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Martha Moreno Mesa, gerente de Camacol Bogotá | Foto: Cortesía

Bogotá

Camacol afianza sus críticas a políticas de Petro

El gremio de los constructores aseguró que algunos aspectos contemplados en el Plan Distrital de Desarrollo, al concentrarse sólo en parte de la población vulnerable deja algunos vacíos para cubrir las necesidades las familias.

31 de mayo de 2012

Algunos aspectos contemplados en el Plan Distrital de Desarrollo (PDD) como el incremento en el porcentaje de provisión de suelo para VIP, la política enfocada a revitalización del centro de la ciudad y la imposición de cargas para el suministro de redes de servicios públicos, generan preocupación entre empresarios, industriales y comerciantes del sector constructor, agremiados a Camacol Bogotá y Cundinamarca. Se teme impacto en el precio de la vivienda.

Con el Plan Distrital de Desarrollo (PDD) aprobado en el Concejo de Bogotá, surgen nuevos retos no sólo para la Alcaldía Mayor de Bogotá, sino para los empresarios, industriales y todas las personas que de manera directa o indirecta se benefician o impactan con las decisiones tomadas.

Para la gerente de Camacol Bogotá y Cundinamarca, Martha Moreno Mesa, si bien es cierto que las propuestas incluidas en el Plan tienen la buena intención de reducir la pobreza y la segregación social en Bogotá, es claro que al concentrarse sólo en parte de la población vulnerable deja algunos vacíos para cubrir las necesidades las familias que no hacen parte de este grupo, pero que también necesitan encontrar alternativas viables para acceder a servicios, productos y oportunidades.

Uno de los vacíos gira en torno a la vivienda, debido a que la Administración Distrital impone nuevas obligaciones sobre el suelo y trasfiere cargas económicas que inevitablemente presionarán un incremento en el precio de la vivienda para el comprador final.

La meta contemplada en el PDD es construir 70.000 unidades de Vivienda de Interés Prioritario (VIP) en cuatro años, de las cuales 35.000 se harán en el centro ampliado de la ciudad.

Para cumplir con esta meta, la Administración Distrital exige provisionar hasta un 30% de suelo para la construcción de Vivienda de Interés Prioritario (VIP) en toda clase de usos y en cualquier parte de la ciudad. La obligación cobija no sólo a los constructores, sino a los ciudadanos del común.

Aunque el plan toca la política de vivienda, dado que busca aumentar la oferta de VIP en la ciudad, tiene un impacto negativo sobre el precio de la vivienda para las familias de estratos 2, 3 y 4, catalogadas en los rangos medio-bajo, medio-medio y medio-alto. Esto quiere decir, que deja por fuera una gran parte de la población y lo más grave, desestimula la actividad que genera el segundo reglón de empleos en la ciudad, más de 650.000, que hoy se ponen en riesgo.

A esto se suma que cada vez habrá menos disponibilidad de suelo para construir vivienda VIS y no VIS en Bogotá, lo que en el mediano plazo se convertirá en un cuello de botella para detener la caída de la oferta en el segmento de vivienda, cuyos precios oscilan entre $40 y $80 millones(70 a 135 salarios mínimos).

Impacto sobre precio


Lo anterior tiene una implicación directa sobre los precios de la vivienda y demás desarrollos urbanos y por consiguiente sobre la capacidad económica que tienen las familias de estratos 2, 3 y 4 para la compra de vivienda, ya que se dificulta aún más cierre financiero de los proyectos.

Hoy se requieren ingresos aproximados de 2,2 millones de pesos mensuales y un ahorro mínimo de 19 millones para adquirir una vivienda valorada en 64 millones de pesos, al ser una VIS el máximo valor de subsidio que recibiría esta familia sería de $2,2 millones. Si los precios de la vivienda suben como consecuencia de las decisiones establecidas en el PDD, las familias necesitarían cada vez más ingresos para este fin, lo que haría inviable para muchos hogares el acceso a la finca raíz.

En contraste, la encuesta de ingresos y gastos del Dane, evidencia que el 47% de los hogares capitalinos reciben ingresos inferiores a dos salarios mínimos (1,1 millón de pesos) y el 28% tiene entre dos y cuatro salarios (2,5 millones de pesos). Es decir, una familia promedio cada vez se aleja más del sueño de tener vivienda propia.

Otro factor que tendrá una incidencia directa en los costos de la vivienda está relacionado con las nuevas cargas a la infraestructura, contempladas en el Plan Distrital de Desarrollo para el suministro de agua en los proyectos, con lo cual el valor final de cada vivienda será cada vez mayor.