayor déficit fiscal y el fortalecimiento de sus planes sociales, esencialmente, el de Familias en Acción. Ahora, frente a los hechos se encuentra desesperado y adicionalmente destinará $500.000 millones para estimular la compra de vivienda nueva para las familias con ingresos mensuales hasta $5 millones e insistirá en que los entes territoriales lleven a cabo las obras civiles que tienen previstas y que ya están financiadas.

¿Qué pasó?

Aunque 2008 fue un año de desaceleración en casi todos los sectores, la industria registró el peor comportamiento, con un decrecimiento de 2% en el año. No obstante, este deterioro fue gradual, en la medida que en los dos primeros trimestres del año la industria creció, 1,8% y 1,2% y solo empezó a caer a partir del tercer trimestre, cuando decreció 2,6%. En el cuarto trimestre la caída fue de 8%. De los 25 subsectores industriales, solo siete terminaron el año con crecimiento.

Otros tres sectores decrecieron en el cuarto trimestre, construcción (-8%), agricultura (-0,6%) y comercio (-0,1%). De estas, sin duda la caída de la construcción y en especial la de obras civiles es la más preocupante, dado que es precisamente en este sector en el que el Gobierno tiene puestas sus esperanzas para contrarrestar los efectos de la crisis externa. Las obras civiles cayeron 7,1% en el año y 12,6% en el último trimestre.

De acuerdo con la directora del DNP, Carolina Rentería, la explicación a esta caída tan pronunciada está en la incapacidad de las entidades descentralizadas de ejecutar sus planes de inversión. De acuerdo con la funcionaria, en 2008, $5,2 billones de los recursos de los entes territoriales se quedaron sin ejecutar. La pregunta que surge es ¿cómo va a hacer el Gobierno para lograr que esta situación cambie y que hacia delante las obras sí se lleven a cabo?

Otra forma de ver la contracción de la economía es a través de la demanda (consumo, inversión y exportaciones). Mientras en 2007 el crecimiento de la demanda final fue de 8,9%, en 2008 fue de 4,2%, menos de la mitad del año anterior.

El consumo, gran dinamizador de la economía en 2007, con un crecimiento de 6,9%, en 2008 se redujo a 2,3%. Algo similar ocurrió con la inversión que pasó de crecer 13,7% en 2007, a 7,7% el año anterior. Las exportaciones, por su parte, pasaron de crecer 8,9% a 4,2%.

Frente a la realidad de los datos y la evidencia de que la crisis ya nos golpeó, el Gobierno cambió su meta de crecimiento para 2009, de 3%, a una cifra entre 0,5% y 1,5%. Este menor crecimiento implica menores recaudos tributarios por $2,5 billones, cerca de 0,5% del PIB.

Bajo el supuesto de que la economía crecería 3% este año, el Gobierno había previsto un déficit fiscal consolidado de 1,8% del PIB. Ahora, como consecuencia del menor crecimiento, el déficit será mayor y el Gobierno deberá encontrar la forma de financiarlo.

En enero, aprovechó la oportunidad para hacer de manera exitosa una colocación de bonos en el exterior por US$1.000 millones. Hacia delante, en las condiciones actuales de mayor aversión al riesgo y necesidades inmensas de los países desarrollados y de las entidades multilaterales por recursos, el acceso a los mercados externos de capital no será fácil. El Gobierno deberá financiar el mayor déficit internamente y a través de la banca multilateral.

Pero, a juzgar por la magnitud de la crisis externa y lo lejos que se está de su solución, es muy posible que el crecimiento de la economía sea incluso menor que la nueva meta del Gobierno.

Ya son varias las entidades, en su mayoría internacionales, que prevén un crecimiento negativo para Colombia. Entre estas están The Economist, que desde comienzos de febrero cambió su estimativo de crecimiento a 0,5% y Barclays que lo estima en -1,1%. Esto significa por supuesto más necesidades de recursos para financiar el mayor déficit fiscal que se generaría por cuenta del menor crecimiento.

Son tres las vías por las cuales el país ya está sintiendo el impacto de la crisis externa. Las exportaciones en lo corrido del año (hasta marzo 20) cayeron 7% frente a igual periodo del año anterior, en tanto que las remesas se redujeron 10%. La inversión extranjera también viene creciendo a un menor ritmo.

Es muy posible que, en total, el país deje de recibir este año alrededor de US$10.000 millones. Como resultado, el déficit en cuenta corriente va a aumentar por los lados del 5% del PIB y deberá financiarse con crédito externo, posiblemente de las multilaterales o reservas internacionales.

Lo cierto es que el país está a punto de entrar en recesión, si no es que ya lo está, y el Gobierno deberá hacer todo lo que esté de su parte para manejar adecuadamente el impacto de la crisis. A estas alturas, los mayores esfuerzos deberán venir del lado del empleo. Es necesario flexibilizar el mercado laboral para evitar que aumente nuevamente el porcentaje de la población que vive bajo la línea de pobreza.