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Cafe, vuelve el optimismo

Después de años de precios bajos, los productores de café están sintiendo el alivio que significa el cambio en esta tendencia.

6 de febrero de 2004

Los productores de café en el mundo están de plácemes pues por fin están viendo aumentos en los precios del grano. La razón es la gran incertidumbre que se ha generado en el mercado por el hecho de que Brasil ha tenido durante dos años consecutivos, en 2003/04 y 2004/05, cosechas considerablemente bajas. Qué pueda pasar con la cosecha 2005/06 de este país es motivo de gran especulación y tiene muy nerviosos a los tostadores, así como a los fondos de inversión, lo cual se ha reflejado en mayores precios.

En el mercado de café, Brasil es sin duda el jugador más importante. Con una producción anual que oscila entre 40 y 45 millones de sacos en promedio, una desviación hacia arriba o hacia abajo, por pequeña que sea, puede causar un gran traumatismo. Se necesitan como mínimo 40 millones de sacos de Brasil al año, 13,5 millones para consumo interno y, por lo menos, 25 millones de sacos para exportación. Cuando la producción es menor a esta cifra hay un gran impacto sobre los flujos de café, aunque en términos de stocks, el inventario mundial sea abundante. Este fue el caso en 2003/04, cuando la producción brasileña apenas llegó a 28,4 millones y va a ser la situación este año, cuando la cosecha 2004/05 que se empieza a recoger en abril, también será baja, entre 34 y 37 millones de sacos.

El ciclo de producción de café en Brasil es bianual, es decir, a un año bueno de gran producción le sigue otro malo, porque los cafetos necesitan recuperarse después de haber proporcionado una cosecha abundante. Esto quiere decir que a la baja cosecha de 2003/04, debería seguir una gran cosecha en 2004/05. Este no será el caso. Por cuenta de una sequía en octubre de 2003 se rompió el ciclo y la producción va a ser baja en dos años consecutivos. La gran incertidumbre es la siguiente cosecha, la de 2005/06, sobre la cual todavía no se sabe nada.

También existe el temor de que, además de los efectos del clima sobre la producción, esta esté cayendo porque algunos sembradores, cansados de los precios bajos, optaron por salirse del café para dedicarse a otros productos. No hay que olvidar que en Brasil el cultivo del café es una actividad totalmente libre en la que el Estado interviene mediante herramientas de mercado y el riesgo lo asume el productor. No hay subsidios ni precios fijos.

Ahora bien, como consecuencia de la caída de la cosecha de Brasil a 28,4 millones en 2003/04, el consumo mundial fue superior a la producción mundial por primera vez desde 1997/98. El impacto de este desequilibrio sobre los precios mundiales dependerá de cómo distribuya Brasil la producción entre exportaciones, suministros a la industria local y existencias en movimiento y de la capacidad de los otros países productores para llenar el faltante.

En Centroamérica, no parece estar la respuesta. Muchos de estos países han disminuido su producción como resultado no solo de los precios bajos, sino porque ya no hay esquemas de prefinanciación de cosechas y tampoco gente para recoger el café. Muchas personas que antes se dedicaban a esta actividad se han retirado para dedicarse a otras actividades por cuenta de las remesas que ahora están recibiendo del exterior. En El Salvador, por ejemplo, las remesas valen prácticamente lo mismo que en Colombia, con la diferencia de que la población de ese país es de solo 6,6 millones de habitantes.

Colombia, por su parte, ha logrado mantener una producción estable, alrededor de 11 millones de sacos, ya que es quizás el único país del mundo en donde la caficultura aún tiene el apoyo del gobierno. El caso más reciente es el del AGC, apoyo gubernamental a la caficultura, mediante el cual el productor recibe un subsidio hasta $30.000 por carga dependiendo del nivel del precio externo. No obstante, en Colombia no hay inventarios ya que vende todo el café que produce.

Como resultado, el gran faltante que va a tener el mundo es en cafés arábigos que es donde se está dando el problema. De hecho, la producción de este tipo de café se redujo 20,1% en 2003/04 de 80,7 millones de sacos a 63,7 millones en tanto que la de robustas cayó 1,5% de 39,4 millones a 38,8 millones de sacos. Pero, de nuevo, el impacto sobre los precios dependerá de dónde esté el inventario, en los países productores o en los consumidores.

Qué tanto interés pueda tener el productor de Brasil de retener el café depende de cómo vea las perspectivas de producción hacia adelante. No obstante, esto solo se podrá ver una vez que haya terminado de recoger la cosecha hacia finales de agosto.



Diferenciacion y calidad

Independientemente del clima, que en este momento parece ser lo que más está incidiendo sobre los precios, en el mundo cafetero hay un desgaste por los muchos años de precios bajos. Esto ha llevado a muchos productores a salirse del negocio y a otros a buscar alternativas de mayor calidad, así como mayor valor dentro del mismo producto del café. La tendencia reciente ha sido hacia cafés que puedan transarse a precios más competitivos, como de origen, especializados, orgánicos, amigables ecológicamente, comercio justo y otros cafés certificados.

Simultáneamente con los cambios en la oferta se han dado cambios en la demanda, tanto en los países consumidores como en los productores. Estos incluyen una demanda creciente por productos diferenciados y de mayor valor, mayor demanda por cafés solubles, nueva tecnología que permite mezclar mejor los cafés y un cambio generacional y geográfico en la popularidad de los diferentes tipos de productos de café.

En el mercado mundial se están viendo varios ejemplos en este frente. Starbuck's es, sin duda, el ejemplo estrella, pero como él hay innumerables casos, como Nespresso de Nestlé, Coffee Republic, Dunkin Donuts, Illy Caffé y otros. Aquí en Colombia, están las Tiendas Juan Valdez que está abriendo la Federación de Cafeteros y otras más como Café Don Pedro, Amor Perfeito, OMA.

El problema con estos segmentos diferenciados es que no son fáciles de acceder y son aún demasiado pequeños. Consumen entre 6 a 8 millones de sacos, lo cual resulta marginal frente a una producción mundial de 102 millones de sacos.