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Efe - Vista aérea del barrio El Recreo en la localidad de Bosa, al sur de Bogotá. | Foto: EFE

Invierno

Bogotá: ¿La Venecia de Colombia?

El desbordamiento del río Bogotá a causa de las fuertes lluvias ha dejado un panorama tan desolador en algunos barrios de la capital colombiana que sus habitantes, en su desesperación, recurren a barcas artesanales para desplazarse.

10 de diciembre de 2011

Y es que en algunas calles bogotanas, que bien parecen canales venecianos, el agua se eleva por encima de un metro.

Por allí circulan embarcaciones caseras construidas con tablas, ruedas y flotadores, que los vecinos usan para salvar sus enseres en barrios como El Recreo de Bosa, en el suroeste de la capital.

Desde hace días, los habitantes de Bosa no pueden abrir las puertas de sus casas sin que un torrente de aguas negras y malolientes se cuele en el interior, anegando cuanto encuentran a su paso.

El problema se agrava para los habitantes de los inmuebles cercanos al río Bogotá, asentados en tierras robadas al cauce, donde "uno permanentemente la pasa sacando y sacando agua, a pesar de que vuelve y se entra", explica a Efe uno de los vecinos, César Montoya.

Al contrario que Montoya, quien decidió quedarse en su casa pese a no poder ni cocinar por los cortes de gas y energía eléctrica, otros como Luz Estela Valencia optaron por acampar en un parque cercano que queda en un alto.

"Hoy amanecimos acá y desde anoche nos estamos quedando acá porque en las casas no podemos entrar, están muy inundadas, allá no se puede vivir, eso huele horrible de fétido, con el agua a la cintura", comenta a Efe Valencia, quien reclama a las autoridades más tiendas de campaña y colchonetas.

Estos acampados se turnan para vigilar las casas y sus pertenencias por la noche, pues el caos atrae el pillaje y a los ladrones.

"Cogieron a dos personas con una lavadora. Ayer fueron tres ladrones que cogieron acá, había uno de ellos que estaba debajo del agua", cuenta Montoya, al recordar que un bandido fue sorprendido saltando de tejado en tejado y que no falta quien se camufla con un uniforme de la Defensa Civil.

Otros han optado por rescatar los enseres que sobrevivieron a la inundación y abandonar sus viviendas, como la familia de Luis Alberto Barrios, que cargaron con colchones, electrodomésticos y muebles para llevarlos a otra casa que arrendaron lejos del río.

"¿Por qué urbanizan todas estas casas en un río?", se pregunta Barrios, quien insiste en que esas aguas están sucias, "son una porquería", y exige responsabilidades.

Las rutinas en El Recreo quedaron modificadas totalmente, pues la mayoría de los negocios han sido cerrados durante casi una semana, con excepción de algunas tiendas que aprovecharon para vender mascarillas y botas de goma, útiles imprescindibles para sortear esta emergencia.

Quienes trabajan en el centro de Bogotá, sobre todo en el sector servicios, desayunan con dos retos: dejar en buenas manos a los niños, ya de vacaciones de Navidad, y pugnar con los vecinos por un "cupo" en los transportes públicos o en los bicitaxis.

"Nosotros necesitamos que nos resuelvan lo de la casa, si van a responder, van a reubicar, cuánto nos vamos a quedar acá", dice Valencia, quien sigue pagando las cuotas de su vivienda calificada por el Gobierno como "de interés social" y valorada en unos 15.000 dólares.

Según el Fondo de Prevención y Atención de Emergencias de Bogotá (Fopae), las aguas inundaron los hogares de 45.196 personas en Bosa y la vecina localidad de Ciudad Kennedy, y más de medio millar de vehículos quedaron igualmente anegados.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y la alcaldesa de Bogotá, Clara López, visitaron este viernes la zona y anunciaron la entrega de 1,5 millones de pesos (casi 777 dólares) a cada familia censada, así como una exención de impuestos por predios, negocios o vehículos hasta llegar al monto de los daños sufridos.

Sin embargo, para algunos damnificados estas ayudas no compensan el haber perdido todo y consideran insuficiente el alcance de las campañas de vacunación y de atención médica, ofrecidas por médicos de hospitales bogotanos a víctimas con cuadros de ansiedad, pánico o problemas estomacales.

EFE