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Bernanke la pausa de los mercados

Aunque en su más reciente reunión, la Reserva Federal de Estados Unidos no subió los intereses y esto calmó a los mercados, no es claro lo que esta entidad hará en sus reuniones de septiembre y octubre.

18 de agosto de 2006

Los mercados se calmaron desde hace ya más de un mes y la más reciente decisión de la Reserva Federal en el sentido de dejar inalterada la tasa de corto plazo, hasta tener nueva evidencia, acentuó aún más esta calma. No obstante, si hay algo claro, es que esta puede ser muy temporal, ya que existe la posibilidad real de nuevos incrementos de intereses en el futuro, con los resultados que ya todos conocemos.

Los banqueros centrales en el mundo entero están convencidos del impacto que sobre la inflación podrían tener cuatro años seguidos de crecimiento económico acelerado, altos precios del petróleo y bajas tasas de interés y están actuando para evitar a toda costa una nueva ola de alta inflación.

En un movimiento que tomó a los inversionistas por sorpresa, el pasado 4 de agosto, el Banco de Inglaterra subió la tasa de interés de corto plazo en 25 puntos básicos, de 4,5% a 4,75. La reacción inmediata fue la caída de los precios de las acciones en la Bolsa de Londres, así como los de compañías inglesas en otras bolsas, la caída del precio de los bonos y la valorización de la libra esterlina.

En una movida similar, este mismo día, el Banco Central Europeo elevó la tasa de corto plazo, también en 25 puntos básicos, de 2,75% a 3%. Esta, sin embargo, estaba totalmente anticipada por los mercados y condujo al fortalecimiento del euro frente al dólar.

Los aumentos de intereses, tanto en Inglaterra como en la Comunidad Europea, se sintieron en un primer momento en Wall Street, en la medida en que los inversionistas consideraron que la Reserva Federal de Estados Unidos en su reunión del martes siguiente necesariamente tendría que subir los intereses de corto plazo, en lo que sería el aumento número 18 de los dos últimos años.

No obstante, horas más tarde, cuando se dieron a conocer los resultados de crecimiento del empleo en Estados Unidos, muy inferiores a los esperados, sumados a una tasa de desempleo al alza, se redujo la probabilidad de que Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, subiera nuevamente los intereses. El mercado se devolvió de inmediato.

En efecto, el martes siguiente, 8 de agosto, el FOMC, que es el Comité de la Reserva Federal que tiene en sus manos el manejo de la política monetaria, decidió mantener la tasa inalterada, en lo que se debería entender no como el fin de las alzas, sino como una pausa en las mismas.

La Fed, en sus declaraciones, fue clara al afirmar que aún había riesgos de incrementos en la inflación y que por tanto existía la posibilidad de aumentos futuros. En esta oportunidad, dijo: "el crecimiento ha moderado el ritmo acelerado de comienzos de año". Como en las ocasiones anteriores, reconoció que la inflación básica había aumentado y que la combinación de una alta utilización de la capacidad productiva y de los precios de la energía tiene el potencial de sostener las presiones inflacionarias.

De las declaraciones de la Fed se infiere que mantiene el sesgo hacia más aumentos de los intereses y que lo más probable es que su siguiente movida, en la reunión de septiembre sea un nuevo incremento. Frente a esta posibilidad, es muy importante mantenerse muy atento a cualquier declaración, ya que como se pudo ver en junio, los incrementos de los intereses en Estados Unidos claramente tienen un impacto sobre los mercados del resto del mundo.