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ANÁLISIS

Ciencia, tecnología e innovación para la paz (II)

La orientación de las prioridades desde la ciencia y la innovación podrían tratarse en dos ámbitos: la llamada estrategia de respuesta rápida y por un cruce de los temas de una política de ciencia, tecnología e innovación, CTeI, con los puntos del Acuerdo de La Habana.

20 de junio de 2016

La alianza estratégica del Ejército Nacional con la Universidad Externado de Colombia para profundizar la investigación en la justicia transicional, y el trascendental significado de que la grandeza y la inteligencia del Ejército radican en proteger el proceso de Paz, es otro ejemplo de un elemento emergente del contexto en el que la ciencia y la innovación aportarán al posacuerdo.

Asimismo, es conveniente destacar la dimensión de la inversión pública requerida para el posacuerdo, estimada en alrededor de $8 billones anuales (Fedesarrollo, 2016), es decir un 1% del PIB incremental cada año durante una década, de los cuales la totalidad de la cooperación internacional equivale apenas a un 5% del total; en consecuencia, esta demanda requiere ser suplida a partir de una reorientación del gasto público presupuestado para éste y  los próximos años y de la generación de fuentes adicionales a partir de una reforma tributaria estructural, de carácter progresivo, y de drásticas reformas administrativas que eliminen la evasión –estimada en 40 billones de pesos anuales- y la elusión.

Con el enfoque de Paz territorial que relieva el protagonismo de los actores locales y que incluye tanto los cambios en el corto y mediano plazo como las transformaciones estructurales de más largo plazo, hay que mencionar que el trabajo se realizará con la presencia y la reacción de élites regionales variopintas, desde los liderazgos francamente interesados en la superación del conflicto hasta las confusas redes de caciques clientelistas, empresarios, paramilitares, “bacrim” abiertamente empeñadas en mantener negocios criminales o instituciones extractivas y las siniestras políticas que las soportan, tal como en la Fabulita del “Tuerto” López -el romántico colibrí y la feroz culebra mapaná- y en análisis académico (Acemoglu, Robinson, 2012) .  

Las prioridades en el trabajo territorial se justifican en los componentes de la calidad de vida que los actores locales valoran como importantes; en la necesidad de efectividad en la gestión público privada; y en la restricción presupuestal. Se trata, en mi concepto, de una oportunidad histórica para acercar más la ciencia y la innovación a la realidad de Colombia, y dar testimonio real de ser partícipes de la generación de la reconciliación.   

La orientación de las prioridades desde la ciencia y la innovación podrían tratarse en dos ámbitos: la llamada Estrategia de respuesta rápida, ERR, y por un cruce de los temas de una política de ciencia, tecnología e innovación, CTeI, con los puntos del Acuerdo de La Habana. La ERR, a cargo de la Alta Consejería Presidencia para el Posconflicto y de las autoridades territoriales, con el propósito de generar confianza ciudadana en la implementación de  los  acuerdos, contempla 4 aspectos básicos con 24 proyectos de acción inmediata en áreas de trabajo como: atención socioeconómica, gobernabilidad y conflictividades, justicia transicional, organizaciones comunitarias y justicia y seguridad. Un trabajo inmediato será identificar los aportes de CTeI para dichas 24 líneas de proyectos de acción inmediata, entre los cuales cabe señalar, vía ejemplo, la primera fase del Plan Estratégico 2016-2021 para la Acción contra Minas en Colombia. También cabe destacar la vinculación de 60 universidades al Programa “Manos a la Paz” cuyo objetivo es fortalecer las capacidades de construcción de paz en los territorios, vinculando a ciudadanos y ciudadanas comprometidos con el desarrollo del país, y que tiene como meta vincular a 10.000 estudiantes al proceso de Paz en los territorios.

El valioso aunque reducido espacio de este artículo, me permite resaltar, a manera de ejemplo, solo algunos pocos aspectos de la contrastación de algunos puntos del Acuerdo y los componentes de investigación e innovación, desde la importancia de las ciencias sociales, la investigación aplicada y la innovación en sentido amplio. Las ciencias sociales serán cruciales para conocer las oportunidades y obstáculos a la profundización de la participación política, en particular la mayor participación ciudadana y la ruptura del vínculo política y armas, posibilitando a la sociedad el entendimiento científico de fenómenos como la previsible futura creciente protesta social, el advenimiento de nuevos populismos y el parcial respaldo ciudadano a la insurgencia y la criminalidad persistentes luego de la firma del Acuerdo Final (Tognato, 2016).

El aporte de la investigación aplicada en el desarrollo agrario integral, puede enfocarse a objetos de investigación como la zonificación ambiental para la delimitación de la frontera agrícola y la protección de zonas de interés especial. En el problema de las drogas ilícitas en la generación de especies vegetales y animales para la sustitución efectiva, esquemas de salud pública y derechos humanos.

Finalmente, más que sugerir elementos precisos de metodología para lograr una amplia concertación de las nuevas prioridades de la CTeI frente a este reto histórico de la paz, que están disponibles en la prospectiva estratégica (CEPAL, Medina, 2014), permítanme unirme al llamado a contribuir al magno propósito de la paz, desde valores relacionados con el genuino asombro por lo nuevo y objetivo, y la satisfacción ciudadana por la efectividad de la innovación y la creatividad en la gestión.

Iván Montenegro