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Por lo general, los geólogos que están en los campos son quienes asignan los nombres a los pozos petroleros. | Foto: Archivo Semana

Hidrocarburos

Así bautizan a los pozos petroleros en Colombia

Las veredas, pájaros, piedras, minerales, animales, músicos, mascotas y hasta dioses griegos, le dan el nombre a los prospectos de hidrocarburos en el país. Dinero.com recopiló algunas anécdotas de quienes más saben del tema.

27 de febrero de 2012

Casualidad o no, el pozo Macondo, que el 20 de abril de 2010 estalló y produjo el derrame de 200 millones de barriles de petróleo en las aguas del Golfo de México, fue bautizado por ingenieros colombianos en honor a Gabriel García Márquez.

El director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Orlando Cabrales Segovia, reveló que “un grupo de geólogos colombianos que trabajan para BP en Houston y que estaban trabajando en ese proyecto, se ganó en una rifa el derecho para bautizar el pozo”.

Como se sabe, el accidente hizo que la British Petroleum entrara en una crisis económica que la obligó a ceder parte de sus activos a nivel mundial, entre ellos, su operación en Colombia.

Hablando de nombres y de BP, el ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas Santamaría, recuerda que “el proyecto que en su momento se analizó en Ecopetrol con los activos de BP en Colombia se conoció durante mucho tiempo internamente como el proyecto Amalia, entonces la gente hablaba de él sin que algunos entendieran de qué se estaba hablando. Y casualmente Amalia es una hija mía”.

Esto obedece a que se usa mucho en la industria petrolera poner nombres a proyectos estratégicos que sean secretos hasta que se vuelvan realidad, de acuerdo con el titular de la cartera minero energética.

¿Cómo bautizan un pozo?

En Colombia no existe un manual de instrucciones que indique la manera de denominar un pozo petrolero. Por lo general, son los geólogos que identifican el prospecto quienes escogen cómo llamarlo.

Luis Ernesto Rojas, superintendente de Exploración del Valle Medio del Magdalena de Ecopetrol, contó que la nomenclatura de los bloques ahora corre por cuenta de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, mientras que los pozos los bautizan los geólogos.

Y aunque cada empresa tiene su manera de hacerlo, en Ecopetrol hay ciertos parámetros, no escritos y casi supersticiosos, que “rigen” la denominación de un pozo.

“Nosotros ahora tratamos de evitar los nombres de localidades geográficas, para no tener conflictos con las comunidades, como lo que pasó con el campo Gibraltar, que fue objeto de discusión sobre si era de Boyacá o de Norte de Santander”, afirmó.

No se usan nombres de frutas, flores y minerales porque “traen mala suerte”, dijo el superintendente de Ecopetrol. Mucho menos, los que evoquen agua, ya que “estamos buscando petróleo y no nos gusta que nos salga agua”.

Pasó con un pozo: Tocoragua, que después de ser perforado, sólo arrojó eso: agua.

Según Julio César Vera, director de Hidrocarburos del Ministerio de Minas y gran conocedor del tema, “los nombres están muy asociados a los contratos, a la morfología de la zona, a la geografía, a la diversidad etnológica. En el Llano ha sido muy común el nombre de animales”.

PetroMagdalena, empresa de origen canadiense, acude a nombres de pájaros. Entre su portafolio aparecen campos como Cernícalo, Arrendajo y Cubiro y pozos como Mirla Negra, Azor y Petirrojo.

Para escoger los nombres, en ocasiones la empresa hace rifas entre sus trabajadores que hacen sus postulaciones y finalmente un comité escoge al ganador. En uno de los concursos, a falta de más pájaros, una empleada escogió Yopo, que es el árbol en honor del cual bautizaron a Yopal.

José Francisco Arata, presidente de Pacific Rubiales, dijo que “es más bonito identificar un nombre, bien sea de algún río local o alguna palabra que tenga algún significado en las leguas de origen de las áreas en donde estamos explorando”.

Las mil y una anécdotas

Hace unos años, uno de los líderes de exploración de Ecopetrol en el Valle Superior del Magdalena era aficionado a los vinos. De allí, que algunos de los pozos en esta zona recibieran nombres como Merlot, Tempranillo o Garnacha.

El pozo Sonero debe su nombre a los cantantes que se distinguen por su capacidad de llegarle a la gente, mientras que otros como Rumbero y Guepajé evocan alegría, y el pozo Ahuyador es un homenaje a la mascota del geólogo que descubrió determinada zona.

Olpar, y no Old Parr: por poco y un pozo en Colombia recibe el nombre de una reconocida marca de whisky. Se definió Olpar por darle un toque de jocosidad al tema, pero a algunos no les gustó y tuvo que ser modificado.

Pozo El Coyote: en un área que Ecopetrol lleva evaluando muchos años, y de la cual nada se ha obtenido, los geólogos llegaron a la conclusión de que encontrar petróleo allí era más difícil que el hecho de que el Coyote alcanzara al Correcaminos. De ahí su nombre.

Pozo Caronte: es un prospecto que se va a perforar este año, pero tiene un nombre algo sombrío. En la mitología griega, Caronte era el barquero encargado de guiar las sombras errantes de los difuntos recientes de un lado a otro. Por lo general, esta clase de denominaciones no se utiliza.

Frankmave: era un pozo de Petrotesting en los Llanos Orientales que recibió su nombre para evocar a Frank Kanayet (líder del grupo) y Manuel Venancio, que era el geólogo. Lo cierto es que resultó seco.

Pirirí, el campo adyacente a Rubiales, es el nombre de la comunidad indígena de la zona que lo rodea. Y con el Campo Rubiales sucedió lo contrario, fue éste el que le dio el nombre a su compañía operadora, Pacific Rubiales Energy Corp.

Los más viejos

Históricamente, los geólogos acudían a nombres característicos de la geografía local, como nombres de veredas, ríos, pueblos, entre otros, para nombrar los pozos, que en caso de arrojar un descubrimiento, se convierten en campos.

La Cira Infantas es el campo petrolero más antiguo del país, y lo empezó a explotar la empresa Troco (Tropical Oil Company) en 1921. Durante la conquista, Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de Santa Fe de Bogotá, fue el primero en reportar la presencia de “oro negro” en los afloramientos de petróleo del Valle Medio del Río Magdalena, que llamaron Las Infantas en honor de las dos princesas de España.

Y Cusiana, Caño Limón y Rubiales, son los nombres de los ríos cercanos a los descubrimientos del mismo nombre en Casanare y Meta.